Epílogo
Tenía la esperanza de que la mirada que les estaba enviando llegara como una especie de amenaza o advertencia. Ciertamente no parecían prestarle atención y, a pesar de eso, no pensaba hacer demasiado con tal de cambiar algo. Quizá gruñir un poco en voz baja, enojarse y luego hablar con Emma al respecto. No mucho más.
Eso le pasaba por enamorarse de una de las omegas más populares y hermosas de la escuela.
Había varios alfas, betas y omegas alrededor de ella, como cada día durante la hora del almuerzo. Nunca se hacía más fácil para Alexander soportar la tanta atención que le daban, en su mayoría alfas que la pretendían a pesar de saber que estaba en una relación con él. ¿Cómo podía reaccionar? Además de enfadarse, sentir celos y preguntarse qué debía hacer al momento de discutir con ella. Nada, porque Emma tampoco tenía la culpa. La tenían esos alfas irrespetuosos.
—Te culpo a ti, papá —murmuró en voz baja, llevando sus ojos a la comida sobre la mesa—. Nunca me enseñaste a manejar toda la mierda posesiva.
Se sintió aliviado cuando escuchó el timbre que indicaba el final de la hora del almuerzo. Aún le quedaba una última clase a la que asistir, aunque ese día decidió no ir porque la profesora lo ponía de mal humor. No lo hacía muy seguido, sin embargo en ese momento lo necesitaba para evitar problemas con Emma y con su grupo de amigos. Así que juntó lo que restaba de su comida y la tiró antes de marcharse.
Estaba saliendo de la escuela cuando escuchó una voz llamándolo. Por un segundo pensó en ignorarla pero se dijo que lo correcto era voltear. A pesar de su propio enojo, Alexander sabía que Emma no había hecho nada y no merecía un trato injusto de su parte.
—¿Amor? —Emma lo llamó. Alexander la miró con una pregunta en su expresión—. ¿A dónde vas? Las clases no han terminado y pensé que luego saldríamos juntos.
—Se me fueron las ganas —respondió con un tono de voz indiferente. No se perdió de la confusión en el rostro de la omega, incluso lo molestó más—. De todas formas puedes continuar con el plan sin mí. Tienes muchos amigos que seguro van a estar encantados de recibir un poco de tu atención.
Emma hizo un ruido de confusión.
—¿De qué hablas, Alex? No entiendo.
—Nos vemos mañana, Emma. Que termines bien el día.
Luego de decir esas últimas palabras, Alexander se dio la vuelta y caminó hacia fuera de la escuela ignorando los llamados de Emma. Buscó sus auriculares y se los puso, intentando callar sus pensamientos con música.
Estaba demasiado confundido con la situación de Emma hablando con muchos alfas cada día. Sentía que era incorrecto enfadarse tanto. En más de una ocasión discutieron acerca del tema debido a que ella se ponía de la misma forma cuando a él le hablaban omegas. Sin embargo, había algo más que no lo dejaba en paz. Quizá se trataba del casi nulo control que tenía sobre sus emociones, o que sabía que a la larga esas actitudes que a ambos no les molestaba mostrar los afectaría si continuaba creciendo.
Tampoco estaba dispuesto a dejar que jugaran con él. Probablemente Emma no sería capaz de traicionarlo y menos con los alfas de su escuela, donde todos se conocían con todos y además nadie se salvaba de ser un imbécil total con los omegas. Y a pesar de la confianza que le tenía a su novia, Alexander no planeaba bajar la guardia y dejar que lo tomaran por tonto.
Su padre alfa, Louis, quizá no le enseñó mucho por lo tan distraído que era. Aunque por otro lado Harry, su padre omega, lo educó para siempre estar atento a su alrededor, a evitar que la gente lo tome por sorpresa si pretendían traicionarlo de alguna manera. Porque había que dar un paso adelante cada vez que fuera posible y necesario.
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Mordida Equivocada
Fanfic[Nueva versión] Un viaje. Una noche entre amigos. Varios tragos de por medio. Luego de recibir la noticia de que debe casarse, Louis planea un viaje a Las Vegas junto a su grupo de amigos para despedir su soltería. Sin embargo, lo que comienza como...