Amor a la italiana

Capitulo 32: Toda la noche

Capitulo con contenido +18

Estar en un ascensor nunca fue una tarea difícil para mí, sin embargo, estar en un espacio tan reducido sintiendo el calor del cuerpo de Alexander a mi lado es otra cosa totalmente diferente, su brazo se roza con el mío y yo aprieto con fuerza la botella en mi mano para evitar aventarme a él, siento sus ojos en mí así que llevo la botella a mis labios y bebo un trago largo, mi némesis suspira a mi lado y el aire me hace cosquillas en mi cuello.

— No juegues conmigo — dice mirando el número de pisos.

— Te encanta que juegue contigo cariño — digo en su oído para luego morder con suavidad el lóbulo de su oreja.

Su cuerpo se tensa y se queda estático, me rio tontamente al ver su cara, sus mejillas están rojas y sus labios entreabiertos, siento mi cuerpo completamente caliente y sudoroso, abanico con mi mano mi cuello. ¿Por qué tarda tanto el maldito ascensor si son solo cinco pisos?

— Giovanna... — dice al ver como abro un poco el escote de mi vestido.

— Tengo mucho calor — digo excusándome.

Las puertas del ascensor se abren y Alexander sin perder el tiempo me guía hasta la habitación, saca una tarjeta de sus pantalones y la desliza rápidamente por la cerradura electrónica de la puerta. Al entrar caminó a paso ligero hasta la habitación y me saco los zapatos con una sola mano, dejo mi bolso sobre el pequeño sillón junto a la ventana y me giro para encontrarme con la mirada intensa de Alexander, de una forma sensual paso a su lado y me dirijo hacia el pequeño frigobar que está junto a un mueble en el recibidor, agarró una copa que se encuentra arriba de este y sirvo champagne.

Adoro la forma en la que se comporta Alexander en estos momentos, tan tímido y dulce, pero al mismo tiempo pícaro y pasional, agarro su mano al pasar a su lado y lo guio hasta la cama, hago que se siente en el borde y me coloco entre sus piernas, bebo la copa de un trago mirando sus ojos.

¿Qué haré contigo hoy? Sirvo otra copa y se la paso.

— Bebe — digo tendiéndole la copa.

Él la bebe en dos largos tragos, su nuez de adán se mueve de una manera sensual al tragar y yo lucho por mantener la calma, quiero disfrutar de su compañía aún más que la primera vez porque ahora no pienso correr a ningún lado, bebo el último sorbo de champagne y dejó la botella junto al vino en el escritorio de la habitación.

— ¿En qué piensas? — pregunta a mis espaldas.

— Pienso que hacer contigo — digo dándome la vuelta para apoyarme en el escritorio.

Hoy me siento extremadamente excitada, luego de la ducha en la que él ha tocado todo mi cuerpo, mientras yo pretendía estar en control, mi mente no ha dejado de pensar en este momento. Alexander me mira ansioso desde la cama, así que bajo su atenta mirada llevo mis manos al moño en mi cabeza y suelto mi pelo lentamente acomodándolo en mi espalda, él pasa la lengua por sus labios y juega con el aro en su boca, ese solo gesto hace que mi entrepierna se moje automáticamente, el separa sus piernas y se apoya sobre el colchón apoyando sus antebrazos sobre las sábanas y ladea su cabeza hacia mí.

— Eres hermoso — digo mirando sus ojos, él se sonroja y me repasa con su mirada.

Con mis manos deshago el nudo del vestido con delicadeza, él dirige su mirada ansiosa al darse cuenta lo que estoy por hacer, suelto los lazos y subo mi pierna al sillón donde está mi bolso haciendo que el vestido se abra un poco pero no por completo.

— Giovanna — jadea mirando mi pierna.

Deslizo mi mano izquierda por mi pierna subiendo el vestido con lentitud, cuando mi pierna queda completamente al descubierto sigo subiendo mi mano por encima del vestido, Alexander se acomoda sobre el colchón y mi mirada se dirige a su miembro marcado en sus pantalones, trago con dificultad mientras acaricio mi escote, meto los dedos dentro de mi vestido y terminó de abrirlo por completo haciendo que mi lencería color celeste quede descubierta, aún bajo su atenta mirada deslizó el vestido por mis hombros y dejo que caiga al suelo.