Secuela WhatsApp ➳ j.b

61

Jacob.

—Papá.— murmure con una sonrisa. Era él. Había olvidado cómo lucía.

—Niños...— susurró. Pude notar cómo varias lágrimas se asomaban.

—¿Papá?— la pequeña Madelin frunció el ceño. Asentí.

—Papá.

—Lo lamento, yo no quería...— soltó papá rápidamente.

Qué linda se sentían esas palabras. Papá.

—Prometo que estaremos juntos de nuevo. Solo necesito tiempo.

—No sabes cuánto he esperado por este momento.— Austin hablo por primera vez. Nos quedamos en silencio.

—¿Puedes venir por nosotros? Queremos ir contigo. Ya no quiero estar aquí con mamá.— me atreví a decir, aprovechando el silencio.

—Jacob no digas eso. Agradece a tu mamá que ha estado allí con ustedes mientras yo no he estado presente.— regañó y solté un suspiro.

—Pero es que... le odio.— susurré. Él me miro sorprendido.

—¿A quién odias? ¿A tu mamá?

Iba a responder, pero Gemma se me adelanto.

—A Jason. El novio de mamá.

Él frunció el ceño.

—A ver. ¿Y por qué le odian?— se notaba el sarcasmo en sus palabras. Podía jurar que de no ser de todo este lío familiar. Estaba celoso.

—Es un bastardo.— solté. El claramente se sorprendió ante mis palabras.— Ni lo intentes papá. Mamá me ha dicho que somos iguales. Así que ni lo intentes.

Su semblante se suavizo y soltó una carcajada.

—Bueno, que tengo que hacer el papel de papá responsable.— alzó sus brazos en forma de defensa.— Pero ya. Qué es lo que hay con ese bas... el novio de su madre.

—Siempre nos...— no termine la oración porque mamá entro, seguida de Jason. Rápidamente tome el celular y lo entre en mi bolsillo. Esperaba que no hayan escuchado nada.

—¿Niños? ¿Qué hacen todos aquí reunidos?— preguntó mamá frunciendo el ceño.

—Nosotros...— comencé a decir, pero no se me ocurrió nada. Gemma me interrumpió.

—Momento familiar.— soltó rápidamente.

—¡Eso!— apoyo Austin.

—¿Ustedes? ¿En un momento familiar?— alzó una de sus cejas.

—Como hermanos que somos.

—Bien, me alegro que estén implementando esto. A dormir ya. Cada uno a su habitación.— y con eso salió. Jason se quedo parado en la puerta mirándonos fijamente. No se lo había creído.