Capítulo 43

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¿Dónde estaban todos? Me adelanto al gimnasio por una vez antes que el resto, hay algunas personas entrenando sin gracia alguna en diversas máquinas, la música apenas audible y la atmósfera demasiado extraña. Harry desapareció del apartamento como alma que lleva el diablo, Edward ni siquiera hizo presencia en mi puerta como de costumbre y no tengo ninguna noticia sobre Scarlett, Louis o Liam. 

Sin darle importancia comienzo en la cinta a correr cada vez aumentando más la velocidad, los kilómetros y el ritmo de mis pies que por un segundo arden. Aparto las gotas de sudor de mi frente cuando veo a Joet subir las escaleras desde la planta subterránea donde se encuentra el despacho de Zayn, detrás de él va Harry que camina como un fantasma, a paso ligero y con la cara pálida. 

- ¿Qué le pasa a Styles? -Digo una vez tengo al musculitos frente a mí mirándome de arriba abajo-. ¿Y a ti que te ocurre? 

- ¿Cómo te encuentras? -Intenta mostrar una sonrisa que es demasiado forzada, frunzo el ceño-. Quiero decir, ¿Has quedado con James y eso? ¿Sabes algo de Liam?

- ¿A qué viene este interés tan extraño? 

- Zayn nos tiene un encargo -Dice cambiando de tema para variar-. Te ha tocado conmigo y Harry. 

- ¿Tres? 

- Será algo raro, no tiene por qué complicarse. 

Asiento todavía confusa, paro la cinta de correr para beber algo de agua e ir hacia las pesas, Joet siguiéndome de cerca. Levanto cien kilos al principio sin mucho esfuerzo, sigue hablando de sus entrenamientos, el encargo que al parecer es detener una reunión en un almacén abandonado. 

- ¿Entonces entramos y ya? ¿No tenemos que matar a nadie? 

- Zayn ha dejado eso en blanco, ha dicho que decidas bajo tu propio criterio -Dice en un tono entristecido. 

- ¿Y qué significa eso? -Le dedico una mirada bastante molesta con sus incógnitas.

Alza los hombros y desaparece entre los demás compañeros. Me froto la cara totalmente frustrada, para mi sorpresa Harry coge el asiento que Joet ha dejado vacío y se queda mirándome con una media sonrisa compasiva, alzo una ceja en forma de pregunta silenciosa y niega restando importancia a su gesto. 

- ¿Me vais a contar que os sucede hoy? 

- Nada, ¿Qué te ha contado Joet? 

- Se ha puesto en modo robot programado y después me ha dicho lo del encargo ese a las afueras de la ciudad. 

- ¿Te ha dicho las condiciones? -Niego para dejarle un espacio a que conteste-. Lo de que... Decidas cuando llegue el momento. 

- Sí, sí, ¿Sabes qué significa? -Ahora es él quien niega, más rápido de lo que me gustaría-. Ustedes dos sabéis algo. 

- ¿Crees que te ocultaría algo?

- ¿Crees que dudaría de que lo haces? 

Escucho cómo traga saliva con fuerza, con un suspiro de frustración me levanto sudada de mi sitio y me dirijo a la salida. ¿Qué me ocultan? ¿Qué necesitan que no sepa? ¿Porqué? 

La calle está helada a comparación de cuando entré hace una hora, comienzo a correr para hacer algo de cardio antes de llegar al edificio de mi apartamento. El móvil suena en el bolsillo delantero de mi chándal, pienso en ignorarlo pero vuelve a llamar esta vez más insistente. Lo agarro de mala gana parando bajo una terraza cuando comienza a llover y siento cómo mis rodillas tiemblan al leer el nombre. 

- ¿Dónde coño te has metido? -Digo una vez descuelgo casi en un grito agresivo. 

- Creo que ya sabes en qué estoy trabajando, debiste intuirlo hace unos días ¿No? 

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