27- Púdrete, Bob Esponja.

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Holaaaa, acá un nuevo capítulo! Estas dos semanas voy a intentar subir seguido, ya que después me voy de vacaciones :)

Una lectora me pidió que suba una foto del tatuaje de Penny, el de las alas. En la cuenta de Penny de Twitter (@ItsPennyTurner) subí una foto :)

Besosss.

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Lunes de nuevo, y la cabeza aún me dolía.

Ayer estuve todo el día acostada en mi cama. El único momento en el que salí, fue a la noche para ir a la asamblea, donde se llegó al acuerdo de que los ganadores de la semana fueron ambos equipos.

Hoy tenía un importante examen, y no había estudiado. ¿Lo peor? Iba llegando tarde, y debía presentarme ahí sí o sí.

Me puse lo primero que encontré en el piso y entré al baño. Enchufé la secadora de pelo, y grité del susto cuando en vez de salir aire caliente, salió harina.

-¡Sonríe, semen de mono! –gritó Simon apareciendo en la puerta del baño, con una cámara. Me miré al espejo, y grité de la frustración. Mi pelo, mi cara y me ropa estaban llenos de harina.

Que buena manera de empezar un lunes.

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Había llegado un poco más tarde de lo esperado a la clase. El profesor me miró mal, pero finalmente me dejó pasar y hacer el examen.

Hubiera preferido quedarme afuera.

Miré hacia mi costado, donde estaba sentado Ryder. Él parecía muy tranquilo haciendo el examen. Al parecer se dio cuenta de que lo observaba, ya que se volteó a mirarme con una sonrisa divertida. Pero después, cambió a una sonrisa malvada.

-No, Penny, no te pasaré la segunda respuesta –dijo en voz alta. Automáticamente todos voltearon a verme. Sentí mis mejillas arder.

-No es lo que...

-¡Turner, fuera! –rugió el profesor señalando con el dedo la puerta.

Con la cabeza gacha, tomé mis cosas y salí pitando del salón. ¡Ryder me las pagaría!

Llegué a la cancha y me tiré sobre el césped, mirando el cielo. El día estaba soleado, sin embargo, hacía mucho frío. Estuve así un rato, hasta que tocó el timbre, anunciando el cambio de clase.

Una vez que entré a mi clase, que era filosofía, me senté en uno de los asientos traseros. A mi lado se sentó David, que me miró con ganas de estallarse a reír en mi cara.

-No te rías, maldito –murmuré enojada. Sin embargo, David rio. Rodé los ojos-. Debo pasar esa clase, y Ryder no ayuda mucho.

-Tranquila, bebe –apareció Ryder y se sentó en mis piernas, gemí del dolor-. Te ayudaré a estudiar luego, tengo muchas técnicas para que recuerdes las respuestas –me guiñó un ojo.

-Quítate de arriba, maldito imbécil. Pesas como un rinoceronte –gruñí. Se tocó el pecho con una mano y fingió dolor.

-Hieres mis sentimientos, hermanita.

-Voy a herir también tu sistema reproductor si no te vas, ahora –lo miré mal. Ambos hermanos rieron. Ryder se sentó arriba de mi mesa-. 2 bromas en un día, nada mal.

Ryder y David se miraron con picardía. Oh, oh.

-En realidad... 3 –sonrió David.

-¿De qué están...? -me callé cuando intenté levantarme de la silla, pero no podía-. Díganme que no me han pegado a la silla.

Adoptada por una Fraternidad © |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora