Capítulo XXI: "Ayuda Inesperada"

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HORAS DESPUÉS

LOS ANGELES, CALIFORNIA

CASA DE JENNIE

— ¡Listo, ya estamos aquí!. —Dijo Jennie, mientras abría la puerta de su casa. Giró sobre sus talones y vió a Moonbyul y Lisa, caminando lentamente junto a Jisoo, que con cada paso que daba, parecía morir—. ¿Necesitan que las ayude en algo?.

— Tranquila, nosotras podemos con el zombie. —dijo Moonbyul con burla, ganándose un gruñido por parte de Jisoo, que la hizo reír—. Pero podrías ayudar, arreglando su habitación.

— No. —dijo Jisoo, con la respiración entrecortada—. No creo poder subir las escaleras.

— Entonces arregla el sofá. —pidió Lisa y Jennie asintió entrando a la casa. Con rapidez, quitó los videojuegos que la noche anterior Jisoo había dejado sobre el sofá y los colocó junto a las consolas que descansaban bajo la televisión. Volvió al sofá y cuando se encontraba acomodando los cojines, vió a Moonbyul y Lisa, aparecer junto a Jisoo, que ahora se veía más pálida y sus piernas se movían cada vez más lento—. Que bueno que ya terminaste, porque tu hermana está por desplomarse.

Jennie se acercó a Lisa que de las dos era la más cansada y tomó su lugar. Junto con Moonbyul, la llevaron hasta el sofá y con sumo cuidado la hicieron sentarse. Jisoo, casi soltó un par de lágrimas de alegría, al sentir su espalda golpear con el suave sofá.

Algunas horas habían pasado desde que la encontraron en el campo de fútbol americano. Y en ese tiempo, únicamente se la había pasado en la enfermería, siendo atendida y examinada por los chicos que ahí trabajan. Después de limpiar sus heridas y curarlas, le practicaron algunos exámenes y rayos X, dónde habían descubierto que una costilla del lado derecho estaba rota, al igual que el dedo anular de su mano izquierda. Su rostro por otro lado, estaba hinchado en algunas partes. Su labio inferior se encontraba roto y su ceja derecha también.

Jisoo, era conciente de que le costaría mucho movilizarse debido a todos los golpes en su cuerpo; pero era cuestión de un par de semanas para volver a su vida normal. Mientras tanto, debía de soportar que todos la vieran con lastima y la ayudaran incluso a ir al baño. Cómo si ella fuera una inútil que no pudiera hacerlo sola.

— ¿Te sientes cómoda?. —Jennie preguntó, ganándose un leve asentimiento por parte de Jisoo—. ¿No quieres más cojines?. Si quieres, puedo traerte una cobija o algo.

— Estoy... Bien. —dijo de manera pausada. Aún estaba tratando de recobrar las fuerzas que había perdido al caminar desde el auto de Jennie, hasta el interior de la casa—. Solo... Quiero que el dolor... Desaparezca.

— Tranquila, yo me encargaré de eso. —Moonbyul tomó la palabra, mientras sacaba de un pequeño maletín un par de guantes de látex, junto con una jeringa y un pequeño frasco de cristal, color marrón. Se colocó los guantes y le quitó el envoltorio de la jeringa, para luego incrustar la aguja en la abertura del frasco y sacar de el, todo su contenido—. Esto de aquí, calmará el dolor por varias horas. No significa que desaparecerá, porque no es mágico. Pero te hará sentir un poco mejor.

Se acercó a Jisoo, y tomó su brazo para limpiarlo con un algodón esterilizado, antes de colocarle el medicamento. Al terminar, se alejó de ella y metió todo lo utilizando dentro de una bolsa plástica, antes de guardarlo de nuevo en el pequeño maletín.

— Muchas gracias por eso, Moonbyul. —dijo Jennie, al ver cómo el rostro de Jisoo, se relajaba solo un poco—. Siempre estaré agradecida contigo, por todo lo que hiciste hoy por mí hermana.

— No fue nada. Cómo futura doctora, es mi deber. —dijo con una sonrisa—. Además, tu y ese zombie me caen bastante bien.

De nuevo, Jisoo gruñó, haciendo a las tres chicas reír.

En Busca De Mis AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora