Capítulo tres

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Notita: Quienes ya hayan leído Mordida Equivocada se van a dar cuenta de que hay cambios en este capítulo y es una muestra de lo que va a seguir pasando en el resto de la historia. Personalmente me gustó más cómo quedó ahora que como estaba antes y espero que les pase lo mismo. Disfruten y gracias por leer♡




Capítulo tres


Harry siempre había odiado las discotecas. 

No se trataba de que no le gustara divertirse, salir con amigos y pasar un buen momento en un sitio donde había mucha gente. Su problema comenzaba en el poco respeto con el que se encontraba hacia los omegas. Cuando aceptaba ir era porque Louis se lo pedía y porque debía cuidarlo —cuidar que no se metiera en problemas y escándalos— y en esas ocasiones jamás faltó la presencia de más de algún alfa que quisiera pasar una noche con él… prácticamente a la fuerza.

Entendía que para el resto era un omega atractivo y demás, sin embargo no entendía por qué creían que tenían el derecho de imponer con quién debía acostarse. Nunca se dejó manipular y obligar, muy a pesar de que con la fuerza que tenían podían someterlo en un segundo, pero para su suerte Louis era un buen amigo y sabía a lo que se enfrentaba al ir a ese tipo de lugares, así que siempre se mantenía atento a su alrededor y cada vez que estuvo en problemas lo salvó ahuyentando a los alfas. Porque que un omega le dijera que no a un alfa era inaceptable, pero ¿un alfa diciéndole a otro que no tocará a un omega? Podría crear una fuerte pelea si se llegaba a negar, algo que nadie quería y pocos se atrevían a enfrentar. Lo peor era que sabía que pasaría en más de una ocasión durante esa noche, así que no le quedaba más que pensar alguna manera de evitar problemas. Solo esperaba que cuando sucediera alguien estuviera cerca para ayudarlo si se complicaba su situación, incluso Steven, que a pesar de que se llevaban un poco mal, si notaba que algún alfa lo estaba molestando no dudaría un segundo en defenderlo. Al final del día eran amigos y debían cuidarse entre todos.

Louis y el resto de sus amigos tardaron más de media hora en arreglarse y cuando estuvieron juntos deseó que hubieran tardado más porque no se demoraron un segundo en empezar a hacer escándalos en lo que se marchaban, aún estando en el lobby del hotel. Louis hablaba de lo tanto que le molestaba tener que casarse a su edad, Steven le daba la razón porque según él los omegas eran un dolor de cabeza, Jacob se mantenía en silencio asintiendo de vez en cuando y Brandon exclamaba que en el viaje al casino debían poner música. Harry solo pensaba en lo tanto que quería regresar a su habitación para dormir o comer, o quizá mirar una película. Quizá hablar con Dave. 

Cuando quince minutos después llegaron, Harry se encontró con un lugar que era como pensó que sería. Había mucha gente: alfas, betas y omegas. Todos bailando con todos, todos bebiendo del vaso de todos, y por supuesto su grupo de amigos no tardó en unirse al tumulto, dejándolo prácticamente solo y a su suerte hasta llegar a la barra. Estuvo a punto de enfadarse pero recordó que no era la primera vez que lo hacían, pues a pesar de que no les molestaba cuidarlo, también querían divertirse. Los entendía un poco. Trató de no pensar mucho en ello y buscó distraerse observándolos desde lejos ir de un lado al otro, hablando con desconocidos y bebiendo de muchos vasos ajenos. Más de una vez negó con la cabeza con desaprobación.

Estando en la barra Harry pidió una bebida de extraño nombre y la bebió con tranquilidad, sin tener muchas ganas de emborracharse tan rápido como sucedía la mayoría de las veces que ingería alcohol. El bartender, que era un beta, intentó hablar con él en más de una ocasión y no habría tenido problema de hacerlo si no fuera porque apenas tenía tiempo con la cantidad de gente que se acercaba a comprar. Así que mientras que el bartender se marchaba y volvía, se encargó de buscar con la mirada a sus amigos entre la multitud de personas. 

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