Capítulo trece

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Capítulo trece






El ruido del motor era lo único que se escuchaba dentro del auto. 

Ninguno dijo palabra alguna desde que salieron de la casa. Harry no quería ser el primero en romper ese silencio, pues no sabía qué debía decir o qué estaba sintiendo Louis como para dar tal paso ya que podía terminar de muchas maneras. Contento no se encontraba, lo tenía en claro por su aroma y por cómo de vez en cuando apretaba con fuerza el volante, sin embargo no estaba seguro de qué lo tenía así. 

¿El beso? 

¿Qué podría haber pasado si alguien más los encontraba haciendo eso? 

Para Harry era obvio que estaba enterado de su beso con Dave. ¿Por cuál otra razón se encontraría enojado? Además, Rusell no se había acercado antes de que se marcharan solo para decirle buenas noches. Harry sabía que el alfa no era así, menos cuando se trataba de él y de hacerle la vida imposible, y ciertamente el hecho de que luego de eso Louis pareció enfadarse y se volvió un poco distante, resultó una clara señal de lo que habían hablado.

Suspiró y miró por la ventana tratando de hacerse más pequeño en el asiento, preguntándose con algo de temor qué pasaría ahora. Louis y él eran amigos. Solían poder hablar de absolutamente todo, incluso de los problemas en los que ambos estaban metidos juntos, sin embargo ahora… ahora era tan diferente. Tenían confianza, sabía que sí, pero ¿qué tanto podían hablar cuando los problemas los causaban ellos mismos? 

¿Hasta cuándo podrían soportarlo? Porque Harry era consciente de que Louis no se quedaría callado por mucho tiempo, y además dudaba que en algún momento no fuera a tener los mismos deslices que él tuvo esta vez con Dave, lo que provocaría más problemas. Porque que se hayan dado unos cuantos besos —de los cuales Harry no se quejaba en lo absoluto— no significaba nada.

Y ante esa idea, recordó algo de lo que debía estar pendiente y que tenía que hablar con Louis casi de manera urgente. 

Se aclaró la garganta y le dio una rápida y breve mirada antes de regresarla al frente. 

—Está… —comenzó en voz baja y se aclaró nuevamente la garganta, un poco incómodo por tener que admitirlo en su cara—. Mi celo está por llegar y no sé qué haré. 

Ciertamente no era el mejor tema para tocar luego de lo que había sucedido en la reunión, lo sabía muy bien, pero era algo que lo tenía muy preocupado desde hacía días y además si Louis no decía algo que estuviera relacionado con Dave, él no daría el primer paso para hablar al respecto. Se negaba, pues no se sentía seguro de cómo reaccionaría ya que cuando quería podía ser muy inmaduro… y la mayoría de las veces quería. 

Louis no emitió palabra alguna durante varios minutos y Harry no se atrevió a mirarlo porque sabía que estaba muy sonrojado. Más de una vez hablaron del tema pero solo como amigos y sin dar muchos detalles, sin embargo ahora era totalmente diferente. No podían conversar como antes, pues no se trataba de una simple amistad y un intercambio de opiniones. Ahora debían pasarlo juntos y probablemente no encontraría otras opciones para escapar de ese hecho ya que sus instintos los controlaría: el alfa de Louis querría al omega de Harry y el omega de Harry querría al alfa de Louis, muy a pesar de que en todos sus sentidos, sin la bruma del celo, no estarían muy emocionados de que se diera así. 

Harry pensó y no pudo evitar llegar a la conclusión de que arruinaría por completo su amistad con Louis. Todo se volvería extraño entre ambos y perderían lo que habían formado durante años, y eso no hacía más que llenarlo de tristeza mezclada con un poco de desesperación.

Mordida EquivocadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora