Capítulo II: "Destrozando la Fantasía"

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REFERECIAS (FICTICIAS):

Superiores: Es el nombre que reciben los seis ángeles que representan al Real Consejo.

Recaudadores: Ángeles encargados de la selección de las almas puras que en un futuro se volverán ángeles.

Divididos: Seres, con el alma dividida entre maldad y pureza.

Nota: Cómo lo dice al principio. Estás referencias son ficiticias. sacadas totalmente de mi mente.

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UNA HORA DESPUÉS

CUARTO CIELO

TEMPLO DEL REAL CONSEJO

Vario tiempo había pasado desde que habían llegado al templo y lo único que Lisa había hecho, era permanecer sentada sobre una banca dorada y a su lado se encontraba Rosé. Ambas, con la mirada fija en aquella pintura de la Santa Trinidad. No sabían con exactitud cuando tiempo habían transcurrido, pero Lisa estaba segura que ya era bastante, porque empezaba a ver cosas raras en la pintura frente a ella.

— ¿Por qué me harán esperar tanto?. —le preguntó a Rosé y esta solo se encogió de hombros, sin saber la respuesta—. Ya no puedo perder más tiempo aquí.

Y sin más, se puso de pie y caminó con determinación hacía la gigantesca puerta dorada que se encontraba a unos metros. Rosé, al ver lo que su amiga intentaba hacer, saltó de su lugar y corrió hasta llegar a su lado para detenerla, pero su intento había sido en vano, pues Lisa ya había logrado abrir la puerta de la habitación, donde los seis ángeles que componían el Real Consejo y sus padres, se encontraban.

Todos los presentes en aquella habitación, giraron en su dirección y la vieron fijamente, esperando que se retirara, pero al no hacerlo. Uno de los seis superiores, intervino.

— Aún no puedes entrar, Pranpriya. —dijo mostrando su descontento—. Retirate.

— No lo haré, hasta que me expliquen todo. —dijo ingresando a la habitación y caminando hasta quedar frente a los seis grandes pedestales frente a ella—. Por la mañana me sentía bastante bien, sin ninguna molestia y de pronto, sufrí un desmayo que impidió que me entregaran mis alas. ¿Que significa esto?. ¿Tienen algo que ver con ello?.

— Pranpriya, por favor, deja que nosotros arreglemos esto. —dijo su padre con preocupación—. Estoy seguro que vamos a lograr que te den tus alas, pero por favor, sal de aquí.

— No, Marco. Deja que se quede. —dijo uno de los superiores, que permanecían en los pedestales—. Ella quiere saber la verdad. ¿Por qué no se la dices?. —Lisa alejó la mirada de su padre, para ver a aquel ángel que hablaba con un tono de superioridad—. ¿Por qué no de una vez le dices a Pranpriya, que ella jamás podrá tener sus alas?.

Los ojos de Lisa se abrieron con sorpresa al escuchar esas palabras. ¿Ella nunca tendría sus alas?. ¿Cómo era aquello posible?. No, debía de ser una equivocación. Durante toda su vida, se habla dedicado a demostrarle a todos que era digna y su alma, pura. No podían simplemente venir y decirle que no tendría sus alas. En sus 115 años de vida, se había visto sumergida en las sagradas escrituras celestiales, con tal de obtener toda la información necesaria. Esto no podía ser cierto.

— Está bromeando ¿Verdad?. —le preguntó a su padre y este, solo bajó la mirada al suelo—. Papá, dime qué lo que él dice, es mentira.

— ¿Por qué mentiría?. —preguntó el superior, que minutos atrás, había revelado aquello—. ¿Qué gano yo con mentirte, Pranpriya?. Exacto, absolutamente nada. —Lisa lo observó y por una fracción de segundos, sus ojos de tiñeron completamente negros, haciendo que el superior, sintiera temor—. Y no te molestes conmigo, hazlo con tu padre, quien te metió en todo este lío.

En Busca De Mis AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora