Epilogo

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El tiempo había volado ante mis ojos, con la familia que siempre quise a mi lado. Hoy los gemelos finalmente cumplían sus dieciocho años. La casa irradiaba felicidad por todas las esquinas. Tenía todo lo que quería, aquí conmigo.

—¡El último que llegue le toca limpiar la casa!— gritó Jacob mientras aceleraba.

Estábamos en una finca que Justin había comprado hace unos años. Solíamos venir cada fin de semana y hacíamos cualquier actividad familiar. Recordábamos los viejos tiempos.

—¡Que eres toda una abuela Emma!— me gritó Justin mientras me pasaba por el lado rápidamente en el Four Weels. Sonreí.

—¡A ver quién es la abuela ahora!— solté acelerando un poco más. Le tenia que llevar delantera. No me iba dejar ganar por Justin una vez más.

—¡Papá es el abuelo!

—¡Un gusto Bieber!

El último en llegar había sido Justin. Todos reíamos y hacíamos el raro baile que el solía hacer cada vez que nos ganaba, o sea, casi siempre.

—¡Esto es injusto!— gruñó quitándose el casco, su cabello estaba alborotado.— ¡Esa moto tiene problemas!— señalo mientras bufaba.

—Venga papá, acepta por una vez que has perdido.— Gemma soltó una carcajada mientras entraba a la casa.

—¡Besen a su amo!— gritó Jacob mientras entraba a la par de Gemma.

—Una vez se hace justicia.— dijo Austin quién estaba rojo por las carcajadas.

—¡Toma eso Bieber!— Madelin volteo ligeramente y se dio una nalgada en forma de victoria.

Justin abrió la boca ligeramente sorprendido. Yo seguí riendo, esto era demasiado.

—¿Viste eso?— señaló la puerta por donde Madelin había desaparecido. Asentí mientras soltaba unas últimas carcajadas.— ¡Venga que no tienen respeto por mí ya!

Me acerque a el y rodeé su cuello con mis brazos. Deje un pequeño beso en sus labios y le acaricie levemente el pelo.

—Aprende de la mejor.— me solté de su cuello y imite el mismo acto de Madelin. Solté una carcajada y me dispuse a entrar, pero una mano en mi cintura me lo impidió.

—Venga, la limpieza tendrá que esperar. Tengo mejores planes con una hermosa chica por ahí... — susurró en mi oído. Lo mire juguetona.

—¿Ah sí?

El asintió.

—Ni te cuento de las cosas que le quiero hacer...

—Pues creo que deberías hacer algo al respecto...

El rió y beso mi mejilla.

—Si tanto insistes.

—Te amo Bieber.— susurre.

—Te amo más muñeca, y no tienes idea de cuánto.

Y así fue nuestra historia, después de tanto, al final siempre juntos.

Secuela WhatsApp ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora