7- No reglas.

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Tragué saliva al ver mi casillero. La gente a mi alrededor se empezaba a juntar y murmuraban entre sí.

En rojo y en letras grandes, sobre mi casillero estaba escrita la palabra 'puta'. Bien, ya me habían llamado así muchas veces, no era nada nuevo.

Suspiré y abrí mi casillero. Me confundí al verlo llenos de papeles de colores con palabras en ellos, que si mal no recuerdo la última vez no estaban allí. De tantos que eran, varios caían al suelo. Tomé uno, y sentí como la ira empezaba a dominarme. El papel decía 'huérfana'.

Cerré mi casillero de un golpe, haciendo que todos salten. Me di vuelta con una sonrisa cínica, y con toda la paciencia del mundo pregunte a mi público-: ¿Quién fue?

Todos se quedaron callados y hasta bajaron la mirada, parecía como si yo los intimidara. O yo les daba miedo, o el pensar que Ryder vendría y les arrancaría la cabeza al enterarse de esto lo hacía.

-Al parecer te gustó mi sorpresita –dijo una voz chillona desde el fondo del pasillo, todos volteamos a verla.

-¿Quién eres tú? –pregunté con odio.

Ella empujó a la gente y se colocó en frente mío, con sus secuaces (y cuando digo secuaces, me refiero a dos imitadoras de la abeja reina detrás de ésta misma).  La abeja reina, así la llamo ya que no sé su nombre, era una rubia natural, con ojos color miel y la piel de un color dorado. Llevaba puesto un corto solero que dejaba a la vista sus largas y hermosas piernas, y unas sandalias bajas. Esta chica me parecía muy familiar.

-Me llamo Bonnie White –extendió su mano, yo la tomé con el ceño fruncido. ¡Ya lo sé! Esta era la chica que molestaba a Blake, la que le quiso sacar a su novio. La reina de la universidad, la más hermosa y caliente del lugar, la líder, la... bueno, ya entendieron.

-Penny –dije seca soltando su mano.

-Lo sé, eres la noticia del momento, ¿lo sabias? –sonrió con falsedad.

-No, en realidad no... oye, ¿me explicas por qué has hecho todo esto? –Señalé hacia mi casillero-. No me gustan estas sorpresitas.

Ella dejó salir una carcajada limpia, sus secuaces la imitaron.

-Créeme, no es nada personal –movió la mano restándole importancia-. Solo quería conocerte, como la presidenta estudiantil debo hacerlo, ¿no es así?

Esta vez reí yo, ella me miro con cierto enojo.

-¿Tu? ¿Presidenta estudiantil? –me crucé de brazos y sonreí con diversión, mi turno de atacar.

-¿Algún problema? –elevó sus cejas con desafío teñido en sus palabras.

-Neh –chasqueé la lengua-. Solo que una presidenta estudiantil lo que menos haría sería... -tomé uno de los papeles esparcidos en el piso- discriminar y juzgar a un estudiante, ¿no es así? –repetí su pregunta con burla.

Pude ver como Simon, David y Cook se abrían paso entre la gente con confusión.

-La gente aquí votó por mí, yo me gané el puesto –dijo con enojo-. Puedo hacer lo que quiera, y tú no eres nadie para decirme qué está mal y qué no. Recuerda que yo soy la líder aquí, llevo tiempo en este lugar y me respetan, en cambio, tú acabas de llegar y no eres más que un estúpido escarabajo que puedo aplastar tranquilamente con la suela de mis zapatos -rio-. Eres una maldita acomodada, no entiendes como son las reglas aquí y tampoco como hablarles a tus superiores, pero tendrás que aprenderlo, a la fuerza o no.

¿Quién rayos se creía esta chica?

-¿Superiores? –Pregunté con diversión-. Mientras tú seas otra estudiante más, no serás ninguna superior para mí. No respetaba ni seguía a ningún tutor o superior antes, ¿qué te hace pensar que te seguiré a ti? –escupí con burla, mientras me acercaba a ella-. Y en cuanto a los votos... -me miré las uñas con indiferencia- apuesto a que la mayoría de los votos fueron de hombres, y solo lo hicieron porque les mostraste tus senos, linda.

Adoptada por una Fraternidad © |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora