12- Viejo hermano.

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El timbre sonó y salí como un rayo de mi clase de biología. Estaba más que feliz, había aprobado con un 8.50 el examen final. Iba a quedarme.

-Eh, Penny –me llamó Todd, un compañero de la clase-. Felicitaciones por la nota, me enteré que con eso te quedarás.

-Gracias –sonreí emocionada mientras lo abrazaba. Me separé rápidamente-. Lo siento, estoy muy feliz. Abrazaría hasta a Bonnie–Todd se carcajeó.

‘Admite que lo abrazaste nada más porque el chico está buenísimo’, dijo una vocecita en mi interior. Bien, puede que sea cierto…

-Oye… esto es raro, pero… -se rascó la nuca con nerviosismo-. Necesito aprobar química y soy pésimo en eso, pero vi que a ti te va bien… ¿podrías ayudarme?

-Claro, ¿por qué no? –sonreí.

-Hoy tengo práctica, ¿qué tal si mañana vamos a tomar un café y lo hablamos? –preguntó con una sonrisa ladina.

-Mañana a las 3 nos encontramos en el estacionamiento, tú sabes, mis hermanos...

-Me matarían si me viesen –continuó con diversión, sonreí avergonzada-. Tranquila, lo entiendo, tengo una hermana de 15 y si un chico cualquiera llegara a mi puerta preguntando por ella, lo estrangularía.

Reí.

-Bien, adiós, Todd –besé su mejilla y me fui caminando hacia la cafetería. Ugh, moría del hambre, necesitaba una hamburguesa ya.

-Hermanita –Ryder llegó a mi lado y empezamos a caminar juntos. Le sonreí a modo de saludo-. ¿Quién era ese? –señaló con el pulgar hacia atrás, en dirección a Todd.

-Un compañero -me encogí de hombros. El frunció el ceño con recelo pero luego volvió a sonreír- ¿Qué quieres?

-Vine a hablar sobre lo de hace unos día. Escucha, Pen, yo…

-No significó nada –solté con simpleza, el me miro con confusión.- Fue solo un beso, ni que nos fuéramos a casar –reí.

-Yo tenía que decir eso –gruñó.

-Oh, lo siento –dije con burla-. ¿Quieres volver y esta vez lo dices tú?

-No –bufó. Pasaron unos segundos, el parecía pensativo-. Bien, ya vuelvo.

Me reí de él cuando empezó a retroceder. Yo seguí caminando como si nada.

-Hermanita –saludó por segunda vez Ryder, caminando junto a mí-. Vine a hablar sobre lo del beso. Escucha, cariño, no eres tú, soy yo. No significó nada, fin.

Paré en seco y lo miré con horror.

-¿Qué? –pregunté perpleja-. Pero, pero… yo ya les había dicho a mis hermanos… hoy lo iba a hacer oficial en la cafetería, ¿por qué, Ryder? ¿Por qué? –fingí llanto. Rodó los ojos-. ¿Ya estas feliz? –pregunté dejando la actuación. Él asintió.

-Pero… lo digo de verdad –empezó a hablar seriamente-. Espero que no cambie nada en la relación de hermanos o amigos que tenemos.

-Calma el amigo, hermano –chasqueé la lengua con tranquilidad-. Ya he hecho esto miles de veces.

-Entonces, ¿quedamos hoy a las 8? –sonrió con picardía. Lo miré confundida.

-¿De qué hablas?

-Oh Dios, ¿quieres que lo explique? –rio y encendió un cigarrillo que sacó del bolsillo, ¿aquí les permitían fumar? Dudo que le importe…-.Esto es un juego, amor, ese beso fue solo la chispa.

Adoptada por una Fraternidad © |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora