04| Esto me huele a una cita 🧠

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—¿Está seguro de que quiere entrar? —le preguntó a Jimin, ambos estaban sentados en las bancas del equipo -esas que están al interior de la cancha- viendo a Taehyumg practicar los tiros antes de que llegara el entrenador a tomarle el examen de resistencia —Choi Daeyong es un gritón de primera.

Jimin se quitó la gorra negra y desordenó sus cabellos. —Nos dimos cuenta de eso, pero a Tae le encanta el baloncesto —le respondió sonriendo, provocando que sus ojos se conviertan en unas medias lunas muy peculiares –Además, ya sabremos que el entrenador no tendrá problemas con el estrés si se la pasa gritando.

El pelinegro rio ante lo dicho por Jimin, tenía razón después de todo, porque si gritas, tu cuerpo se libera del estrés que pueda contener. El menor se reclinó en la banca y Yoongi no pudo evitar la pregunta.

—¿Eres un cerebrito?

Su acompañante desvió la vista hacia él —¿Por qué? ¿lo parezco?

—No. Pero dices cosas que diría un cerebrito.

Jimin rio entre dientes y miró la silueta de su amigo ir y venir por toda la extensión de la cancha —Puede ser que se me salgan algunas.

Yoongi sonrió de forma inconsciente y se quedó un momento admirando el perfil masculino de Jimin, tenía la mandíbula afilada y dos aretes que parecían ser de plata colgando de su oreja izquierda —¿Y eres gay?

—Asumiré que tampoco se me nota y que por eso lo preguntas —le respondió, sin quitar la vista de Taehyung, quien seguía corriendo y encestando con toda la energía del mundo.

—Ah, por lo que veo también eres adivino.

—Ojalá —bufó Jimin, sonriendo ladino. —Me habría ahorrado muchos problemas con mis exs parejas.

Esta vez fue Yoongi quien rio. Jimin daba la impresión de ser ese tipo de personas que suelen soltar sus ocurrencias a penas se les cruzan por la mente, alguien espontáneo y muy amigable.

—Oh, llegó el entrenador —dijo el menor, inclinándose en su lugar y mirando antentamente la cancha de baloncesto. Yoongi desvió su vista hacia donde estaba el amigo de Jimin y lo alentó en silencio. En el equipo solo eran siete personas, y de verdad necesitaban que el entrenador dejara que alguien más entara, no podían sobrevivir a base de dos cambios durante toda una partida.

—Me sorprende que no esté gritando —le dijo Yoongi al oído. Pero Jimin ni siquiera alcanzó a abrir la boca para responderle cuando ambos escucharon un atronador "cincuenta sentadillas, ahora"

—Ahí lo tienes —le respondió Jimin, carcajeandose al ver el rostro de espanto que hizo su amigo —Taehyung va a sufrir.

Ambos jóvenes vieron al castaño soltar el balón y flexionar las piernas para comenzar a subir y bajar. Cuando completó la sentadilla cincuenta, el entrenador volvió a gritar, pero esta vez, exigiéndole cien canastas en siete minutos.

—Hizo ochenta —observó Jimin, dudoso —¿Influye mucho en la decisión cuantas canastas haga?

—Depende —le respondió, entendía la preocupación de Jimin, porque sabía que para Taehyung esto era importante —El promedio para ser aceptado son noventa si te dejará como reemplazo de base, pero el entrenador aún lo puede dejar como defensa, y ahí se le exige menos cantidad de canastas.

Como capitán del equipo le correspondía tener criterio sobre quién era aceptado y quién no, pero a la larga Yoongi se acostumbró a que el entrenador Daeyong actuaba solo, pocas veces pedía su opinión para saber si dejaba a alguien, y eso porque casi nadie cumplía con sus exigencias, entonces los rechazaba sin remordimientos, pero el chico castaño parecía ser buen candidato.

¡Hey, cerebrito! || JIMSUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora