Algún tiempo después en la Toscana, Italia...
Mi padre me mira sonriente a mi lado, sus ojos expresan orgullo puro y tengo que hacer un esfuerzo muy grande para no llorar frente a todos. Él me tiende su brazo y yo me sostengo con fuerza, pues mis piernas están temblando desde el momento en el que me coloque este vestido blanco.
Mi padre caminó junto a mi hasta la arcada de piedra del lugar, los invitados se paran cuando escuchan la música sonar y yo puedo sentir como late mi corazón con fuerza. Delante de nosotros, Isabella e Italo junto a la pequeña hija de Marco tiran pétalos por el camino, trato de no pensar en toda la gente que seguramente me está viendo en este momento y me enfoque en él. En el chico de ojos verdes y mejillas sonrojadas que me mira desde el final del camino, sus manos jalan las mangas de su traje con nerviosismo logrando sacar una pequeña sonrisa. Miro sus ojos, recordando cada momento que pasamos juntos para terminar hoy aquí, en este lugar, con estos sentimientos a flor de piel y rodeados de todas las estas personas que vinieron a dar buena fe de nuestro amor.
Mi padre toma mi mano y la deposita sobre la de Alexander para luego besar mi mejilla e irse a sentar junto a mi madre, quien está derramando lágrimas desde el día en el que le dije que me iba a casar. Ese día fue magnífico, el verano pasado mientras disfrutamos de unas vacaciones Alex tuvo la grandiosa idea de proponerme matrimonio, no me lo esperaba, de verdad que no lo hacía, pero no dude ni un segundo en decirle que sí, que quería pasar el resto de mi vida a su lado y ser felices juntos.
El tiempo pasó muy rápido y me hizo realizar lo necesario que es disfrutar de cada mirada, de cada risa y de cada momento al lado de aquellas personas que amas. Por eso, hoy estamos aquí, para disfrutar de todas esas cosas con la excusa de la boda.
Miro hacia los invitados, toda mi familia está sentada viendo ser feliz junto a él, y su familia hace lo mismo, llorando y sonriendo con felicidad viendo el amor florecer entre nosotros. Un amor puro e increíble que tuvo sus puntos flojos pero que siempre triunfa a pesar de todo.
— Te amo — dice Alexander pasando el anillo por mi dedo.
— Ti amo — digo repitiendo su acción.
En el momento en el que el cura nos declaró marido y mujer, todo el lugar estalla en aplausos y gritos. Yo río junto a mi ahora esposo, una pequeña pero significante lágrima abandona mi ojo al sentir la felicidad desbordar mi cuerpo. Alee se acerca a mí y besa suavemente mis labios.
— Señora Wright — dice sonriendo.
— Señor Di Fiore — digo acariciando su mejilla.
— Tu apellido es mil veces mejor, me quedaré con él.
Los invitados se van acercando para darnos bendiciones, mi madre junto a Tiffany son las primeras en apretarnos y dejarnos sin aire, luego se acercan los demás familiares junto a mi nonna, quien llora y me abraza con fuerza.
— Linda — dice Susan llegando a mi, invitarla fue la mejor decisión que pude haber tomado — Paul estaría orgulloso de ti — dice sobando mi espalda.
Sus palabras llegan a mi corazón y logran sacarme unas cuantas lágrimas.
— Gracias por venir — digo apretar su mano, ella sonríe y camina hasta su marido.
Con miles de emociones en mi cuerpo, sintiéndome feliz, extasiada, nostálgica y un poco nerviosa, junto a Alex caminamos hacia el salón, donde será la fiesta, el lugar es enorme y es proporcional a la cantidad de personas que invitamos que fueron desde a mis primos lejanos hasta amigos de la industria que Alexander se fue haciendo con los años.
Todos se acomodaron en las mesas dando inicio así a la parte más importante de mi boda: la comida. Desde acá puede ver como Alessia mira junto a Bella las bandejas de comida, su novio ríe a su lado mirándola, estoy feliz por ella y por todo lo que conseguido.
Al sentarnos en la mesa realizó lo grande que es, si bien fue hecho a propósito para que todos pudiéramos entrar, es demasiado grande. Es una mesa rectangular con demasiadas sillas, donde está nuestra familia más cercana. La banda, Beth, mis hermanos, mis hijos y la pequeña Alicia, hija de Marco. Todos nos sentamos y disfrutamos de la comida y de la bebida en familia.
A medida que el sol desaparece en el horizonte y la pista de baile se abre haciendo que todos vayan corriendo a bailar, decido alejarme un poco del barullo a pensar. Camino descalza por el césped arrastrando la pequeña cola de mi vestido sintiendo el viento cálido envolverme, me paro frente a la puesta de sol, dejó la copa de vino a mi lado y cierro los ojos.
Escuchando el sonido de la fiesta de fondo, dejo que mi mente me lleve por cada momento vivido, por aquellos pocos, pero significativos recuerdos que tengo de Paul, ya no recuerdo el sonido de su voz y eso me entristeció muchísimo pero aún tengo grabada esa sonrisa llena de sueños en mi cabeza y sé que nunca se va a borrar, pase lo que pase seguirá ahí recordándome al increíble padre de mis hijos.
Unas lágrimas abandonan mis ojos y no las detengo, dejo que fluyan y se peguen a mi piel. Porque a pesar de todo ahora soy feliz junto a las personas que amo, en mi hogar que construí junto a Alexander.
— ¿Cariño? — pregunta el detrás de mi — ¿Qué sucede?
El rodea mi cintura con sus brazos y apoya el mentón en mi hombro.
— Solo estaba pensando en todo lo que pasó los últimos años — digo apoyando mi cabeza en la suya — Estoy muy feliz.
— Yo también señora Di Fiore — dice besando mi mejilla, yo rio al escucharlo llamarme de esa forma.
Cuando el se dio cuenta que mi nombre del casamiento sería Giovanna Di Fiore de Wright que estaba escandalizado diciendo que eso arruinaba por completo mi nombre italiano, así que decidió nombrarse a el mismo Alexander Di Fiore, es decir tomar mi apellido asi todos teníamos el mismo. Obviamente eso no es posible legalmente pero el se a encargado de decirle a todo el mundo que su nuevo apellido será Di Fiore.
— ¿Sabes qué falta ahora? — dice riendo.
— Otra vez con eso no — digo riendo junto a él.
— Nos falta otro hijo — dice convencido y una carcajada escapa de mis labios.
— No, eso no pasará, ni lo sueñes — digo negando con mi cabeza.
— Lo mismo decías de nuestro casamiento y mírate ahora — dice señalando mi estúpido vestido blanco — Además tenemos una semana entera en la luna de miel para comenzar a crearlo.
— ¡Oh mio dio! — digo mirando sus mejillas tomar color — No pasara cariño, olvídalo.
— Ya veremos — dice besando mi mejilla mientras yo rio — Siempre logro convencerte.
Es verdad y por eso sé que tarde o temprano terminará sucediendo. Pero por ahora voy a enfocarme en el presente, en donde mi boda está transcurriendo mientras yo estoy abrazada al chico más bonito y encantador que alguna vez pude haber encontrado. Siempre estaré agradecida por tenerlo en mi vida y por hacerme feliz, porque gracias a él encontré un amor, pero no uno cualquiera si no que mi propio Amor a la italiana.
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Amor a la italiana
Storie d'amoreEl amor muchas veces puede ser difícil. Giovanna ha amado y perdido las veces suficientes como para sentir temor al amor, al compromiso y a las nuevas sensaciones. Ella no se siente preparada para el torbellino de emociones que el amor produce. Sin...