Secuela WhatsApp ➳ j.b

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Emma.

Hoy era un día normal, como cualquier otro. Solo que esta vez nos habíamos ido con Jason, mi auto no quiso prender. Llevamos los niños al colegio y después Jason me llevo al trabajo.

—Nos vemos luego.— y con eso me baje del auto. Entre a mi oficina y como siempre, había mucho trabajo.

Día normal y aburrido. Ya era de tarde, estaba esperando a Jason para ir al supermercado. Mi celular comenzó a sonar. Era Jacob.

—¿Hijo? ¿Todo bien?

—¿Mamá? Hemos salido temprano. ¿Podemos ir a casa de Amanda? Su mamá dijo que podemos ir los cuatros.

—¿Los cuatros? Pásale el teléfono a la mamá de Amanda, quiero hablar con ella.

Luego de unos segundos ella hablo.

—Hola Emma. ¿Cómo estas?

—Todo bien. ¿Y tú?

—Muy bien. Oye. ¿Puedo llevar a los niños conmigo? Tengo tarde de té.

—Bueno... ¿segura qué puedes con los cuatros? No tengo problema en ir por los pequeños.

—No, tranquila, que son unos ángeles. Te los llevo a las seis.

—Muchas gracias Agatha. La verdad es que después de todo me harías un gran favor, tengo que ir al supermercado a por unas cosas.

—Está bien Emma. Ya te paso a Jacob.

—¿Qué paso mamá?

—Pórtense bien chicos. Y tú vela por tu hermanos. Dile a Gemma que no deje sola a Madelin y tú a Austin. Pórtense bien. ¿Escuchaste?

—Si mamá. Te queremos.

Sonreí.

—Yo también los quiero. Adiós.— y con eso colgué.

—¡Preciosa!— exclama mi prometido entrando a la oficina.

—Jason, cariño.

—¿Nos vamos?

Asentí.

—¿Me llevas al super mercado? Tengo que ir a comprar unas cosas.

—Está bien. Vamos.— con esos salimos de la oficina.

Media hora después ya estábamos en el supermercado.

Leche ✔
Arroz ✔
Carne ✔
Cereal ✔
Galletas

¿Dónde estaba las galletas?

—Permiso señor. ¿Sabe dónde están las galletas y dulces?

—Pasillo cuatro.

Le agradezco y me encamino hacia allá.

—¿Jason?— llamo a mi prometido en voz alta.

—¿Emma?— dice una voz detrás de mi.

La sangre se me congelo. Mierda, doble mierda. Volteé y me quedé atónita. No podía ser él. Él estaba en Canadá. ¡Mierda triple!

—Hola Emma. Mucho tiempo sin verte.

Su sonrisa seguía intacta. No podía creer lo que mis ojos veían. Era él. El mismo de hace cuatros años.

—Justin...