Capítulo XX: "Sentimientos Mezclados"

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DOS DÍAS DESPUÉS

LOS ANGELES, CALIFORNIA

Jennie, caminaba por uno de los muchos pasillos del edificio principal de la universidad, con su mochila en la espalda y uno de sus libros de Derecho Romano, bajó el brazo. Hace menos de diez minutos que había salido de la última clase del día y ahora se dirigía al auditorio, dónde todos los estudiantes habían sido reunidos por el Decano, para una asamblea de suma importancia.

No sabía bien de que trataba todo esto, pero estaba segura que tenía algo que ver con el supuesto viaje del que todos habían estado hablando en la cafetería estos últimos días.

— ¡Jendeukie, espera!. —escuchó a Jisoo gritar y disminuyó el paso, permitiéndole alcanzarla.

— ¿Tú dónde estabas?. —preguntó Jennie, cuando Jisoo llegó a su lado, con la respiración algo agitada—. Te estuve esperando fuera de la facultad de Ingeniería y en ningún maldito momento te ví. —dijo molesta—. Incluso le pregunté a Tzuyu, por tí y me dijo que fuiste la primera en abandonar el salón, cuando la clase terminó.

— Tranquila, no te molestes. —pidió Jisoo, luego de recuperar el aire. Llevó una de sus manos al bolsillo de su chaqueta y de ella sacó dos barras de chocolates, de las cuales le dió una a Jennie—. Solo tenía algo de hambre y decidí ir por dos barras de chocolate, pero había una jodida cola en la máquina distribuidora que me atrasé.

Jennie cómo una respuesta, asintió y le quitó la envoltura a la barra de chocolate, empezando a comerla. Caminaron juntas un par de minutos más, hasta llegar al auditorio que recién empezaba a llenarse. Habían llegado justo a tiempo para conseguir un lugar donde sentarse y no tener que quedarse de pie, con los que llegaban tarde. Avanzaron un poco hasta las filas delanteras que eran las menos ocupadas y de inmediato, Jennie se quitó la mochila y la dejó al lado de su asiento, guardando un lugar para Lisa, quien estaba segura que no tardaba en llegar.

— ¿Y tú por qué guardas un lugar?. —le preguntó a Jisoo, al ver que había dejado su mochila en uno de los asientos vacíos—. ¿Quién te hará compañía?.

— Es para Rosie. —respondió con una pequeña sonrisa en el rostro, que Jennie no pudo ver—. Acabo de enviarle un mensaje preguntándole si va a venir y me dijo que sí. Que en unos minutos estarán aquí, así que necesitará un lugar para sentarse.

— Es cierto, se me olvidaba que ahora las dos son super amigas. —dijo Jennie con burla, recordando cómo la noche anterior, las había visto jugar videojuegos por horas—. Cuando Lisa y yo les pedimos que se llevaran bien, jamás creímos que lo harían así de fácil. Y véanse ahora. Hasta se envían mensajes.

— Si bueno, cuando la felicidad de nuestras hermanas está por medio, se hacen hasta milagros. —dijo Jisoo, sacando de su mochila la consola Swich que había comprado una semana atrás. Necesitaba pasar el tiempo, mientras la asamblea empezaba y no había mejor forma de hacerlo, que jugando videojuegos.

Dos días atrás, Jennie y Lisa, le habían pedido a ella y a Rosé, que intentaran llevarse de una mejor manera, para que el ambiente fuera más ligero y ninguna se sintiera incómoda, ahora que estabas empezando una especie de relación. La primera en aceptar fue Rosé, quien no dudo ni un solo segundo en brindarles su apoyo y prometerles que haría todo lo que estuviera en sus manos, para mantener todo en calma. Jisoo por otro lado había intentando negarse a tal petición, pero solo bastó ver la sonrisa en el rostro de su hermana, para cambiar de opinión. No le importaba hacer lo que fuera, con tal de verla así de feliz.

Así que ese mismo día, hicieron las pases en el auto mientras volvían a casa, y para cerrar el trato, decidieron pasar el resto de la tarde, las cuatro juntas en la casa de Jennie y Jisoo. Durante horas se divirtieron viendo películas y jugando uno de los muchos videojuegos que Jisoo poseía en su colección.

En Busca De Mis AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora