Fallon. Tenía una melena rubia cargada de mechas castañas, brillaba allá por donde entraba, todos los chicos se morían por ella, por sus curvas, aquellas que metía en pantalones rojos de cuero, su gran pecho siempre en su top de encaje negro favorito y esas absurdas botas de tela rotas y desgastadas con las que corría en el coche. Un estúpido Honda Civic rojo del 94.
La policía llegó, yo estaba en la escena del crimen sujetando la cabeza de mi hermana y alguien gritó que el coche estaba trucado desde el inicio, alguien lo amaño cuando nadie miraba. Me derrumbe, pelee con todos, me rompieron el labio, una ceja y poco más, mi sed de sangre no ceso ni cuando me ataron de manos y piernas dentro del coche policial.
No hubo juzgado, ni sentencia, solo un psiquiátrico preparado para mí, un lugar que tenía mi nombre firmado con cariño de mi propia madre. Atando cavos no necesitaba más para saber que esta era su retorcida venganza, su asquerosa cabeza de verdadera loca, la que realmente debía estar encerrada en un lugar rodeada de dementes era ella pero estaba fuera riendo, riendo con el cerdo de mi padre que se bañaba en dinero manchado de sangre. Sí, siempre supe quién era mi padre y no, nunca dude en matarlo, jamás iba a dudarlo cuando tuviera la oportunidad de regodearme en su podrida sangre.
En los análisis de la doctora me inventé venir de un orfanato, escribí una y mil veces las maneras en que maté a mi hermana a sangre fría, redacté unas cien toda mi falsa vida, el motivo porque me volví loca, nadie me quería, mi familia me había desterrado y quise vengarme, ¿Se lo creyeron? Yo también, me metí tanto en esa piel que terminé siendo una destripadora experta y adiviné que me encantaba, matar aquellas personas que injustamente vivían por aquellas que murieron sin culpa.
Unos meses después me escapé, busqué a mi madre antes de que saliera en las noticias mi huida y pillándola de imprevisto la arrastré hasta el árbol del jardín, la até totalmente amordaza y le prendí fuego, de las cenizas de Fallon resurgió la venganza y después los vecinos llamaron pidiendo ayuda, nuevamente me encerraron, conté una absurda historia sobre no tomarme las pastillas, alucinaciones varias en las que yo era Fallon y era una especie de asesina heroína con varios personajes que no recuerdo pero al final todo eso resultó ser verdad, de alguna manera u otra aquí estoy, vengándome de ese lugar, de mi padre y de todo aquel que interfiera en mi camino. Fallon solo fue el comienzo de todo lo que se estaba por venir y que todavía no termina.
Quizás eso sea lo que llevo escondiendo dentro de mí, negándome a aceptar que la historia continua, que el dolor aún no se ha marchado, que matar a mi madre no ha servido para saciar nada, que la muerte de mi padre apenas ha cambiado algo, que ese lugar sigue intacto y solo me ha ayudado a ser más inmune al mundo, que todas las mentiras solo me han puesto una faceta temeraria pero no ha mejorado nada con ellas. La verdadera historia, el verdadero dolor siempre estuvo ahí, siempre dentro de mí, siempre oculto.
Scarlett, lo único que se ha salido del plan, lo único que de casualidad ha resultado encajar con mis mentiras ¿Cómo se sentiría si supiera que es la única hermana que abandonaron? ¿Seguiría queriendo tanto a nuestro padre? Scarlett jamás será una hermana para mí, tiene sus propios ideales y se parece tanto a nuestra madre... Tan calmada, con una apariencia tan cuerda y en realidad... Es solo una demente que se destruye a sí misma y todo lo que rodea, ella sabe, sabe que Fallon jamás murió en mis manos porque nuestro padre se lo dijo, él le contó todo pero se olvidó la parte en la que le decía que fue la única desterrada. ¿Qué historia incompleta le habría contado?
Luego de contarle a Harry toda la verdad, repetirla unas cinco veces, responder a sus preguntas, rellenar huecos y gritar por alterarme en alguna parte de vez en cuando por fin mantiene silencio mientras analiza eso con mi plan de ir directamente hasta el lugar donde todo comenzó. Donde Liam indicó.
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Medicine
RomanceDespués de tantas mentiras, es hora de contar la verdad aunque con ello le cueste vida. A cada paso suyo es una pista, un nuevo recuerdo, avanza hasta que no puedas más y jamás confíes en nadie. "Mira allí, donde más te duela".