Capítulo XXX: "Amaneceres"

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A LA MAÑANA SIGUIENTE

EMIGRANT GAP, CALIFORNIA

HOTEL OCEAN DREAMS

Jennie, abrió los ojos lentamente, viendo cómo los rayos del sol entraban por la ventana de la habitación. Cómo de costumbre, se estiró sobre la cama y una sonrisa apareció en su rostro al toparse con el toque de un cuerpo. Giró su rostro y conectó sus ojos con la bella chica que dormía pacíficamente a su lado. Llevó su mano a la mejilla y con delicadeza la acarició, antes de tomar un mechón de su cabello y ponerlo detrás de su oreja,  dejando a la vista su rostro. Aún le costaba creer que esa chica de nombre Lisa, la noche anterior la había hecho la mujer más feliz del mundo al aceptar ser su novia.

La noche anterior, habían charlado hasta altas horas de la mañana, tratando de conociéndose más de lo que ya lo hacían. Ahora Jennie, conocía todo de Lisa, sabía de sus gustos por los gatos y cómo tenía planeado adoptar uno en un futuro. Lisa por otro lado, había descubierto que Jennie amaba los autos a tal grado de tener un gran colección de pequeños coches en el sótano de su casa, junto a todas las construcciones de LEGO, que en el pasado había armado.

Cosas simples para unos, pero importantes para ellas y su futuro.

El movimiento de Lisa, trajo a Jennie de nuevo a la realidad y sonrió cuando la vió llevar sus manos a su rostro y restregar sus ojos.

— Buenos días. —dijo Lisa, con voz ronca, viendo a Jennie con dulzura—. ¿Qué tal dormiste?.

— De maravilla. —confesó Jennie, sin dejar de verla—. Ayer, la chica más hermosa del mundo, me hizo muy feliz, al aceptar ser mi novia.

— Vaya, ¿Quien es la afortunada?. —Lisa, le siguió el juego—. ¿La conozco?.

— No lo sé, su nombre es Misa Manola, ¿Te suena?. —preguntó divertida.

Lisa al escuchar su respuesta, soltó una estruendosa carcajada y negó divertida.

— Sabes que acabas de arruinar el juego, ¿Verdad?. —preguntó Lisa, cuando dejó de reír—. Dios Jennie, pudiste ser un poco más ingeniosa.

— Lo siento, no soy buena en estos juegos. —aceptó haciendo una mueca de tristeza. Lisa al ver su expresión, se acercó a ella y besó su mejilla antes de abrazarla con cariño—. Prometo mejorar.

— No es necesario. —la tranquilizó Lisa, sin soltarla—. Te amo así cómo eres.

Jennie asintió con una sonrisa y le devolvió el abrazo, manteniéndose en la misma posición por más de diez minutos, hasta que escucharon cómo la alarma que Jennie había puesto la noche anterior, empezaba a sonar.

— Quisiera pasar más tiempo abrazada a tí, pero debemos de preparamos para volver a casa. —dijo Jennie, separándose de Lisa y sentándose a la orilla de la cama—. En dos horas nos entregan el auto, así que más vale estar listas.

— Claro, pero primero necesito mi beso de buenos días. —dijo Lisa, colocándose detrás de Jennie, abrazándola con sus brazos y de esta manera, evitando que se pudiera poner de pie.

— Es cierto, olvidaba darle el beso de buenos días, a mi hermosa novia. —respondió Jennie, girando su rostro hacia la derecha dónde el rostro de Lisa se encontraba y besando sus labios con delicadeza. Ambas tenían aliento matutino, pero parecía no importarles en lo absoluto—. Maldición, amo tus labios.

— Y yo los tuyos. —respondió Lisa, antes de volver a besarla rápidamente—. Ahora, si son buenos días.

— Muy buenos. —estuvo de acuerdo Jennie—. Y cómo ya nos dimos el beso de buenos días, será mejor que empecemos a prepararnos. ¿Te parece bien, Lili?.

En Busca De Mis AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora