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38- Dilema.

Buenas noches, mis chiquibeibis, perdón por el retraso, pero el colegio me tiene súper ocupada.

Ahora mismo voy a subir un capítulo nuevo que tengo preparado, atentas :)

Otra cosita: preparense, se vienen algunas pequeñas partesitas tristes en los próximos capítulos.

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La mañana pasó lenta y aburrida. Las clases cada vez eran más largas, y los temas y tareas más complicados. Los estudiantes estábamos alterados y malhumorados, debido a que se acercaban los jodidos exámenes finales, antes de las vacaciones de Navidad.

Llegué a mi mesa en la cafetería y me tiré con pesar sobre la silla. Ya estaban todos mis amigos ahí, menos Ryder. Bufé y acosté mi cabeza sobre la mesa.

-¿Mala mañana? –preguntó Seth con burla.

-Mal año –bromeé y levanté mi cabeza-. No sé cómo pasaré los exámenes. No entiendo ni una jodida mierda.

-Puedo ayudarte –ofreció Tony-. Me apodan como el nerd, supongo que debe servirte.

Reí y asentí, para luego agradecerle.

-¿Cómo te fue en tu cita, Dave? –pregunté inclinándome sobre la mesa. Todos miraron con intriga a David.

-Aburrida –bufó-. Esa chica no dejaba de hablar de su ropa, de sus uñas y de su dieta. Insoportable.

-Último momento, David: la mayoría de las mujeres ahora son así –rodó los ojos Morgan.

-¡Oye, claro que no! –salté en mi defensa.... y en la de todas las mujeres.

Ryder llegó y empezó a hacer choque de puños con cada integrante de la mesa. Cuando llegó a mi lado, se sentó en la silla y luego tiró la mochila al suelo. Me abrazó y me dio un beso en la comisura de mis labios.

Todos en la mesa empezaron a silbar y a reír. Sentí mis mejillas encenderse terriblemente. Le pegué levemente en el brazo a Ryder y este empezó a reír.

-Ayer no parecía molestarte –dijo de forma burlona Ryder, y los silbidos aumentaron. Oh, dios, mi cara iba a estallar.

-¡Cállate! –le grité y me mordí el labio inferior, intentando no reír de mi misma-. Esto es realmente embarazoso.

-Ya te acostumbraras –murmuró para luego presionar sus labios contra los míos. Ignoré todos los gritos y aplausos de fondo, y le correspondí, sonriendo.

-¡Último momento! ¡Ryder Heller está enamorado! –gritó alguien y luego escuché aplausos y risotadas. Ryder sonrió sobre mis labios.

Algo me decía que se acercaba el fin del mundo.

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Guardé unas últimas cosas en mi casillero. Debía llegar rápido a casa, ya que en media hora tenía que estar en la cafetería de los Roy.

Estuve a punto de salir por la puerta de la escuela, cuando una voz me detuvo.

-¿Señorita Turner? – Me volteé y me encontré con el director. Su voz era grave e intimidante, pero sin embargo, se le notaba algo de nervios.

-Director –forcé una sonrisa-. ¿Ocurre algo?

-Debo hablar con usted. Acompáñeme.

Caminé detrás de él por unos minutos, pensando y comiéndome las uñas de los nervios por lo que pueda llegar a pasar. Tenía un mal presentimiento.