El lugar es muy acogedor, es un loft pequeño y simpático, no es como me lo imaginaba si no mejor, es decir, lo imaginaba con cosas más viejas y una decoración del mismo tipo, pero lo que ven mis ojos es totalmente diferente. Al entrar, te topas con la sala de estar que solo cuenta con dos asientos de piel, una mesa de café y un televisor pegado a la pared, luego más a la izquierda hay un sofá junto a una biblioteca y frente a este, separado por un biombo de color madera la cocina, con las mesadas y estantes en negro y una lucarna en el techo, luego un comedor reducido conformado solo por una mesa alta con sillas de bar y por último la habitación frente a la cocina, para llegar a ella tienes que subir una escalera de pocos escalones, lo que más me llamo la atención es que está totalmente despejada, solo tiene dos paredes, es decir, que desde cualquier parte de la casa puedes ver la cama.
— Es muy bonita — digo aun sorprendida por la habitación, supongo que todos los loft tienen las habitaciones así, pienso dejando mi maleta en la sala de espera.
— Comamos — dice dirigiéndose a la cocina.
¿Por qué me siento tan nerviosa de repente? Estoy segura que es por esa habitación, le faltan dos paredes, la única parte totalmente cerrada de la casa es el baño, Alexander me verá mientras me cambio y yo a él, si bien ya nos hemos vistos desnudos más de una vez, es algo extraño para mi.
— ¿Qué sucede? — pregunta acomodando los platos en la mesa.
¿Qué sucede? Bueno, empezando con que todo es muy personal e íntimo y me cuesta mucho despegarme de mis pensamientos negativos que hacen que constantemente esté pensando que esto es una equivocación y terminando con un me gusta compartir momentos íntimos con él, lo que me confunde aún más.
— Nada — digo sonriendo.
— Giovanna — dice agarrando mi mentón.
— En serio, no es nada — digo entrelazando su mano con la mía.
No quiero arruinar el almuerzo. no después de la tensa conversación en el auto, fue suficiente por hoy.
— No te creo, pero haré como que si — dice sirviendo las porciones de pizza.
— Gracias — digo guiñando uno de mis ojos.
Alexander habla sin parar y evita con delicadeza el tema de mis nervios, lo cual agradezco mucho. Trato de relajarme y no pensar demasiado en las cosas, estoy aquí, cómoda y feliz, no siempre tiene que estar ocurriendo algo, necesito enfocarme más en el presente y disfrutar el momento, es algo que me propuse antes de venir aquí así que procuro no incumplir con mi palabra.
Ya un poco más relajada luego de comer, comienzo a desempacar mi maleta, colocó la mitad de mi ropa en el pequeño mueble frente a la cama dejando espacio para lo ropa de Alexander, solo nos quedaremos tres días y luego tendré que volver a Italia y el a terminar con la gira de Europa, nos volveremos a distanciar, pero él vendrá a la boda de mi madre. Él vendrá a la boda, trato de no empezar en el verdadero significado de esas palabras, pero el solo hecho de que Alexander conozca a mi familia me asusta, pero al mismo tiempo me alegra pues la mitad de mi familia espera con ansias conocerlo y saber cómo es, solo espero que todo salga bien y que haya la menos intensidad posible, pero viniendo de mi familia eso es algo difícil.
Ya puedo imaginarme las cosas que dirá Alessia y mi madre acompañada de las caras de Marco y los jueguitos de Giovanni. ¿Cómo reacciona mi padre? Aún recuerdo la primera vez que vio a Paul, nunca le gustó para ser sincera, siempre me dijo que había algo raro en el que no lo dejaba tranquilo, pero ahora no sé qué llegara a pensar de mí némesis, el es literalmente una persona opuesta a mi ex, cosa que me tranquiliza y espero que a mí padre también.
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Amor a la italiana
RomansaEl amor muchas veces puede ser difícil. Giovanna ha amado y perdido las veces suficientes como para sentir temor al amor, al compromiso y a las nuevas sensaciones. Ella no se siente preparada para el torbellino de emociones que el amor produce. Sin...