26| Uy, no lo sé 🧠

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Caminar con Taehyung por el campus universitario luego de un largo día de clases implicaba caminar con el constante golpeteo de las chancletas contra la planta de sus pies. Yoongi solamente apuraba el paso para oír como su menor le reclamaba que no andara tan rápido porque no podía seguirlo. Y en eso estaba cuando tuvo que detenerse bruscamente al ver una figura muy conocida para él bajar de un auto con una carpeta negra en sus manos, Taehyung chocó contra su espalda, gruñendo y disculpándose por lo bajo.

—Tae ¿ese no es Jimin?— le preguntó, intentando ver quién era la persona de la que se despedía su menor al interior del auto ¿era una chica? ¿O él necesitaba gafas con aumento?

El castaño se colocó a su lado y levantó la mano para mitigar la luz solar y poder ver mejor —Sí ¿qué hace vestido de traje?— murmuró casi para si mismo. Yoongi se pasó la lengua por los labios y miró hacia la cancha de básquetbol, aún quedan diez minutos para que iniciara el entrenamiento, los de último año debían estar entrando a su clase final del día ¿sería buena idea acercarse a Jimin ahora? Su menor se alejó del auto en el que llegó y luego de hablar con la persona que vigilaba la entrada de la universidad, pudo abrirse camino hacia el interior del campus. Taehyung comenzó a trotar hacia su menor y Yoongi no pudo hacer nada más que seguirle él paso.

—¡Jimin-ah!— gritó él castaño a todo pulmón para llamar la atención del rubio. Jimin giró su rostro, encontrándose con Taehyung casi encima de él, reclamándole el porqué no había contestado sus llamadas —Estábamos a punto de reportarte como desaparecido— siguió murmurando el castaño mientras golpeaba infantilmente con su palma el hombro de Jimin.

Yoongi llegó a los segundos después, jadeando por haber tenido que correr sin previo aviso. Notó como el menor se colocaba repentinamente muy serio y escondía con disimulo la carpeta detrás de su cuerpo, el pelinegro fingió no haberse dado cuenta, pero algo dentro de él quedó inquieto por esa extraña acción.

—Tuve que hacer algunos trámites— dijo Jimin, desviando la vista de su mayor, sintiendo lo incómodo que se estaba colocando el ambiente —Y mi celular quedó sin carga, por eso no podía contestar.

Taehyung comenzó a meter sus manos en los bolsillos del traje, buscando el móvil de su amigo para comprobar que decía la verdad, este solamente comenzó a reír por las cosquillas que eso le causaba, dejando a Yoongi algo atontado por lo hermosa que era su eye-smile ¿en qué estaba pensando cuando le dijo todo eso? ¿Había un ser humano más cruel, qué aquel que no escuchaba explicaciones? No quería convertirse en alguien así.

—N-no lo encontrás— balbuceó Jimin al no poder contener su risa —Lo dejé e-en el auto ¡no sigas!— Taehyung desistió de buscar el celular al recibir un golpe en la cabeza que le propinó su amigo con la carpeta que traía.

—¡Eres cruel!— chilló el castaño, sobándose con la palma el lugar afectado.

Jimin recobró su postura y los miró sin dejar de sonreír —¿No deberían estar en el entrenamiento?— Yoongi abrió y cerró la boca, buscando algo que responder a eso, pero no había nada mejor que decirlo directamente, no entendía porqué Jimin actuaba como si no hubiera ocurrido nada.

—Taehyung— lo llamó el pelinegro —¿Podrías...hum...irte?— Yoongi le mostró su sonrisa de gomita, intentando que así sonara menos cortante, nunca fue bueno para ese tipo de cosas, si no ofendía a la persona con sus palabras, nunca lograba llegar a lo que quería decir.

—Ohh— asintió repetidas veces al entender lo que su mayor quería hacer —No se preocupen por mí, estaré en la cancha— acomodó su morral al hombro y se despidió de ellos con un movimiento de mano y una peculiar sonrisa cuadrada. Jimin solo miraba todo sin entender nada, hace un momento Taehyung lo estaba atacando y ahora se había quedado solo con su mayor.

Yoongi esperó a que el castaño se alejara lo suficiente, y cuando ya estaba casi ingresando al lugar de entrenamiento, giró su rostro para buscar la escurridiza mirada de Jimin. —Quiero...pedirte perdón— al ver que su menor juntaba el entrecejo por no entender, Yoongi suspiró, dándose cuenta de que sería mucho más complicado que simplemente hablar. Bajó su vista hacia la mano libre del menor y la tomó para sostenerla entre las suyas, percatándose de que tenía diminutas e imperceptibles quemaduras —Ayer no debí tratarte así, mucho menos si yo no entiendo tus sentimientos.

Vio una pequeña sonrisa aparecer en los labios de Jimin, quizás las cosas tenían arreglo —Hyung, no necesitas pedirme perdón.

—¿Cómo que no?— murmuró Yoongi formando un puchero con sus labios —Ni siquiera dejé que me explicaras algo, hablé sin pensar en que quizás podía dañarte.

Jimin dio un paso más, acortando la distancia que había entre ellos —Te mentí muchas veces, reaccionaste como cualquier persona lo hubiera hecho— se encogió de hombros y apretó suavemente su mano que era sostenida por las del pelinegro, dándole a entender que todo estaba bien —No necesitas pedirme perdón porque no hay nada que perdonar.

Yoongi sonrió por primera vez en el día —Jimin ¿te gustaría hablar?— le preguntó con cautela, siguiendo el consejo que Hoseok le dio estando medio dormido —¿Contarme qué fue lo que pasó? No quiero que lo veas como una obligación, pero todo lo que dijo Hobi ayer...no sonaba como algo fácil de sobrellevar.

El menor miró la union de sus manos con tristeza, ya iban dos meses desde que comenzó el año académico, dos meses desde que se conocieron, y ninguno de los dos quería perder la extraña relación que habían logrado formar —La historia es muy larga, hyung. Una tarde no es suficiente para contarla toda— volvió a mirarlo a los ojos y Yoongi sintió que en cualquier momento se iba a desmayar, si Jimin ya era alguien naturalmente atractivo, con traje se veía el doble de perfecto —Podemos juntarnos un día en específico, donde ninguno de los dos tenga algo que hacer.

—Me parece bien— respondió. Subió sus manos hasta los hombros de Jimin y se acercó a paso lento —¿Puedo abrazarte?— le preguntó en voz baja. El menor solo dejó escapar un suspiro de alivio y lo rodeó por la cintura, apegando ambos cuerpos que parecían encajar perfectamente y sin esfuerzo. Yoongi descansó su mejilla en el hombro del menor y sonrió feliz al sentir el aroma masculino de Jimin, no podía creer que abrazarlo se sentía tan jodidamente bien.

—Eso no se pregunta, hyung— murmuró el menor en su oído, riendo juguetonamente, igual de alegre que él —Puedes hacerlo cada vez que quieras.

En un acto de euforia pura, Yoongi giró el rostro y hundió su nariz de botón en el cuello de Jimin, recorriendo toda esa extensión de piel con el mismo deseo que un humano puede sentir y profesar hacia otro. Se detuvo justo en el medio y mordió despacio, sonriendo satisfecho al oír un pequeño gemido salir de los labios del menor, nunca había sentido tanta adrenalina al hacer eso en un lugar público —Estás perdiendo tu última clase por estar aquí— murmuró con una sonrisa lasciva, sin quitar su boca de ese lugar, disfrutando de lo tenso que estaba Jimin.

—Claro ¿y por qué será?— preguntó irónico el menor, moviendo sus caderas para que su miembro chocara contra el de Yoongi por sobre la tela.

—Uy, no lo sé— jadeó divertido el pelinegro por el repentino choque —Pero a mí me espera el entrenamiento.

Y juntando toda su fuerza de voluntad -casi inexistente, por cierto- se separó del cuerpo de Jimin y sonrió coqueto —¿Irás?— le preguntó antes de robarle un fugaz beso y comenzar a caminar hacia la cancha, donde staba seguro, Choi lo estaría esperando con una vena a punto de estallar por su tardanza.

—No me lo perdería— oyó murmurar a Jimin mientras se alejaba hacia el edificio que le correspondía a él. Yoongi rio divertido al verlo caminar de forma extraña, quizás la pequeña erección que se le había formado entre los pantalones le impedía tener un andar normal.

Un aspecto de su vida ya estaba casi resuelto, lo tranquilo que se encontraba su corazón luego de haber hablado con Jimin era evidencia más que suficiente para confirmar eso.

¡Hey, cerebrito! || JIMSUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora