Capítulo 14: Noche de chicas

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Al llegar mi prima ordenó pizza, Raquel fue a comprar cervezas y mis hijos miran una película en el living. Mientras Camille pone la mesa yo decido mandarle un mensaje a Alexander, pero me sorprende ver que él ya me ha hablado.

Alexander, 20:53

Tenemos una charla pendiente, no lo olvides.

Para evitar morir de un infarto, apago el teléfono y lo dejo cargando en mi habitación. Trato de no pensar demasiado las cosas, por ahora no funciona muy bien, pero trato de despejarme poniéndome el pijama. Voy a la cocina contando los pasos que doy para mantener mi cabeza ocupada.

— Yo conozco esa cara — dice Camille apenas entró a la cocina — Dime cuantas vueltas le has dado al asunto.

— Unas ciento ochenta por ahora.

Ella ríe y niega con su cabeza. Darle vueltas a las cosas es algo que he hecho desde que soy pequeña, nunca he podido dejar un asunto como está y no pensar más en ello. Siempre me empeño en seguir pensándolo hasta que mi cabeza explote o caiga dormida por cansancio.

— A comer se ha dicho — dice Raquel entrando por la puerta con dos cajas de pizza y cervezas.

Todos nos sentamos en los sillones y comemos mirando una película. Luego de un rato mis hijos comienzan a caer dormidos sobre el sillón así que junto a Camille los acostamos mientras Raquel levanta la mesa.

— Suéltalo ya— dice Raquel cuando terminamos de hacer los quehaceres.

Camille y Raquel me miran expectantes sentadas en el sillón más grande. Decidido que decirles, que parte o si simplemente suelto todo y veo que pasa, me decido por la segunda opción y con sumo cuidado comienzo a contarles lo que sucedió con Alexander desde el viernes por la noche hasta ayer por la noche. Trato de no pasar por alto ningún detalle mientras veo las caras de mis amigas cambiar en diferentes emociones.

— Entonces, lo que tú me estás diciendo es que el viernes por la noche estuvieron aquí y no tuvieron sexo.

Raquel me mira incrédula mientras da un sorbo a su cerveza.

— ¿Ni siquiera se tocaron o algo?

Niego con la cabeza.

— ¿Algún roce?

Niego con la cabeza nuevamente.

— Qué maldita estúpida eres prima.

Camille niega con su cabeza y Raquel me mira como si hubiera hecho la peor cosa del universo. ¡Cazzo!

— Oh no se atrevan a mirarme de ese modo, no puedo acostarme con él si ni siquiera lo conozco.

— Sexo con desconocidos se llama Gio y no es para nada malo.

— Pero tú no los vuelves a ver, yo si— digo mirando a Raquel— Yo lo tengo que volver a ver todos los días porque es mi jodido cliente. ¿Entiendes eso?

— ¿Por qué eres tan dramática?

— Además si sucede algo más, no puede ser tan malo Giovanna.

Nuevamente me observan como si hubiera hecho la peor cosa del mundo. Enfadada tomo mi cerveza. ¿Cómo pueden pensar que esto es una cosa fácil? Esto para nada es fácil.

— No es tan fácil Camille, hay muchísimas cosas detrás.

— Dime qué hay detrás entonces.

— Pues un sin fin de cosas como... como...

— ¿Ves? No hay nada detrás solo tú mismo miedo de siempre.

— Tiene razón Gio — dice Raquel— Solo tienes que relajarte y dejarte ser feliz al lado de un hombre.

Amor a la italianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora