Capítulo 12

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La tengo en frente de mí con esa nariz horrenda con la que sujeta sus gafas de sol oscuras, apenas puedo ver si me mira directamente. Sonríe mostrando sus dos dientes chuecos, con mucha lentitud se lleva a los labios el cigarrillo que ha prendido hace unos minutos cuando me vio entrar, no ha dirigido ni una palabra desde entonces. Ha perdido su tono moreno, la encuentro pálida a comparación de la última vez que estuvimos juntos, su boca ya no es tan roja y jugosa, ahora está agrieta y blanca. Quizás hasta esté más delgada, pero no puedo notarlo con esos harapos malgastados que se pone para no destacar entre la multitud.

La cafetería donde Scarlett nos ha citado está casi vacía a excepción de un hombre mayor que lee el periódico sin levantar la cabeza a su alrededor en la esquina del local y unas amigas que charlan tranquilamente tomándose unos batidos entre risas y murmullos para no llamar demasiado la atención. La dependiente ha tomado nota de nuestra merienda, un café bien cargado sin azúcar y para ella un croissant de chocolate con un zumo de frutas. La única vez que he escuchado su voz desde que estoy sentado aquí.

- Harry Styles -Dice al fin usando un tono bastante halagador, dejando ir las palabras en un suspiro amoroso-. Me extraña que hayas aceptado la invitación.

- A mí me sonaba más a una amenaza.

- ¿Por qué querido? -Frunzo el ceño por su extraño comportamiento hacia mí, casi irreconocible a la persona que vi encerrada en un psiquiátrico.

- Te veo cambiada -Admito juntando ambas manos sobre la mesa, acorto la distancia entre nosotros para intimidarla pero se acerca de la misma manera con una sonrisa en sus labios.

- El exterior es magnífico, te abre los ojos.

- Eso creo, tanto que has querido montar tu propio negocio ilegal.

- Cosas varias -Hace un ademán fuera de culpas, quitando la presión al asunto-. Nada del otro mundo, maneras de ganarse la vida.

- Y veo que eres buena en ello.

- Si te hubieras quedado a mi lado desde un principio lo hubieras sabido, pero te fijaste en la insulsa de Coeh -Un falso puchero se muestra bajo las gafas con una mirada poco apenada-. Tan sucia, tan marimacho, tan bruta, ugh.

- Te podías haber ahorrado el cruzarla con una flecha, demasiado dramático para ti, no te pega -Todas mis palabras son una burla hacia ella pero antes de ofenderse ataca de nuevo.

- Daños colaterales. Supongo que habrás pensado bien en qué equipo estar.

- Lo que me sorprende es cómo has engatusado a Scarlett para que se ponga en contra de su propio hermano.

- La mafia no tiene familia -Observa sus uñas con superioridad como si fueran más interesantes que la propia conversación-. Un poco de dinero, unos contactos en la policía, unas promesas de ensueño y cualquier persona cae a tus pies.

- Así que para eso has salido, para provocar una catástrofe.

- No lo has entendido aún -Se acerca aún más, lo que la mesa le permite entre ambos-. Yo he venido a hacerle la vida imposible a Atenea -Me guiña un ojo provocadora agachando las gafas para que la vea mejor-. Por llevarse lo que es mío y pelearé por ello.

- ¿Qué es tuyo?

- Tú.

Me quedo mudo, la camarera llega con el pedido de antes y agradezco su interrupción para hacer de este silencio algo casual e íntimo en vez de algo incómodo e intimidante. Ha quedado claro que Mishel Donovan no está dentro de sus cabales, no solo por el historial que ya arrastra consigo sino también por las barbaridades que dice, lo que está dispuesta a hacer por su propia idea de amor.

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