Capitulo 20

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Dos semanas después – Oficina de Lucía

— ¡LUCÍA!—Soledad entraba a la oficina de la castaña. Traía un papel en su mano y por la cara parecía ser algo urgente.

La castaña levantó su dedo para silenciar a su amiga mientras terminaba de hablar por teléfono, la morena se quedó cruzada de brazos en frente de su escritorio en su mejor postura de irritación.

— Es usted el que no está entendiendo Señor Jhonson—le aclaró la empresaria al destinatario de la llamada—la firma Sandoval Bernal tiene más de treinta por ciento de las acciones y eso convierte a mi firma en la socia mayoritaria, por ende déjeme recordarle que podemos tomar cualquier decisión que se nos plazca u oponernos a las que tome el resto dejándolas sin validez... Todavía no he terminado de hablar—calló la interrupción del hombro—Si hemos decidido votar en contra de que ese hombre sea nombrado director de finanzas es porque tenemos otro nombre en mente—ya tenían todo arreglado de hecho—Exacto. Es lo que decimos nosotras o nos vamos a ver obligadas a rescatar nuestras acciones y usted bien sabe lo que eso significaría para... Ahora nos vamos entendiendo. Espero que mañana hablemos en otros términos... Hasta luego—cerró la llamada y con una enorme sonrisa enfrentó a su amiga.

— Eres infalible Lu—la felicitó Soledad—¿Lo lograste?—preguntó sin duda

La castaña asintió—Vamos a manejar las finanzas de esa empresa como se nos plazca Sol—Lucía apretó el botón de su intercomunicador—Olivia trae una botella de champagne con dos copas por favor—al parecer había algo que festejar.

Soledad sonrió hasta que se acordó del motivo de su visita a la oficina de Lucía. Rápidamente volvió a adoptar su posición de enfado y agitó el papel que tenía en su mano. Lo estampó en el escritorio de la castaña.

— ¿Qué es esto?—Lucía se puso sus gafas y agarró el papel. Soledad pudo ver como su amiga fruncía el ceño mientras leía—¿Otra licencia? Esta es la...

— La quinta en el año Lu—informó la morena—Mi madre tenía razón, hay que echarlo inmediatamente, estoy segura que nuestros abogados pueden alegar irresponsabilidad o algo así. Estuve hablando con ellos y dicen que...—mientras Soledad seguía diagramando una forma de pagarle menos de indemnización al empleado Lucía volvía en sus recuerdos, de vez en cuando se tenía que acordar de mover su cabeza para que su socia no le llamara la atención por no estar escuchándola.

Fue exactamente este empleado sobre el cual Alex opinó que habría que preguntarle porque pedía tantas licencias, y fue en ese preciso momento que Lucía estaba segura que Alex le había empezado a caer mal a la Señora Bernal. Dios, como detestaba Lucía a esa mujer. El primer fin de semana que se mudaron, y tal como Soledad lo sospechaba, la tuvieron de visita en el departamento y la mujer se había dedicado las dos primeras horas que la vieron a despotricar contra Alex. No fue hasta que Lucía la hizo callar pidiéndole respeto por alguien que había sido tan amable de darles asilo, hasta que la mujer paró un poco su veneno. Lo siguiente fue que tanto Lucía como Mariana se inventaron excusas para salir del departamento rumbo a cualquier lado, lo que menos querían hacer era aguantarse a la vieja bruja criticando las elecciones de Sol y a su amiga lamiendo el trasero de su madre con tal de obtener su aprobación. La castaña no supo exactamente donde se ocultó Mariana el día sábado, pero ella se la pasó todo el día en su propia oficina. El domingo tanto la bailarina como Lucía se levantaron temprano para irse al hogar con la esperanza de que las niñas le pudieran hacer olvidar a la bruja, y bueno tal vez Lucía tenía la suerte y se encontraba con Alex también. 

Lamentablemente, no fue así. No lo vio ese domingo, ni tampoco el domingo siguiente. Lucía no sabía por qué el ojiverde no iba al hogar, si durante el tiempo que vivieron juntos, lo había hecho religiosamente todos los domingos y algún que otro día más. Lo curioso era que a Mariana no parecía sorprenderle, tampoco a Camila y mucho menos a la hermana Ana, así que el segundo domingo que no vio aparecer a Alex, no le quedó otra que preguntar. "—¿Cómo que está en Londres?"—fueron las palabras que le salieron apenas la hermana Ana se lo comunicó—"¿Por qué carajo no me dijiste?"—fue la reacción de Lucía apenas se enteró de que la bailarina ya sabía que Alex estaba de viaje, de más está decir que la mala palabra enfrente de Camila le valió a la castaña dos padre nuestro y tres Ave maría que la hermana Ana le impuso como castigo. Una vez que había procesado la noticia de que Alex había cruzado el océano, se puso a escuchar todo lo que Sophie le había pedido al tatuador que le trajera. 

𝑵𝒐 𝒔𝒐𝒚 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒕𝒊 - Lucialex (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora