Capítulo 2

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Apenas soy nuevo en el psiquiátrico y ya me he ganado una enemiga, mi propia vecina, la cual tenía interés en que fuera mi protectora. Tiene un cuerpo musculado, debe de ser buena en las peleas físicas, he escuchado rumores de que se ha escapado varias veces y nadie más que ella lo ha logrado, siempre sin su medicación. Por lo poco que he observado es conservadora, talla algo en la pared cerca de su cama, pero es casi imposible verlo desde mi posición. Es sarcástica, bruta, borde, se burla de la mayoría que se le cruza y ni siquiera es capaz de tener una conversación conmigo sin dejar caer algún acertijo, una palabra a medias o una amenaza tajante.

Niall Horan, del ala Norte ha proclamado la guerra al ala Sur o eso entendí cuando salí al patio con Darrek, un violador en potencia al que las mujeres del centro temen mientras que a mí me sonríen, intentan coquetearme, si tan solo supieran que soy un destripador insaciable. Pero fue el politoxicómano quien recibió una horquilla hasta el interior de su cráneo, no yo.

Recuerdo la sangre de aquella mujer de oficina en mis manos, no me pude resistir a abrirla en canal con un bolígrafo de tinta azul, investigué entre sus órganos y me lucí un collar con sus intestinos, que la verdad me quedaba fabuloso.

Por alguna razón, el rubio se acerca a mí para entablar una conversación sorprendentemente amistosa, la cual no rechazo. Me comenta la disputa que tiene con mi compañero de pasillo, aclarando que no quiere a nadie de los nuestros en su contra, finalmente sabe bien con quién trata, aunque ni yo sé qué clase de personas se esconden en esas celdas.

- Styles ¿No? -Dice extendiendo su mano, la examino con desconfianza y solo sonrío.

- Exacto.

Retira su gesto con confusión, echa un vistazo rápido para asegurarse de que no ha quedado como un idiota frente a nadie esperando ser correspondido y me devuelve una sonrisa forzada. Me siento sobre una mesa de madera a devorar unas uvas que repartieron en la puerta, a mi alrededor se sientan Mishel; del ala Norte, atropelló a un anciano porque no le gustaba cómo regaba las plantas y le hizo una visita en el hospital para desconectarle el oxígeno, Poh; del ala Este, intentó asesinar a su novia solo porque una voz interior le contó algo sobre una profecía y ser el heredero, y Louis; del ala Oeste, es el menos problemático, no quiere contarnos su historia aunque se oyen rumores sobre cómo obligó a un niño a mirar mientras mataba a su madre con una piedra mohosa de río y luego la partió en trozos para dársela de comer a los peces, algo así.

Me gusta cotillear al resto de grupos, no me puedo quejar, en pocos días he conseguido tener aliados que como mi vecina advirtió; debería tenerlos. Aunque Bob el lechoso tuvo una discusión sobre ser los más temidos del lugar. En la zona de pesas y gimnasio se encuentra ella, tiene un moñete mal hecho que ata sus cortos cabellos, le suda la frente y la camisilla tiene una mancha abdominal del esfuerzo. Levanta quince kilos mientras un hombre bastante esbelto le hace fuerza hacia abajo presionando aún más, luego pasa a treinta kilos y me sorprende ver que es capaz de contenerlos como un suspiro, así hasta los sesenta kilos. Los que están con ella se ríen, parece una escena amistosa, algo cotidiano, pero se mantiene seria, apenas les mira mientras come de sus uvas, parece ignorarles.

- ¿Quién te tiene tan atento? -Pregunta Louis siguiendo mi mirada-. Oh... No jodas.

- ¿Qué? -Poh se inclina para ver lo mismo y enarca una ceja con sorpresa para devolverme la mirada-. Ni lo sueñes, está loca.

- ¿Eso no es algo normal aquí?

- Tío, olvídate.

- Yo no he dicho nada, estáis dando cosas por hecho.

- No eres el primero que se fija en ella -Aclara el moreno un tanto incómodo mientras ajusta su camisa.

- ¿Tú? -Me es imposible no fruncir el ceño por su declaración-. ¿Y qué pasó?

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