Estábamos en la cafetería, en la hora del almuerzo. Habíamos unido en total 3 mesas, ya que éramos muchos los que nos sentábamos juntos: algunos chicos de mi fraternidad o de otras fraternidades y los del equipo de fútbol. Por lo menos 50 personas.
Hablábamos de cualquier cosa, reíamos de cualquier cosa. Parecíamos un gran grupo de amigos que nos conocíamos hace años, aunque, por lo menos yo, no me sabía ni la mitad de los nombres de la gente que estaba en la mesa.
Desde el extremo de la mesa, un chico llamado Seth me tiraba papa fritas, y yo le tiraba albóndigas. Nunca habíamos hablado cara a cara, sin embargo parecíamos llevarnos bien.
Ryder no estaba en la mesa, y eso me extrañaba. Él había reclamado el asiento al lado del mío, por lo que ahora estaba vacío. Sin embargo, no le tomé mucha importancia.
A los minutos, a la mesa se nos unieron Todd y Morgan, e inmediatamente se integraron a la conversación actual.
Todo seguía normal, hasta que las puertas de la cafetería se abrieron estruendosamente, haciendo que todos callen y volteen a ver, incluyéndome. Entrando a la cafetería, estaba Ryder, con cara de horror. Varios chicos de la mesa se levantaron, con confusión.
-¡¿Cómo pudiste?! –gritó Ryder, acercándose a paso amenazante, y una vez que estuvo en nuestra mesa, vi que me señalaba a mí.
-Cálmate, Ryder –dijo Simon con confusión-. ¿Qué mierda te pasa?
-No hablo contigo –gruñó aun mirándome.
-¿Qué te pasa? –pregunté asustada por sus gritos.
-¡¿Cómo pudiste?! –repitió.
-¡¿Pero de que mierda hablas?! –grité enojada.
-¿Cuándo pensabas decírmelo? –preguntó más calmado, pero aun así con tono fuerte. Toda la cafetería miraba, y escuchaba también.
-No sé de qué…
-¡¿Cuándo pensabas decirme que estás embarazada?! –gritó a todo pulmón. Todos soltaron un grito ahogado. Sentí como me bajaba la presión. Esto debe ser una jodida broma.
-Ryder, tranquilízate –dije levantándome y poniendo mis manos en sus hombros-. ¿A caso estas borracho?
Se soltó de mi agarre bruscamente.
-Encontré la prueba de embarazo en el bote de basura –apretó los labios-. ¡Dijiste que habías tomado las píldoras, perra mentirosa!
Mi cara era de completo horror. Miré a mis hermanos en busca de ayuda, pero ellos estaban más asustados que yo, al igual que todos.
-Deja de decir idioteces, Ryder –lo miré con enfado-. -¡Ni siquiera nos acostamos! –levanté los brazos furiosa.
-No parecías así de disgustada cuando los hicimos, nena –negó con la cabeza-. ¿Ahora qué haremos con un bebe en la casa, eh? ¡No puedo ser padre, maldición! –gritó-. Si es que yo soy el padre…
Todos soltaron una exclamación, y empezaron a murmurar acerca de mí. David estaba a punto del desmayo.
-Ya deja esto, Ryder –susurré mirando con suplica a Heller.
-Solo quiero que me expliques por qué hiciste esto, Penny. ¡Somos hermanos, por Dios! –gritó histérico.
-¿De qué está hablando este idiota? –Se sumó Simon, levantándose de la silla-. ¡Ese bebé es mío!
-Cierren la boca, idiotas –gruñó Cook pegando su puño en la mesa-. ¡Yo puse la semilla ahí!
Y así se fueron sumando chicos de la fraternidad, hasta del equipo de futbol. No había que ser muy inteligente para darse cuenta de lo que estaba pasando. Sin embargo, la gente parecía creérselo.
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Adoptada por una Fraternidad © |EDITANDO|
Teen FictionUna chica con carácter fuerte y ganas de diversión, viviendo en una casa llena de jóvenes que les gusta parrandear, follar y andar desnudos las 24 horas del día. No suena bien, ¿no? {Obra registrada en SafeCreative bajo el código de 1412112752989. T...