Capítulo uno

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Capítulo uno

Harry se despertó por un fuerte dolor de cabeza, como estaba sucediendo desde hacía varios días. Soltando un quejido abrió los ojos y miró a su alrededor, percatandose de que llevaba puesta ropa diferente a la que tenía cuando se durmió en la madrugada. Casi se sintió complacido, pues sabía a quién pertenecían, pero el dolor en todo su cuerpo no se lo permitió. Se acomodó en la cama para estar tapado correctamente con las frazadas y se dijo a sí mismo que quizá dormir un poco más no le vendría mal ya que de todas formas más no podía hacer debido a la fuerte gripe que había contraído una semana atrás.

Murmuró un poco con los ojos cerrados, deseando que Dave estuviera allí con él para abrazarlo. Si así fuera lo más probable era que lo echara de encima suyo por el malestar físico que sentía, pero tenerlo cerca le daría la seguridad y contención que necesitaba, al menos no estando del todo bien en sus cinco sentidos. Muy a pesar de que podía llegar a costarle admitir ese tipo de sentimientos en voz alta. 

El ruido de la puerta de su habitación abriéndose casi lo hizo sonreír. En cambio, se limitó a abrir los ojos y mirar con aprensión al alfa que no estaba del todo seguro cómo había enamorado. Dave era un encanto en todos los sentidos y que estuviera allí cuidándolo no hacía más que aumentar sus sentimientos hacia él.

—Hey, buenos días. No sabía si estarías despierto pero vine a traerte un té —dijo Dave con una pequeña sonrisa acercándose y dejando la taza en la mesita de noche que se encontraba junto a la cama. 

—No tengo ganas de tomar eso. Quiero mi café. 

Dave río un poco y se sentó a su lado en la cama. Harry cerró los ojos cuando puso una mano en su frente. 

—No puedes beber café, cariño. 

—Pues tampoco té, entonces —respondió medio en broma y medio en serio. Nunca le había gustado mucho el té, pero según Dave era indispensable en las gripes al igual que la sopa y por eso mismo se sentó y alcanzó la taza. 

—No era tan complicado, ¿verdad? A veces resulta más fácil ser un buen omega obediente. 

—Lo hago solo porque te tomaste el tiempo de prepararlo y traerlo —se excusó con un mohín. 

Bebió el té con tranquilidad, sin darle mucha importancia a la constante mirada de Dave encima suyo. No le molestaba a pesar de que estando engripado probablemente no tenía el mejor aspecto, pero se suponía que en un futuro Dave lo marcaría y tendría que acostumbrarse a que no siempre se viera bonito, y que ahora de todas formas lo estuviera mirando con ojos llenos de amor… era una verdadera caricia al alma. De a poco se estaba acostumbrando a ser tratado así. 

Tiempo atrás no hubiera pensando en lo absoluto que podía llegar a pensar o sentir algo así. Incluso estaba negado a encontrar un alfa que lo quisiera como Dave lo hacía, pues creía que no era más que una etapa que se veía al principio de la relación y luego llegaba lo que normalmente se veía en los noviazgos serios entre alfas y omegas: relaciones en las que predominaba el maltrato o la dominación sobre el otro. Sin embargo en los últimos siete meses Dave logró demostrar que no era de tal manera, al menos no con él, y por ello Harry se sentía capaz de decir que quizá pronto tendría una marca en su cuello. Ciertamente solo lo detenía el hecho de que a veces le causaba cierto rechazo y pánico pensar que podía estar atado a alguien para toda su vida a un punto en el que sería irreversible. Le costaba un poco dejar de lado ese tipo de ideas.  

—¿Tú no tenías que ir al trabajo? —preguntó Harry cuando acabó de beber el té. Dejó la taza en la mesa de noche y se volvió a tapar hasta el cuello frente a la mirada de Dave.

Mordida EquivocadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora