Extra 3 (Final)

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Nueve meses después

Lucía llevaba casi dos horas despierta y con su hija de casi tres meses en sus brazos. Alex dormía muy tranquilo a su lado mientras ella disfrutaba de su nuevo retoño. Tampoco tenía intenciones de despertar a su esposo, quería ser egoísta y disfrutar a su bebé un rato ella sola, que si Alex se despertaba lograba que con un montón de caras y cosquillas la pequeña se olvidara de su madre y empezara a divertirse con el ojiverde. Además amaba cuando Hera se pegaba de esa forma a ella, esa forma que le hacía recordar a Alex o a Molly, esa forma tan necesitada, como si le faltara el aire el no estar en contacto con su madre.

— Eso es porque eres mi tercera persona especial—susurró la empresaria acariciando con su pequeño dedo la naricita de su hija.

Hera abrió los ojos aún más grandes y miró directo a la castaña. Lucía leyó a la perfección una enorme cantidad de adoración reflejada en esos pequeños ojitos. Hera miraba a Lucía como si la castaña pudiera darle el universo entero—Te amo amor de mi vida—volvió a susurrar Lucía—Amo todo en ti—agregó—Amo tus perfectos ojitos iguales a los de tu papá, amo tu perfecto cabello negro, amo tus perfectas manitos—la pequeña tenía un dedo de Lucía atrapado en una de sus extremidades—Amo tus perfectos piececitos con todos sus perfectos deditos—Lucía besó cada parte que nombraba disfrutando de los sonidos que hacia su hija por el gesto—Pero más amo tu perfecto y hermoso wiwi—Definitivamente era una de sus personitas especiales—Les vas a dar a tu papá y a tu hermana Molly una gran competencia mi pequeña—claramente y como lo había anunciado la babosa tía Soledad, Hera venía cargada por esos lados. El gen rarón se había esparcido y ahora según la morena la familia Barrios Sandoval tenía una nueva portadora del poder, una "freakcita segunda".

Lucía besó a su pequeña nuevamente y miró al hombre que dormía a su lado. Sonrisa previa para después con su mano libre, más bien con las uñas de su mano libre, acariciar la espalda desnuda del chico—Sabes Hera—le habló casi en silencio a su hija—Este remolino que tiene tu papá aquí—Lucía acarició toda la espina dorsal de su esposo, desde el cuello hasta donde empezaba el trasero para luego detenerse en un pequeño remolino de bello que se le hacía a Alex en la curva de la espalda—Es la misma que tienes tú y que tiene Molly—Lucía puso a su hija boca abajo y acarició el pequeño remolinito—¿Ves?—volvió a dar vuelta a su pequeña pero esta vez la sentó frente a ella. Lucía rió cuando los ojos de la bebé fueron directo hacia su pecho—¿Tienes hambre mi glotoncinta?—por si le había quedado alguna duda la niña tiro varios manotones en dirección a su fuente de abastecimiento. La sonrisa de la empresaria no hacía más que crecer y no demoró en darle a su hija lo que quería.

Lucía miró el reloj y suspiró nuevamente, le quedaban pocos minutos para que su paz se terminara y las actividades del día abrumaran el momento perfecto. Su mirada volvió a su fuente de felicidad que ahora torturaba su pecho sin dejar duda de su hambre—Estoy tan enamorada de ti mi tesoro—le dijo babeando—Ya sé que soy un poquito egoísta al quererte solo para mi, pero el resto del tiempo tengo que competir con tus hermanas por tu atención—y eso no era lo peor—Y lo peor de todo es competir contra tu papá, lo tienes a él enfrente y es como si yo no existiera—Lucía apretó sus labios para no reírse de su propia mentira. Hera era como Alex y como Molly, si Lucía estaba en una habitación esos tres solo tenían tiempo para ella—Por eso te estoy aprovechando ahora—contó haciéndole cosquillas a uno de los piececitos de la pequeña.

Lucía suspiró y sintió a Alex moverse a su lado. Re ojeó al pelinegro para asegurarse de que no estuviera haciéndose el dormido. Tuvo que aguantar la risa cuando se dio cuenta que Hera también miraba a su papá—Hera ¿Quieres que te cuente un secreto?—le susurró Lucía a su pequeño amor—Cuando le dije a este ojiverde que está aquí, que es tu papá que te íbamos a tener pensé que lo primero que iba a hacer era correr lejos, lejos y lastimarse por algún lado, pero no lo hizo—afirmó Lucía sonriéndole a su hija.

𝑵𝒐 𝒔𝒐𝒚 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒕𝒊 - Lucialex (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora