Capítulo veinte

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Capítulo veinte





Louis llegó a su casa sintiéndose exhausto luego de haber hablado durante horas con su padre. Desde su adolescencia Rusell lo estresaba hasta más no poder y además le quitaba la energía, y peor era cuando discutían, algo que últimamente sucedía muy a menudo. Ese día en especial no hubo peleas o gritos como era normal entre ellos. Hablaron tranquilos, Louis escuchó sin tratar de contradecir porque desde hacía algunas semanas no tenía ganas de luchar contra nadie, y finalmente allí se encontraba. Debatiendo en su cabeza qué haría para resolver una vez más los problemas en los que estaba metido por su propia estupidez.

Miró durante algunos minutos la casa en la que vivía. Sentado en el asiento de su automóvil estacionado en la entrada, no podía dejar de pensar en lo que hizo y en lo que no. Probablemente Harry se encontraba dentro sufriendo por su culpa. Últimamente no sabía nada acerca de él por las decisiones que tomó días atrás estando cegado por el temor. Entonces ¿sería correcto aparecer sin más luego de semanas ignorándolo? Porque debía hacerlo ya que no tenía escapatoria luego de lo que habló con su padre. 

«No quería arruinar nuestra amistad por la atracción que siento por ti» ¿Era eso lo que le diría? Louis se negaba rotundamente. En parte porque Harry lo odiaría luego de que lo abandonara y además no estaba seguro de haber dejado atrás ese tipo de sentimientos sin importar la cantidad de tiempo que había pasado desde que comenzó su miedo. Ser tan sincero no estaba en los planes.

¿Entonces cómo solucionaría todo? 

Negando con la cabeza junto a un suspiro, decidió que había estado demasiado tiempo dentro del auto. Debía tomar valor y afrontar lo que él mismo consiguió en esas semanas, de la misma manera que afrontó lo sucedido en Las Vegas. Sin importar lo tan enojado que probablemente Harry estaba con él y lo complicado que todo podía tornarse.

Se adentró a la casa preguntándose si se encontraba allí. Hacía tiempo que no le dirigía la palabra y no estaba seguro de si continuaba teniendo el mismo itinerario que antes, pero si así era significaba que debía haber llegado porque hacía horas había terminado el horario en el que solía estar en la universidad. Cuando escuchó su voz en la cocina junto con la de Grace, supo que estaba en lo cierto, por lo que caminó hacia allí. 

Mientras que hablaba con Rusell acerca de lo mal que estaba que ignorara de esa manera a Harry y que cuando lo viera en persona se daría cuenta de la razón, Louis había comenzado a pensar en cuál y cómo sería su disculpa o excusa. Y pensó demasiado en eso a pesar de que no llegó a una respuesta exacta. Sin embargo, en ningún momento esperó encontrarse con la imagen de Harry en tan mal estado.

Su piel normalmente pálida estaba mucho más blanca a nada de ser de un amarillo poco saludable, tenía los labios resecos y además desde la entrada de la cocina pudo sentir el aroma a desolación salir de él. Louis abrió la boca sorprendido y se acercó de a poco, aún sin comprender lo que había provocado con su lejanía.  

Grace fue la primera en notar su presencia. Ignoró la mirada llena de tristeza que le envió y se concentró en Harry que estaba tomando una sopa con tranquilidad, sentado en la mesa donde solían comer juntos cada día.

¿Qué había hecho? La peor decisión de su vida fue alejarse de Harry de esa manera porque ahora su omega estaba arruinado y era por su culpa.

—¿Harry? —preguntó con la voz llena de duda. Se hizo hacia atrás en el momento que Harry pareció exaltarse al escucharlo y cuando lo miró, supo que realmente había arruinado todo. Porque esa expresión no encontró más que tristeza y confusión, además de algo de rechazo—. Harry… 

Harry decidió ignorarlo. Volvió a tomar la sopa a la vez que se tapaba la mitad del rostro con una mano, con el codo apoyado en la mesa. Louis se acercó y puso una mano sobre su hombro con suavidad sin saber qué tan bienvenido era en su espacio personal. Tomó un respiro profundo cuando sintió a Harry tensarse antes de que se diera la vuelta una vez más para observarlo. Ahora tenía los ojos llenos de lágrimas y había un ligero puchero en sus labios. Y rencor. Mucho rencor en su mirada. 

Mordida EquivocadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora