El edificio estaba en ruinas, efectivamente entre las sombras nos esperaban tres hombres encapuchados, uno de ellos me dejó un arco con flechas que depositó sobre mi espalda en un amarre y a Harry le han dado una pistola Walther. Entrar es lo más fácil, no hay seguridad, ni personal merodeando alrededor, las luces están apagadas y huele un poco a establo viejo. Tengo los ojos bien puestos enfocados al frente por si alguna silueta fuera de lo común aparecía, a mis espaldas están los desconocidos apuntando a la nada preparados para acabar con cualquiera que quiera interponerse, en cambio el moreno camina relajado, mirando sobre sí mismo esperando que algo suceda.
De pronto las luces comienzan a parpadear hacia nosotros, nadie ha oído un interruptor y tampoco habíamos notado que estábamos dentro de un pasillo blanco, vacío y estrecho. Busco al culpable de lo ocurrido, no doy con nadie y uno de los nuestros dice que puede ser por sensor de movimiento, lo cual me extraña después de todos los pasos que hemos dado. No le doy más importancia, si hay alguien esperándonos no podemos bajar la guardia por unas luces fantasmales. A nuestros costados aparecen puertas, son del mismo color que la pared, casi no se distinguen si no es por el pomo dorado. Intentamos abrir una, sin éxito, de la nada comienzan a escucharse gritos provenientes del resto de puertas, son agudos, aterrados, piden ayuda pero el problema es que también informan al enemigo de que estamos aquí.
Efectivamente al final del túnel comienzan a salir hombres sin parar, nos multiplican en número, armados, irritados por alguna interrupción casual. Nuestros guardaespaldas llevan diferentes armas amarradas en los cinturones y material suficiente para recargarlas, empiezan a disparar a diestro y siniestro, sin importar quienes sean o si vienen a charlar. Retumba en mis oídos el sonido metálico de las balas, el estruendo del carrete antes de impulsarla, incluso alguna me roza la oreja. Alzo el arco por primera vez, se que tengo buena puntería, es algo que mi interior puede intuir pero que jamás he probado, agarro una flecha de mi espalda y estiro hacia atrás tensando la cuerda, quiero darle a los de la última fila, retrasarlos sobre sus propios cadáveres y después de soltarla y verla volar así fue.
Mientras el equipo seguía disparando sin límites una mano ardiente tira de mi brazo y con ella me empuja al interior de una habitación. La examino tan rápido como puedo, hay mujeres en jaulas de animales de circo, están tiradas en el suelo llorando, no tienen ropa, me acerco a una de ellas que por inercia retrocede dejándome ver sus ojos aguados, piden piedad, está tan asustada que tiembla. Me pongo de cuclillas para inspeccionar su alrededor, no tiene comida, ni una manta, solo es ella como vino por primera vez al mundo. Su piel tiene quemaduras de cigarros, algunas parecen de algo metálico que le ha profundizado la carne, heridas de cuchillos o cristales, su pierna tiene sangre seca como un río disecado.
- ¿Sabes dónde puedo encontrar al responsable de esto? -Mi tono es más suave de lo normal, quiero ganarme su confianza.
Ella tiembla sobre sí, niega pero señala con mucho cuidado a un extremo que sigo con la mirada y caigo en una cámara de vigilancia. Los disparos de fuera han cesado, como no entra nadie entiendo que nuestra primera batalla ha sido victoriosa así que me centro en lo que estaba. Con un gesto de cabeza Harry entiende que debe disparar a la cámara, así lo hace y parece un mosquetero salvando a una doncella, sonriendo con amabilidad, como si él tampoco quisiera que le temiera.
- A...Arriba -Su voz es ronca, tanto que solo se ha utilizado para gritar-. Ella os estaba... Esperando.
- ¿Ella? -Frunzo el ceño arrugando la nariz, pensaba que se trataba de un hombre esta vez.
- Ella tiene una trampa...
- ¿Qué clase de trampa? -Harry se adelanta a decir a mis espaldas.
- Movimiento...Un pie... Y ¡BOOM! -El grito que deja caer al final es espantoso, caigo de culo sin quitarle la mirada de encima, me ha dado un vuelco el corazón.
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Medicine
RomanceDespués de tantas mentiras, es hora de contar la verdad aunque con ello le cueste vida. A cada paso suyo es una pista, un nuevo recuerdo, avanza hasta que no puedas más y jamás confíes en nadie. "Mira allí, donde más te duela".