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Emma.

Estábamos en el auto. Con Justin no había pasado nada más, ni una palabra. Los niños no dijeron ni una sola palabra al verlos entrar. Solo nos miraban fijamente desde atrás, atentos a cualquier movimiento.

Fruncí el ceño.

—¿A ustedes qué les pasa?

—Mamá. ¿Qué tanto hacían papá y tú allá arriba?— pregunta Gemma y la miro sorprendida. Era de esperar que Jacob fuera con el chisme.

—Niños...

No sabía qué decir.

—¿Quiénes están listos para disfrutar?— suelta Justin mirándome.

Salvada por la campana.

Los niños no evitaron gritar.

—¡Nosotros!

—¡Pues a por ello!

(*)

Llevábamos una hora en el auto y todavía faltaba otra hora mas para llegar al puerto. Los niños se habían dormido y Justin estaba muy callado. Era un silencio incomodo para mí, no sabía si era lo mismo para él.

Lo mire y estaba sonriendo, concentrado en el camino.

¿El habría cambiado realmente?

Tenía demasiadas preguntas.

—¿Qué hiciste todo este tiempo que no estuvimos contigo?— pregunte sin pensar. Entonces me di cuenta que tal vez la respuesta no seria la mejor para mí.— Lo lamento. No tengo porque meterme en eso...

—No te preocupes Emma. Yo he estado... mal. Al menos es lo que me decían mis amigos. Yo...— lo interrumpí.

—En serio no tienes que responder.

—Quiero hacerlo.— me mira por unos segundos y asiento.— Me odie por mucho tiempo Emma. Me metí en el alcohol, en un mundo vacío. Sentí que me moría, me destruiste. Y sabes, aunque después de todo te agradezco, porque tú me enseñaste lo que era importante para mí, me abriste los ojos. No era yo, ni aquella mujer, ni el dinero. Son ustedes. Los quiero con todo de mí Emma. No me puedo permitir perderlos de nuevo.

No sabía qué decir. Quería a Justin. Y quería permitírmelo.

Secuela WhatsApp ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora