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25- Cara de Póker.

FOTO MULTIMEDIA: MILA BLOOM/EFFY CODDINY (TAISSA FARMIGA)

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Era lunes nuevamente, y hoy sí o sí debía salir de mi cuarto.

Luego de haberme quedado dormida en la azotea en el pecho de Ryder (sí, después se burló de mí como por una hora por esa razón) me ayudó a entrar en casa sin que nadie me vea.

Entonces, desde el sábado por la noche, no salgo de mi cuarto… excepto para ir al baño, que iba durante la mañana o la madrugada. Con respecto a las comidas, David y Cook se turnaron para traérmelas, y de paso, se quedaban un rato a hablar conmigo. Me dijeron que Kol solo se iba a quedar unos días aquí, para mi suerte.

Durante la noche del domingo, cuando estaba durmiendo, unos gritos en la planta baja me despertaron. No tardé mucho en darme cuenta que el que hacía todo ese lío era Kol... o Alex, como sea. Él parecía exigir saber dónde estaba y hablar conmigo, sin embargo, otros hermanos se negaban a que se me acerque.

Y eso lo aprecié, porque, como bien había escuchado, Kol/Alex era temido y peligroso, y que se le hayan enfrentado así por mí… fue algo que no iba a olvidar.

Luego de eso, me puse a llorar y no pude dormir más. David se escabulló por mi cuarto, y me abrazó hasta que me pude quedar dormida. Llorar se me estaba haciendo costumbre, y la idea no me agradaba para nada.

Terminé de vestirme y bajé las escaleras. Cuando entré a la cocina, me encontré sentados en la isla a Simon, Cook, Chris y Kol jugando al póker.

-Son las… –miré mi reloj muñequera- 8 de la mañana, ¿qué hacen aquí?

-Entramos más tarde hoy –contestó Cook con desinterés repartiendo las cartas-. ¿Quieres jugar?

-No, gracias. Yo no juego –dije agarrando una manzana.

-Eso no decías antes –canturrió Kol.

-¿A qué te refieres? –preguntó con sigilo Simon, mirándolo de reojo.

-Jugábamos al póker los domingos, costumbre de los Gigandet –sonrió con hipocresía Kol-. Ella jugaba muy bien –hizo una pausa-. Sabía cómo poner cara de póker.

Lo miré con la mandíbula apretada y salí de la cocina dando fuertes pisotones.

¡Estúpido!

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Cuando tocó el timbre y  salí pitando hacia la cafetería, un brazo me detuvo. Me volteé dispuesta a pegarle a quien sea, pero me encontré con Todd.

-Ah, tú –dije con indiferencia soltándome de su agarre. Aún estaba molesta por nuestra última conversación.

-Tenemos que hablar –tragó saliva.

-No tenemos nada que hablar, debo irme –estaba dispuesta a irme, pero el volvió a agarrarme el brazo.

-Penny, de verdad lo siento, sabes que nunca quise ofenderte con lo que dije –se mordió el labio inferior-. No debo involucrar a tus hermanos en nuestra relación, ni mucho menos intentar llenarte la cabeza en contra de ellos.

Elevé mis cejas.

-¿Nuestra relación? ¿Llenarme la cabeza en contra de ellos? –Hice una pausa-. Primero, no tenemos ninguna relación, solo somos amigos. Segundo… ¿tú has intentado que piense mal de ellos?