Mordida Equivocada

Capítulo veinticuatro

Capítulo veinticuatro

En un principio Harry pensó rechazar la oferta de Louis. No estaba muy seguro de qué tan bueno sería para su situación académica ir de vacaciones en pleno semestre, pero Louis lo acabó convenciendo argumentando que si no aprovechaban la juventud que aún tenían se les iría el tiempo volando. Harry se preguntó en qué se les iría, aunque decidió finalmente aceptar porque no quería discutir.  

Hablaron del lugar al que podían ir durante varias horas. Harry ofreció España y enseguida quedó descartado porque ninguno hablaba el idioma, al igual que cualquier otro sitio de Latinoamérica. Simplemente no querían complicar el viaje. Entonces pensaron en Francia. Louis tenía un poco de conocimiento en el idioma y Harry siempre quiso conocer París, por lo que al final resultó la mejor opción. 

Así que dos días después viajaron, simplemente dándole a sus conocidos pocos datos del lugar al que se dirigían para evitar ser molestados.

Apenas subió al avión, Harry decidió que durante los días que estuviera fuera del país olvidaría todo lo que lo tenía estresado desde el regreso de Las Vegas. Olvidaría a su madre y su desprecio infinito hacia él, los problemas de Emma y su pareja y también dejaría lejos a Rusell, sin importar que los fue a despedir al aeropuerto. Incluso a Jared, que cada vez que Louis lo nombraba lo ponía de mal humor casi sin razón alguna. Sólo sucedía.

Louis ayudó demasiado a que dejase de pensar en lo que lo ponía de mal humor o lo llenaba de estrés. Desde que subieron al avión (el cual era privado, algo que le pareció una exageración de parte de Louis pero no iba a discutir porque era su dinero), no dejó de hablar de lo que podían hacer en Francia, de lo bien que la pasarían y además lo trató con suavidad durante cada segundo. Se sentía en el cielo. 

Lejos quedó el breve desacuerdo que tuvieron por la ausencia de Harry en la casa. Louis pareció olvidar lo molesto que estaba al respecto y Harry también decidió ignorar lo injusto que le pareció que le reclamara por estar con su hermana en un momento difícil. 

Ciertamente la peor parte fue la del avión. Harry había salido muy pocas veces de Londres y cuando lo hizo fue en auto, en tren o en autobús. Un avión era algo completamente nuevo para él y aunque viajó a Estados Unidos algunos meses atrás, todavía seguía siendo aterrador. Por esa razón Louis se encargó de mantenerlo distraído, bromeando y haciendo breves comentarios en francés, dejándolo además de entretenido muy encantado por cómo se escuchaba su pronunciación. En más de una ocasión Louis dijo frases que Harry no entendió aunque supuso que se trataba de cumplidos por su sonrisa. Exigió que se lo tradujera, un poco divertido y un poco molesto a la vez, sin embargo Louis lo ignoró y lo continuó haciendo en la mayor parte del vuelo. 

La estadía en París fue incluso mejor y más llena de sorpresas. Se quedaron en la ciudad durante cinco días y disfrutaron del lugar dentro del hotel y fuera, sin importar que en más de una ocasión llovió, impidiendo que salieran de la enorme habitación en la que se estaban alojando.

Disfrutaron los días aprovechando la tranquilidad que quizá en Londres no tenían porque estaban muy expuestos a que alguien apareciera de la nada y un nuevo problema surgiera. Por eso ignoraron lo exterior a ellos. Incluso a Rusell, que en más de una ocasión los llamó, tal vez sin intención de molestar porque había estado más tranquilo desde que Louis decidió trabajar con él. 

Harry recibió varios regalos de parte de Louis, los cuales en cierto punto le parecieron absurdos por lo caros que lucían. Al final del día los aceptó encantado y trató de no quejarse mucho, ignorando que no le gustaba demasiado la cantidad de dinero que Louis gastaba en él, pues con el viaje ya era suficiente. Aunque sin duda el collar con sus nombres grabados fue lo mejor, lejos de la ropa de diseñador, porque se sentía como una promesa. Una promesa que desde hacía mucho tiempo se habían hecho y que ahora tenía otro peso.