Miré por última vez la gran casa que fue mi hogar durante 18 años y sonreí recordando cada momento que viví ahí. Tomé mis maletas y bajé las escalinatas del porche. Al fin libre.
Legalmente no era mayor de edad, ya que aún no cumplía los 21 años de edad. Pero, vamos, ¡tenía 18 jodidos años! Ya estaba bastante mayorcita como para ser adoptada.
Sin embargo, fue gracias a Andrea, la Hermana Superiora, que finalmente puedo irme de este lugar. Ella siempre me ha cuidado, desde que me abandonaron aquí. Ella era una de las pocas personas que conocía mi más grande sueño: recorrer el mundo. Por lo cual, moviendo documentos y demás, me dio una gran ayuda y finalmente puedo irme de aquí. Manteniéndolo en secreto, claro está.
A mitad del sendero que llevaba hacia la salida, me detuve al escuchar el fuerte sonido de una canción desconocida para mí, seguida de risas que provenían de un auto que acababa de aparcar fuera.
Me mostré sorprendida cuando tres jóvenes atravesaron el portón y empezaron a caminar hacia mi dirección, riendo y hablando normalmente. Detrás de ellos, un señor y una señora, vestidos de traje, los siguen. Finalmente, notaron mi presencia.
-Buenos días, linda –me sonrió amable uno de ellos.
-Buenos días... supongo –fruncí el ceño.
-Soy David –se presentó este mismo, extendiendo su mano. La estreché un tanto insegura.
-Penny, y... ¿qué demonios hacen aquí? –pregunté.
-Bueno... vinimos a adoptar –me respondió otro de los chicos mientras se metía las manos en los bolsillos y se encogía de hombros-. Soy Cook.
No pude evitar reír al escuchar la simpleza con la que dijo esas palabras, como si hablara de ir a comprar a la tienda de la esquina.
-¿Adoptar? ¿Ustedes? –elevé mi ceja, burlona-. Son demasiado jóvenes para hacerlo. No los dejarán.
-Somos mayores de edad, nena –habló el último del grupo, el cual parecía ser el más fanfarrón de los tres-. Aparte... de algo sirven los contactos, ¿no?
-Bien, buena suerte con eso–reí entre dientes, y pasé por su lado para caminar hacia la salida.
-Lindo culo, a Ryder le gustaría –escuché como dice por lo bajo uno de ellos, haciendo que los demás rían.
-Oye, oye, oye, ¿a dónde crees que vas? –me detuvo Cook... (¿Así se llamaba?)
-Por ahí, creo.
-¿Eres mayor de edad, nena? –preguntó uno, y a decir por su voz, creo que fue David. Volteé a mirarlo y me encontré con su sonrisa divertida-. Por tu cara de pánico debo suponer que no –rió por lo bajo.
Carajo.
-¿Entramos? -sonrió con malicia Cook.
+++
Esos tres chicos y esos señores de traje llevaban dentro de la oficina de la Hermana Superiora alrededor de media hora. Empecé a preocuparme.
Nunca fui una gran creyente, a pesar de que en este orfanato siempre intentaron inculcarme su religión; y sin embargo, ahí estaba yo, rezando para que Andrea no estuviera de acuerdo con todo esto.
Quiero decir... Estos chicos eran mayores de edad, y podían adoptar tranquilamente, pero, joder, era un proceso que llevaba mucho tiempo y trámites, y aparte... ¿a quién demonios planeaban adoptar? ¿Y para qué? Nada en todo esto pintaba bien.
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Adoptada por una Fraternidad © |EDITANDO|
Teen FictionUna chica con carácter fuerte y ganas de diversión, viviendo en una casa llena de jóvenes que les gusta parrandear, follar y andar desnudos las 24 horas del día. No suena bien, ¿no? {Obra registrada en SafeCreative bajo el código de 1412112752989. T...