-Bueno... supongo que es un gusto conocerlos –dije incomoda a los demás una vez que cada uno terminó de presentarse.
Ya era de noche, y nadie estaba dentro de la escuela. Por eso, aprovechamos para reunirnos en la biblioteca.
Miré a mí equipo y noté que ellos me miraban expectantes ¿Pero qué mierda esperaban de mí?
Mierda, era demasiada presión.
-Penny, hablemos sobre nuestros gustos y colores favoritos después –me recomendó uno de los chicos, creo que se llamaba Garret-. Ahora hay un asunto más importante que atender.
Lo miré, esperando a que prosiga.
-Hoy en la tarde escuché a Ryder y otros chicos hablando sobre la primera broma que harán –Garret se aclaró la garganta-. Quieren que sea épica, ya que así avisarían a las demás Fraternidades que el ritual de iniciación comenzó. Por lo que escuché también, su broma será cuando menos lo esperemos.
Apoyé mi codo en la mesa y puse la mano en mi mentón, de forma pensativa, y dije-: Por alguna razón, siento que ellos no temen a que nosotros ataquemos primero.
-Obviamente no –habló por primera vez David-. Ellos creen que tú serás ingenua y que al no conocer muy bien el juego, la tendrán fácil.
-Entonces se equivocan –di un leve golpe a la mesa-. Hay que pensar algo rápido.
-Eso es lo que intentamos, estúpida –rodó los ojos uno de los chicos.
Bufé.
-La broma no tiene que ser tan grande ni épica, solo basta con que les avisemos que nosotros entendemos y estamos en el juego –dijo Garret-. Debemos pensar algo disparatado, algo embarazoso, como... condones pegados en la espalda o algo así.
-Diablos, no –hice una mueca-. Deberá ser peor que eso–dije y se hizo un silencio-. Vamos, hermanitos, piensen.
Los siguientes 10 minutos que pasaron escuché ideas totalmente... asquerosas. Bueno, ¿qué más podía esperar de unos universitarios?
-Colguemos condones usados en todos sus cuartos –sugirió un compañero llamado Keegan... creo.
-¿Qué obsesión tienen con los condones? –susurró un chico a mi lado.
-¿Y de dónde se supone que conseguirás usados? –le pregunté a Keegan burlona.
-Bueno... tú dime –elevó una ceja.
-Imbécil–gruñí mientras le lanzaba un bolígrafo que había sobre la mesa, haciendo que todos rían.
-Oigan, oigan –llamó David desde una punta de la biblioteca, mientras sostenía un libro en sus manos-. Creo que encontré algo.
Me acerqué a él y le arrebaté el libro. Elevé mis cejas al ver una larga lista de jugarretas infantiles.
-La 23 –me señaló David.
-Esa es –sentencié al leerla.
Llevé el libro hacia la larga mesa en la que mi equipo se encontraba. Los miré con una sonrisa malvada.
-Teñiremos sus cabellos.
Todos asintieron conformes y chocaron puños.
-Sí, es muy buena, pero... ¿cómo rayos lo haremos? –preguntó Tony, el nerd del grupo, según su presentación.
Oh, no había pensado en eso.
-Fácil –se encogió de hombros Keegan-. Visitaremos sus cuartos por la noche cuando duerman, robaremos sus champús y le pondremos la tintura. Fin.
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Adoptada por una Fraternidad © |EDITANDO|
Teen FictionUna chica con carácter fuerte y ganas de diversión, viviendo en una casa llena de jóvenes que les gusta parrandear, follar y andar desnudos las 24 horas del día. No suena bien, ¿no? {Obra registrada en SafeCreative bajo el código de 1412112752989. T...