No tenía idea de como localizar a su madre, así que lo único y más inteligente que se le ocurrió en el momento, fue ir hacia la mansión de los Jung y pedirles que lo ayudaran a contactar a su progenitora. —¿Estás seguro, cariño? —preguntó Dayeon, la madre de su amigo. A pesar del leve viento invernal que corría afuera, ella llevaba un vestido rojo de flores negras que se apegaba a su figura, pareciera que iba saliendo justo cuando Yoongi decidió tocar su puerta.
—Sí, nona —se acercó a ella y le tomó las manos para implorarle —Encontré a una persona que me hace feliz —y en el rostro de la mujer, vio asomarse la sonrisa más genuina y sincera que alguna vez había visto. Era la sonrisa de una madre orgullosa —Pero no puedo estar bien con él, si aún no arreglo las cosas con Haneul, mis emociones no estarán estables, y tengo miedo de que por eso pueda perderlo. Necesito primero estar bien conmigo mismo, para poder estar bien con él.
Y aunque se haya referido a una persona masculina, la sonrisa de Dayeon seguía plasmada en aquel rorostro. Yoongi sabía que ella estaba recordando a Jimin, después de todo, cuando Haneul decidió regresar, la señora Jung tuvo un comportamiento muy parecido a su hijo, hablar y preguntar cosas cuando no debía—Está bien, cariño —subió su mano para acariciarle los cabellos negros, totalmente distintos a la genética pelirroja de la familia Jung —Tengo su dirección, por si quieres ir a verla, también tengo su número telefónico ¿cuál prefieres?
Yoongi se lo pensó por un momento, ¿qué sería lo adecuado? ¿Llamarla? ¿Ir a verla? Ni siquiera sabía cómo hablar con ella, solo tenía claro qué decirle, y que quizás fuera bruto, pero no conocía otro trato de su parte más que ese. —Creo...creo que quiero su dirección, no puedo huir de su rostro para siempre ¿verdad?
La madre de su amigo asintió —Claro que no puedes, vida mía.
Yoongi suspiró. —Entonces...deme su dirección, por favor.
Su progenitora adoptiva sonrió con infinito amor y le besó la frente —Bueno, pero promete venir a vernos luego de que hables con ella, cocinaremos algo que te guste, trae a Hoseok y a tu persona especial si quieres —y así lo haría, Yoongi jamás le daría la espalda a una familia que le abrió los brazos sin dudarlo. Estaría incluso feliz de presentarles a Jimin, porque sabía que lo recibirían con el mismo amor que lo recibieron a él hace muchos años atrás. Los Jung eran angeles de carne y hueso.
Iba con toda la confianza, sabiendo qué puerta tocar y a qué hora, pero cuando la persona al interior del hogar abrió ese trozo de madera reforzado, su confianza se esfumó en un vacío, un hueco sin fondo, donde sentía que no podría recuperarla una vez perdida.
Ella lo miró asombrada y con un atisbo de sonrisa en los labios, Yoongi lo intentó, de verdad que lo intentó, pero solo sentía rencor, y a juzgar por la reacción un poco tardida de Haneul, ella se dio cuenta. —Yo... —la mujer abrió y cerró la boca, buscando algo que decir —Mm...¿necesitas...algo? —Yoongi sabía que no se atrevería a pronunciar la palabra "hijo" nuevamente, y aunque lo hiciera, él no se lo permitiría.
—Sí. Necesito algo.
Ella miró hacia todas partes y luego volvió a fijarse en sus ojos —¿Qué es..? —Yoongi esperó a qué terminara —Es decir ¿quieres pasar?
Él negó —Necesito que me expliques —vio la confusión cruzar fugazmente por el rostro de Haneul, pero llegó de la misma forma en que se fue, ella sabía que la única razón por la que su hijo iría a visitarla, era para pedirle explicaciones de sus actitudes pasadas —Quiero saber, qué pasó por tu mente cuando te fuiste y me dejaste solo. ¿Recuerdas qué edad tenía?
Ella soltó un leve suspiro —Lo que más he querido es explicarte —Yoongi apretó los dientes, quería creerle, tan solo si no hubiera tardado tanto tiempo en volver —Tuve que irme, porque tu papá lo era todo para mi, y si me quedaba en esa casa, terminaría muriendo igual que él, y tú eras muy joven para presenciar la muerte de tus dos padres.
—¿De verdad pensabas en suicidarte? —inquirió, adivinando hacia donde se dirigía la conversación.
—Fue una opción durante muchos meses.
Yoongi juntó el entrecejo —¿Y por qué no me lo dijiste? —preguntó con su corazón dolido —¿Por qué nunca me contaste nada?
—Porque eras muy joven —insistió ella —muy joven para que tu padre muriera, muy joven para ver a su madre colgarse de un balcón. Eras demasiado joven para pasar por todo lo que estabas pasando. Si yo no me iba, todo cuanto pasó hubiera sido peor.
—Pero elegiste irte, pudiste haberme llevado contigo, de alguna forma nos hubiéramos arreglado, estoy seguro de que sí.
Haneul cerró los ojos —No iba a hacerte pasar por la misma miseria que yo —sacó una fotografía de su billetera y se la tendió a Yoongi —Durante años viví en una habitación como esa, esperando que las cosas algún día mejoraran, extrañando a tu padre y extrañandote a ti, sabiendo que el parecido entre ustedes dos era gigantesco. —la habitación no era más que una cama y un mueble diminuto a su lado, ni siquiera se le podía llamar habitación.
Hasta cierto punto, no era tan descabellado lo que hablaba, es cierto que la muerte de ambos padres hubiera sido peor, sin embargo, la ausencia de uno ya era suficiente para ser catastrófica, porque ni siquiera sabías si estaba vivo o muerto.
—Haneul, me hubiera gustado saber lo que pasaba por tu mente, quizás no te hubiera ayudado en nada, más sería un estorbo, pero la menos, habría entendido siete años antes el porqué te fuiste. —miró el rostro algo envejecido de la mujer y relajó su expresión, ya no tenía tanto enojo al escuchar un poco de explicaciones, pero aún le seguía carcomiendo todo lo que pasó, la confianza no iba a recuperarse de la noche a la mañana, menos si las cosas pudieron haber sido distintas.
—Lo sé. Y cuando conversé con Dayeon años después, entendí todo el daño que te había hecho. Porque en un momento donde lo único que ronda a tu mente es el suicidio, creeme que es imposible pensar en otra cosa. Te nubla los pensamientos y la capacidad de razonar.
—Entonces...los Jung no sabían que te irías? —siempre tuvo esa interrogante, todas las noches se preguntaba si alguno de los integrantes lo sabía. La madre de Hoseok, era quien más probabilidades tenía de estar involucrada, y en caso de ser así, a Yoongi le costaría mucho aceptarlo.
—Sabían que yo no estaba bien, es por eso que si me iba, tenía la certeza de que Dayeon no te dejaría caer a un servicio de protección de menores. —estuvo a segundos de ingresar a uno, pero suponía que la influencia monetaria de la familia lo impidió.
Yoongi miró al suelo e intentó encontrar en el las respuestas que necesitaba —Te agradezco por...hablar conmigo —murmuró entre dientes, desde pequeño, siempre fue eso lo que quiso, una simple explicación del porqué pasó todo, y por fin la había conseguido, aunque no era lo que esperaba, era demasiado banal para todo el dolor que causó.
—No, gracias a ti por querer escuchar —ella intentó dar un paso y Yoongi se lo permitió —Quizás no pueda reparar el daño que provoqué, pero al menos pude darte una explicación, que por lo que veo, no fue suficiente.
Yoongi sonrió sintiendo los ojos tibios por las lágrimas que ansiaban desender —No del todo —admitió —No sé cuanto valor se necesita para abandonar a un hijo, pero al menos, pude entender, aunque no lo justifico.
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¡Hey, cerebrito! || JIMSU
Fiksi Penggemar-Cada vez que sientas que no le importas a nadie...recuerda que tan solo en un mililitro de sangre tienes alrededor de 11 millones de leucocitos que darían la vida con tal de protegerte de cualquier enfermedad. Donde Park Jimin es un joven erudito...