Capitulo 41

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A la mañana siguiente en casa de los Señores Sandoval

— Mmmmm Alex amor...—Lucía aún no abría sus ojos y aún así, no le era necesario hacerlo para saber que su novio estaba mucho más que entusiasmado esperando a que ella despertara. Algo duro y enorme la apoyaba desde atrás—Mmmm... Alex... cariño... Tienes que tratar de calmarte...—aunque la castaña tenía que admitir que le gustaba poner a su ojiverde así, aún su cuerpo no se había recuperado del todo de su última sesión con el chico—Alex... amor... Recuerda que Molly está durmiendo con nosotros—Lucía alcanzó a abrir un ojo para ver a una desparramada pequeña durmiendo como si fuera la dueña de la cama. Por más que sus ojos volvieron a cerrarse, una sonrisa se dibujó en la castaña al ver a su pequeña con un dedo de su mano en su boca mientras que con la mano libre acogotaba a su maltratado conejo celeste. Lucía respiró hondo en señal de paz, parecía que todo estaba en orden, tal cual le gustaba a ella. Inclusive la enorme erección de Alex en su trasero le parecía normal y hasta decidió sentirlo un rato más—Mmm amor, vas a hacer que termine siendo adicta a despertar así—le susurró al pelinegro—Me voy a terminar acostumbrando y después vas a tener que hacer un esfuerzo para mantenerlo así todas las mañanas—Lucía rió de su propio comentario, para Alex eso no era ningún problema, el tatuador siempre estaba listo.

Lucía escuchó un "plop" y abrió despacio los ojos, Molly había soltado su dedo y eso quería decir que estaba por despertarse, por ende Lucía se tenía que ir preparando mentalmente para comenzar el día. Cerró los ojos para terminar de recargar sus energías, energías que la pequeña ojiverde y el enorme ojiverde que tenía en ese momento, Lucía en su cama se encargaban de gastar. La castaña suspiró y le agradeció a Dios que le hubiera dado una hija como Camila que ayudaba a restablecer su equilibrio, a diferencia de Molly, Camila era más inteligente que los niños de su edad, aprendía rápido y no le costaba para nada seguir órdenes. Más bien, Lucía tenía que admitirlo, a la pequeña rubiecita le sentaba tan bien como a ella dar las órdenes. Órdenes que por supuesto a Alex y a Molly les costaba seguir y encima de todo encontraban sumamente divertido desacatarlas para el enojo de Lucía y Camila.

Lucía abrió los ojos y miró al conejo celeste que las acompañaba en la cama. El peluche era el ejemplo perfecto para lo que Lucía quería explicar. La noche anterior cuando Julian Tiffany había dejado a la pequeña familia en su casa, Camila estaba completamente dormida en su impecable y sin una arruga vestido. A Alex no le costó nada ponerla a dormir en su cama de la habitación que la pequeña compartía con Sophie y con su hermana, para cuando el tatuador y la castaña terminaron de ponerle la pijama a Camila y de darle el beso de las buenas noches para poder dedicarse a Molly, se dieron cuenta que la ojiverdecita no se había quedado donde Lucía la dejó. No fue hasta que Lucía revisó su celular y encontró un mensaje de su madre diciéndole que fuera urgente para su habitación que se encontró con una entusiasmada y totalmente llena de chocolate Molly, contándole a sus dos abuelos absolutamente todo lo que había hecho en la cena, incluida la parte de la desnudez e incluida la parte en que una vez vestida con otra ropa, la pequeña agarró el postre de Julian que consistía en un exquisito helado de chocolate bañado en licor de avellana y se encargó de no dejar parte de su última prenda de ropa sin manchar. Los Señores Sandoval se reían a carcajadas cuando la pequeña decía "nuda" "choco" y "Maa", y las risas incrementaron aún más cuando Lucía agarró a la pequeña y se la llevó no sin antes dejar que le tirara un par de besos a sus "nonos". Pero eso no fue todo, cuando Lucía cometió el terrible error de entregarle a Alex a la pequeña para que fuera dándole un baño mientras ella le buscaba la ropa para dormir, Lucía se encontró con que no solo Molly había huido de su novio como siempre, si no que esta vez no había huido hacia sus brazos, sino más bien, hacía otros brazos. Lucía y Alex encontraron a Molly desnuda y muy acurrucada entre Max y Remedios contándole exactamente lo mismo que le había contado a sus otros abuelos. Y a pesar de que la empresaria encontró adorable que, al igual que su novio, Molly compartiera el mismo sentido de justicia y lo que le cuenta a unos abuelos, se lo tuviera que contar a los otros, la castaña no demoró en agarrar a la pequeña y llevarla al baño ella misma no sin antes dejar que bajo protesta la pequeña saludara a los señores Rivera de la misma forma que lo hizo con sus padres. Pero la aventura de Molly tampoco terminaba allí, primero porque era prácticamente imposible sacarla de la bañadera, segundo porque fue imposible hacerla dormir sin antes encontrar a su "pompón" como la niña le decía a su conejo y tercero, porque aún con conejo y todo la pequeña se apareció en la habitación de sus padres, con un conejo en una mano y con una ballena inflable en la otra. Ballena que Lucía no sabía cómo miércoles hacía la pequeña para encontrarla y con la cual Lucía tuvo que compartir su noche.

𝑵𝒐 𝒔𝒐𝒚 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒕𝒊 - Lucialex (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora