Capítulo XIII: "Confesiones"

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LOS ANGELES, CALIFORNIA

ESE MISMO DÍA EN LA NOCHE

— Listo, ya llegamos. —dijo Jennie, aparcando el auto fuera de su casa.

— No es necesario que digas siempre lo mismo cuando llegas a un lugar, creeme que uno sabe bien cuando llegó a su destino. —dijo Jisoo con un tono burlón, haciendo que Jennie pusiera los ojos en blanco—. Pero te lo dejaré pasar, solo porque ha sido un día demasiado difícil para tí.

Jennie no respondió, únicamente giró su rostro para ver hacía la casa de los Manoban y apretó con una mano, la bolsa que llevaba sobre su regazo. Después de lo sucedido con Lisa, había decidido despejar su mente; así que junto a Jisoo se habían ido a cenar a su restaurante favorito. Al terminar, ambas se dirigieron al supermercado que estaba frente al restaurante y compraron galletas con chispas de chocolate, jugos naturales y alguna que otra revista. Todo esto, para poder llevárselo a Lisa.

— ¿Estás segura que no quieres ir conmigo?. —preguntó Jennie, quitando las llaves del auto y tomando la bolsa entre sus manos.

— Me gustaría, pero tengo un torneo online y no puedo fallarle al equipo. —dijo abriendo la puerta para poder salir. El torneo online era solo una excusa, la verdad era, que no quería ir porque sabía bien que Rosé, ya se encontraba en la casa y no tenía el valor de verla, después de todo lo que Lisa le había dicho por la tarde—. Pero dile a Lisa que espero que se recupere pronto.

— Bien, yo se lo diré. —dijo abriendo la puerta y saliendo del auto. Cuando estuvo fuera de el, le lanzó las llaves del auto a Jisoo—. Nos vemos más tarde. Que te diviertas en tu torneo.

— Gracias. —dijo Jisoo, dándole una suave sonrisa, antes de girar sobre sus pies y empezar a caminar hacia su casa.

Jennie en cambio, se mantuvo en su lugar por algunos segundos. Se acercó a uno de los espejos del auto, checando su apariencia antes de caminar hacia la casa de los Manoban. No podía negarlo, estaba nerviosa por llegar a un terreno desconocido, pero necesitaba hacerlo, si quería saber el estado de Lisa.

Llegó a la entrada de la casa y soltó un largo suspiro, mientras pasaba una mano a través de su cabello. Extendió uno de sus dedos para tocar el timbre y segundos después, escuchó algunos pasos en el interior que poco va poco se iban acercando. La puerta por fin se abrió, dejando a la vista, a la madre de Lisa.

— Hola Jennie. —dijo la madre de Lisa, de manera amable.

— Ummm... Buenas noches, señora Manoban. —dijo Jennie, dándole una sonrisa nerviosa—. Yo... Yo venía a ver a Lisa.

— Oh claro, pasa adelante —Chitthip dijo, mientras abría un poco más la puerta, permitiéndole a Jennie, entrar a la casa.

Los ojos de Jennie, se abrieron con mucha sorpresa, cuando vió el interior de la casa. Los muebles se veían de muy buena calidad y las decoraciones parecían ser bastante costosas. Sin duda los Manoban eran gente con mucho dinero. El sonido de la puerta siendo cerrada, la hizo abandonar sus pensamientos y se giró para ver a la señora Manoban.

— ¿Cómo está?. —preguntó Jennie, refiriéndose a Lisa.

— Mucho mejor. —respondió Chitthip, bajando la mirada al suelo—. No sabes cuánto te agradezco que hayas actuado de inmediato. Ella pudo haberse hecho daño. —"o causado daño" dijo Chitthip en su mente. Al ver que Jennie la veía expectante, decidió hablar de una vez por todas y decirle aquella mentira que entre todos habían organizado. No le gustaba mentir, pero tampoco podía decirle a Jennie toda la verdad—. Lisa es epiléptica. Cuando tenía 13 años, empezó a sufrir de ataques y desde entonces ha lidiado con ello. Con el tiempo los ataques fueron disminuyendo y ahora solo aparecen cuando está demasiado estresada. Hace más de tres meses que no sufría de un ataque, pero le tocó hacerlo hoy.

En Busca De Mis AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora