07| Tímpano salió del chat 🧠

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—Estaba pensando en llamar a la policía si no aparecías antes de las doce— lo saludó Hoseok sentado cómodamente en una silla, inspeccionando con mucha delicadeza y cuidado su trabajo hecho a madera que aún continuaba sobre la mesa del comedor.

Yoongi quitó la llave de la cerradura, dejó sus zapatos al lado de la puerta y tiró las llaves en la encimera de la cocina que estaba a un costado de la puerta de entrada —Eres un llorón —le dijo con una sonrisa en el rostro —Sólo me tardé un par de horas más de lo habitual.

Hoseok levantó su cabeza y lo siguió con la mirada hasta que Yoongi se recostó en el sillón frente a él —¿Tuviste una cita?— inquirió, mirándolo juguetonamente.

El pelinegro amaba esa relación liberal que tenía con su amigo, ninguno de los dos amarraba al otro en términos amorosos o sexuales, cada uno hacía lo quería con sus vidas, pero sin colocarlas en riesgo, claramente.

—No, estúpido— le respondió, esquivando la mirada fija y delatora de Hoseok —Sólo fuimos a una tienda de dulces— sacó la bolsa de su morral y se la mostró, la pegatina de osito aún servía como cierre fácil.

—Ir de compras es una cita, Yoongi— su amigo se levantó con cuidado de donde estaba y se abalanzó sobre el pelinegro, comenzando una guerra de fuerza para obtener esos dulces lejos de su preciada construcción de madera. Pero un codo fue a parar a las costillas del chico pelirrojo y terminó tirado en el suelo pidiendo clemencia, Yoongi podía ser el pasivo de la relación pero eso no significaba que no tuviera fuerzas, la ventaja que tenía Hoseok sobre él es que podía someterlo a través del placer corporal.

—¿Es ese tal Jimin?— le preguntó desde el suelo, recuperando el aliento y sin dejar de sonreír. Yoongi lo había derrotado olímpicamente, así que comer un dulce de esa bolsa tendría que esperar.

—Sí— y antes de que su amigo volviera a abrir la boca, el pelinegro se adelantó —Y a pesar de que Taehyung también lo llamó cita, no fue una cita.

Al menos por culpa de la señora y sus naranjas, el pelinegro no pudo sentirlo así. Pero no podía negar que con la compañía de Jimin su corazón se había sentido mucho mejor, tanto así, que ni siquiera necesitaba hablarlo con su amigo para obtener una segunda opinión o un consuelo.

—Lo que tú digas, amor mío —se burló Hoseok subiendo al sillón y recostándose al al lado de Yoongi —El nombre de Jimin me suena conocido.

El pelinegro lo miró —¿De verdad?

—Sí, pero no recuerdo de dónde— al ver el rostro pensativo de su amigo, Hoseok decidió no seguir ahondando el tema. Su mayor se veía muy feliz, y él no quería arruinar eso con sus teorías estúpidas —De todas formas, puede que sólo sea una confusión, no es el único Jimin que existe en el mundo.

—Si lo conocieras, estoy seguro de que te agradaría, nunca deja de sonreír, es como tú. —el pelinegro tomó el brazo de su amigo y se lo pasó por los hombros, Hoseok entendió la indirecta y dejó que se apoyara en su hombro para luego hacerle cariño en el cabello —Taehyung también es muy simpático.

—¿Taehyung es su amigo?

Yoongi asintió —Su mejor amigo, creo.

—Muy bien, si tú consideras que soy digno de conocerlos, entonces lo haré encantado.

El pelinegro rio y le golpeó el pecho —Eres un idiota— ni siquiera sabía si seguiría hablando con ellos, una parte de él lo anhelaba, porque eso significaba tener una compañía grata durante los recesos, pero otra parte de él se negaba a relacionarse con alguien en la universidad, por miedo a volver a quedar solo cuando esas personas decidieran que ya no era ameno pasar tiempo con él.

Y aunque Jimin y Taehyung no parecían ser ese tipo de personas, él aprendió que nunca debía juzgar a un libro por su portada, por muy hermosa y prolija que fuera.

—Un idiota al que amas— dijo Hoseok.

—Un idiota al que amo— afirmó Yoongi.

—¡Yoongi hyung!— su tímpano derecho decidió renunciar a su oreja apenas volvió a escuchar el grito que profirió Taehyung desde el otro lado del edificio

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—¡Yoongi hyung!— su tímpano derecho decidió renunciar a su oreja apenas volvió a escuchar el grito que profirió Taehyung desde el otro lado del edificio.

El pelinegro se detuvo y esperó a que el chico castaño llegara hasta él, en el rostro se le notaba que había hecho un largo recorrido desde el área científica hacia la humanista, pero la sonrisa plasmada en sus labios daba a entender que había valido la pena.

—¡Me aceptaron en el equipo!— se colgó de los hombros del mayor y dio varios saltitos de emoción. Se conocían hace muy poco, pero Taehyung desconocía lo que era el espacio personal —¡Gracias, gracias!

Yoongi rio a la par con él y dejó que lo abrazara tanto como quisiera, el castaño le sacaba casi una cabeza y media de altura pero no por eso dejaba de ser su menor, y ahora incluso sería su compañero de equipo al cuál debía proteger si alguien se sobrepasaba con él en algún partido.

—Aún no le cuento a Jimin hyung— dijo cuando se separó del abrazo —Voy a comprar el almuerzo y lo esperaré en el comedor de nuestra facultad ¿Quieres venir conmigo? Estoy seguro de que le alegrará verte.

—¿Las clases de Jimin aún no terminan?— le preguntó, recibiendo una respuesta negativa de Taehyung.

—Adoptamos la práctica de que yo compro el almuerzo para ambos y luego él me paga su parte, porque cuando los de último año pueden salir a almorzar, todo lo delicioso ya se terminó, ya sabes que las cosas no las reponen hasta el otro día— le explicó el menor mientras buscaba la sombra del edificio, no hacía mucho calor, pero el sol daba más fuerte de lo que le gustaría.

—En ese caso— dijo Yoongi —Vamos a comprar el almuerzo para Jimin y para nosotros antes de que todo lo sabroso se acabe.

Taehyung sonrió en grande, invitándolo a caminar con un movimiento de cabeza, de vuelta otra vez hacia el área científica. Realmente ese dúo era muy especial para hacer sus cosas.

—A mí también me alegrará verlo— murmuró Yoongi para si mismo, intentando frenar la sonrisa que quería aflorar en sus labios y rogando para que Taehyung no lo hubiera escuchado.

Pero para su mala suerte -o buena, quizás- el castaño tenía un oído casi biónico, solamente fingía no haber oído.

¡Hey, cerebrito! || JIMSUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora