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Emma.

Caos total. Otra palabra no podía definir lo que estaba ocurriendo en esta casa en estos momentos. Justin tenía un ojo morado y las manos con varios rasguños. Jason tenía la ceja, el labio y uno que otro corte en la cara. Los niños estaban claramente espantados con la situación.

—¿Jason? ¿Qué haces aquí?

Fruncí el ceño. Creía haber dejado todo claro con él. Era un imbécil.

—Tenemos que hablar, pero veo que las cosas están claras aquí.

—Tú y yo hemos dejado todo claro.

Él nego.

—Te lo dije Emma. Algo pasaría entre ustedes. No me equivoque. Te dije que no fueras, sabía que él te obligaría.

Solté una carcajada sin humor.

—Yo no he obligado a nadie.— Justin soltó rápidamente, a la defensiva.

Si supiera.

—Tu cállate hijo de puta.— gruñó Jason. Lo mire sorprendida ante su lenguaje.

—¡Jason! ¡Están los niños!

—¡Qué me vale Emma! ¡Eres una estúpida! ¡Te lo advertí!

—¿Pero de qué vas tu imbécil? ¡No le hables así!— Justin comenzó a acercarse a él nuevamente. Lo tome de la muñeca.

—Jacob ve con tus hermanos arriba. Ahora.

Ellos me hicieron caso rápidamente y subieron.

—Justin déjame a mi.— le pedí.

El frunció el ceño.

—No voy a dejar que este imbécil se siga pasando de la raya Emma. Le voy a enseñar a respetar.

—Por bien hombre que eres tú. Ven y dímelo a la cara mariquita.— soltó Jason, esta vez acercándose de él.

—¡Hijo de puta!

—¡Ya basta los dos!— grité interponiéndome en el camino de los dos.

—¡Basta tu Emma! ¿Por qué haces esto? ¡Me amas joder!

Suficiente.

—¡Que yo le quiero Jason! ¡Soy débil cuando se trata de él!— finalmente explote.— Lo amo. Sé que me hizo mucho daño, pero simplemente no puedo... con él me siento plena. Soy yo misma, a su lado esta mi hogar. Y sí, me marcó todo lo que ha pasado, porque es difícil, pero me he dado cuenta que mientras más trato de alejarme, más me acerco. Yo lo lamento.

El negó varias veces, como si no comprendiera mis palabras.

—¡Abre los ojos Emma ¡Él te engaño! ¡Se burlo de ti! ¡No tiene perdón!

—No tienes porque recordármelo a cada minuto Jason, lo tengo claro. Puede que algún día esa herida termine de sanar. Tal vez me levante y le diga que quiero terminar por unir nuestras vidas, puede que igual me canse y no quiera verle de nuevo, pero por ahora solo quiero que me demuestre de lo que es capaz... solo eso.

—Las personas como él no cambian.

Asentí.

—Claro. Lo dices tú.

Él apretó los puños.

—Se pueden ir al infierno los dos. Juntos.— lo otro fue muy rápido, tan solo sentí un golpe en mi mejilla, tan fuerte que me hizo perder el equilibrio y caer al piso. Mi mejilla ardía.

—¡Te das por muerto hijo de puta!— fue lo único que escuche. Mi vista se comenzó a nublar. Lo otro era negro.

Secuela WhatsApp ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora