- ¿Atenea? -Zarandeaba su cuerpo desfallecido sobre mi regazo esperando una reacción. Los compañeros se giraron para observar lo que ocurría después de la quinta llamada de preocupación hacia la morena.
No respiraba por la nariz, su aliento no salía por la boca, el pecho no le subía ni le bajaba, se estaba quedando pálida, las pestañas intactas descansando sobre sus mejillas blancas, la camisa a forma de torniquete se convirtió en un trapo rojo apenas distinguible. Intento presionar en la herida para que deje de sangrar, mientras inclino su cabeza esperando que reaccione, no sé cuánto tiempo lleva sin vida.
- ¿Cuánto puedo aguantar una persona sin aire? -Dijo la nueva integrante rubia al parecer también asustada con los acontecimientos. Uno de los hombres, Robert Maclarens, pasa hacia la parte trasera del coche donde estoy sujetando a Atenea entre mis brazos.
- Depende de ella -Informa este último con tranquilidad-. No podemos llevarla a un hospital, la mandarían de vuelta al psiquiátrico, en mi casa tengo un sala médica.
- ¿Por qué tienes una sala...? -Fruncí el ceño más por desconfianza que interés.
- Mi trabajo me fuerza a tenerla ¿No crees? -Interrumpe mi pregunta firme, no esconde nada al parecer, es desinteresado en ayudar-. ¡Luk a mi casa! -Informa en un grito de autoridad hacia el conductor del cual ahora sabía su nombre-. Scarlett, llama a Zayn, cuéntale que estás bien pero nos vamos a desviar un tiempo, al menos hasta que la chica esté conectada a oxígeno.
Ella asiente sin rechistar, agarra el teléfono que le paso apresuradamente y teclea temblorosa sin apartar la mirada del cuerpo de la morena. Robert quita los vendajes mugrientos para colocarle ahora su camisa limpia, ambos vamos con el torso al aire después de esto pero el frío no se siente a causa de la angustia en el ambiente. La voz de Scarlett es casi un sollozo desesperado cuando habla con su hermano, se pasa la mano por el pelo como si se desquiciara ante él, no le salen las palabras correctas para expresar lo que está ocurriendo, se lleva la mano libre al pecho para controlar la respiración y finalmente llegan a un acuerdo pacífico, si algo le pasaba los responsables seríamos nosotros.
El coche más rápido de lo que me esperaba aparca en una casa terrera bastante grande, tiene jardín podado, un sendero de piedras corto hasta la entrada, el conductor llega hasta ella sin problemas incluso pasando por algunos guardias posados a los laterales de la entrada. Los otros dos compañeros deciden que no bajarán, ayudan a sacar el cuerpo de Atenea pero vuelven a subirse al coche para marcharse junto al conductor y seguir las normas de Zayn. Scarlett por otra parte insiste en quedarse, ya habló con su hermano y solo ella sabe el acuerdo que tienen. Al parecer Luk es el conductor privado de Robert, que por alguna razón es un veterano muy preciado por Malik, así que estábamos en buenas manos o eso creo, es como tener a la mano derecha del jefe contigo.
No me distraigo observando la estancia, se que es grande y glamurosa, no pienso en cuánto dinero ganará él, solo corro evitando pisar los charcos de sangre que vamos dejando al mover a Atenea entre nuestros brazos. Luego de cruzar el salón, unas escaleras y un pasillo llegamos a la lejana habitación médica, la cual parece robada y calcada de un hospital. La posa con brusquedad en la camilla, inyecta varias agujas en sus venas con cuidado dándose prisa, luego saca unas placas que frota entre sí para dar corriente.
- ¿Qué haces? -Mi voz suena más apresurada de lo que me gustaría al ver las dos chispas salir del aparato.
- Le tengo que dar descargas eléctricas, lleva demasiado tiempo muerta.
No es hasta ahora que me cae como balde de agua fría la palabra "muerta", prefería pensar que estaba inconsciente, pero la verdad es que no estaba con nosotros. Su pecho al hacer contacto con la máquina rebota hacia arriba con brusquedad, pero al volver a su posición inicial no hay indicios de vida. Él sigue insistiendo en descargas varias, mientras yo no puedo seguir viéndola y le doy la espalda pensando en todas las veces que la castigaron, cada una de los momentos en que la electrocutaron siendo consciente de ello, cómo le borraron esos recuerdos para que la próxima vez no temiera a volver.
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Medicine
Roman d'amourDespués de tantas mentiras, es hora de contar la verdad aunque con ello le cueste vida. A cada paso suyo es una pista, un nuevo recuerdo, avanza hasta que no puedas más y jamás confíes en nadie. "Mira allí, donde más te duela".