Mis agradables sueños fueron interrumpidos por insistentes susurros bruscos, abro mis ojos en busca de Alexander, pero no lo encuentro, me refriego los ojos y me estiró sobre la cama. Miro hacia la ventana y me sorprendo al ver que ya es de noche. ¿Cuánto he dormido? Agarró el celular de la mesa auxiliar y me entretengo viendo las imágenes que mi madre me mandó de mis hijos jugando con Alessia y Giovanni.
— No haré eso — dice Alexander bruscamente — No haré nada que ella no quiera Richard.
La mención de su mánager me alarma por lo que me levanté rápidamente y caminó hacia su voz.
— No está a discusión — dice desde el balcón.
Está de espaldas a mí, agarrado con fuerza de la baranda con su mano libre mientras que la otra sujeta con fuerza el móvil a su oreja.
— No — dice negando con la cabeza — Richard solo te pedí estos días, nada más.
Me acerco lentamente para poder escuchar mejor. Él se merece estos días libres, toda la banda se los merece luego de estar por un mes entero haciendo un show a cada hora. Deslizo mi mano por su brazo y beso con suavidad su hombro izquierdo, noto levemente como su cuerpo se relaja a mí toque, él se da vuelta y me abraza con su brazo libre, yo pego mi mejilla en su pecho y acarició su espalda con mis manos.
— No discutiré eso contigo — dice al teléfono — Dentro de seis días hablaremos de eso ahora estoy en mí receso vocal, adiós.
El aprieta la pantalla del móvil con fuerza y lo mete en el bolsillo de su pantalón de chándal.
— No quería despertarte — dice apenado y con la mirada ida.
— Ey — digo agarrando su cara entre mis manos — Estás conmigo ahora, relájate.
— Mira quién me pide que me relaje — dice sonriendo.
Beso sus labios con dulzura tratando de despejar sus pensamientos, él envuelve sus manos en mi cintura y me arrastra hacia el interior de la habitación.
— Mis padres han llamado — dice besando la punta de mi nariz — No quiero que te espantes, pero quieren conocerte.
¿Que? Muy pocas veces me ha hablado acerca de sus padres y lo último que me imaginé fue que ellos supieran de mí y menos que quisieran conocerme. Mi panza se revuelve al instante, conocer a su familia es algo tan íntimo que me deja sin palabras.
— No le des tantas vueltas — dice acercándome más a él.
— ¿Cómo no quieres que le dé vueltas? — preguntó tirando mi cabeza hacia atrás.
Conocer a su familia es otro paso en un terreno ya conocido, un terreno por el cual ya pasé al conocer a los padres de Paul, recuerdo que a él no le agradaba tanto la idea, el tema de sus padres era un tema del cual no se hablaba en la casa pues Paul no tenía buena relación con ellos, especialmente con su padre.
— Giovanna — dice apretando mi cadera — Estoy aquí, habla conmigo.
— Me da miedo — digo mirando sus ojos — Es algo muy íntimo, es como meterme en tu familia y generar relaciones sin saber que va a ocurrir luego.
— ¿Qué puede suceder? — dice con calma.
— Pueden suceder muchas cosas, podemos separarnos y no volver a hablarnos y luego habré generado un vínculo con personas seguramente encantadoras para después no verlas nunca más.
— ¿Por qué siempre piensas lo peor? — pregunta sin soltarme— ¿Y qué pasaría si lo nuestro funciona y mi familia te adora y todos somos felices?
ESTÁS LEYENDO
Amor a la italiana
RomantikEl amor muchas veces puede ser difícil. Giovanna ha amado y perdido las veces suficientes como para sentir temor al amor, al compromiso y a las nuevas sensaciones. Ella no se siente preparada para el torbellino de emociones que el amor produce. Sin...