Capítulo 22: Sin fin de charlas profundas y psicológicas

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Los bocinazos provenientes del jardín interrumpen mi lectura, colocó un separador para marcar la página viendo como mi madre corre hacia la entrada mientras limpia sus manos llenas de harina en su delantal, Giovanni la sigue casi tan emocionado con ella. Rio al ver como en su intento de abrir la puerta rápidamente las llaves se resbalan de sus manos cubiertas de harina, mi hermano pierde la poca paciencia que tiene y abre la puerta de par en par. Gritos se escuchan y mis hijos corren rápidamente para ver qué está sucediendo.

Con una sonrisa en mi cara me levanto del pequeño sillón y camino alegremente hasta el lugar donde provienen los gritos extasiados de mi madre y Alessia. Al salir al porche puedo ver como Marco intenta salir del pequeño auto celeste de mi hermana, el refunfuña sacando las piernas y estirándolas, a su lado mi madre espera con ansias poder abrazarlo mientras Giovanni levanta por los aires a Alessia, mis hijos esperan con paciencia su turno para saludar a mi hermana mientras Giuliano mira la escena con sus cejas alzadas. No debería sorprender la intensidad que puede manejar mi familia en algunas ocasiones.

¡Sorellina!— grita Marco corriendo hasta mí.

Con ansias dejo que me envuelva en sus brazos, su abrazo es todo lo que esperaba, cálido y apretado de esos que te dejan sin aire, él besa mi cabeza y mis mejillas como si su vida dependiera de eso, yo rio al ver su efusividad. Noto como su cabello está prolijamente cortado y peinado, su colonia sigue siendo la misma y su mandíbula sigue igual de cuadrada como la de Giovanni, su sonrisa igual de compradora que la de mi madre y sus ojos igual de juguetones como los de mi padre. Mi hermano mayor sonríe hacia mí mientras mi madre se enrosca en su brazo.

— Estás más bella de lo que recordaba hermanita— dice riendo.

— Es que ahora tiene novio.

¡Mamma! — digo escandalizada ante sus palabras.

La cara de mi hermano se desfigura y su ceño se frunce cuando mira a mi madre, antes de que pueda decirme algo corro hacia Alessia, sus brazos se abren apenas me ve y yo salto hacia ella, la efusividad es algo de familia.

¡Oh cara sorellina, mi sei mancata così tanto! — grita en mi oído mientras me apretuja contra su pecho.

— Yo también te he extrañado pesada.

Ella me despega de su pecho y me besa de la misma manera que Marco luego me gira y me analiza con detalle, Alessia puede ser muy intensa cuando quiero eso es algo que comparte con mi madre. Cuando me suelta un grito sale de sus labios y cubre su boca.

— ¿Qué sucede? — digo mirando hacia todos lados.

— Tienes que contarme sobre ese chico con el que...

— ¡Ni se te ocurra nombrarlo! — dio enroscándome en su brazo— Mamma me dijo que le has contado cosas.

— En mi defensa, tú nunca cuentan nada— dice colocándose los lentes de sol que tenía sobre la cabeza, el sol le ilumina la cara y no tengo la menor duda de su extrema belleza.

Alessia es preciosa, ella es una mezcla perfecta entre mis padres, no se parece más a uno y menos al otro. Su cabello tiene suaves rizos hacia las puntas, sus ojos son oscuros y sus facciones delicadas, pero bien marcadas, su nariz es respingada y es igual de alta que Marco y mi padre. Ella me mira con una de sus cejas alzadas y yo levanto mis hombros en señal de inocencia, caminamos hacia la casa de donde sale música y olor a albahaca.

Bella camina alegremente colgada de la mano de mi hermana mientras ella me cuenta las, según ella, millones de cosas que sucedieron mientras yo no estaba.

— ¿Giovanni te ha contado verdad? — dijo parándose en la puerta de entrada.

— ¡Italo, Bella vengan a saludar a su tío! — grita mi madre desde adentro.

Amor a la italianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora