CAPITULO 8

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Tres días más pasaron sin que ella pareciera reaccionar. A medida que permitían las visitas con más libertad, todos habían tratado de animarla. Ya no permanecía en silencio, pero contestaba con monosílabos negándose a hablar del caso, y no mostraba ningún interés por atrapar a su agresor.

Sonreía, pero su sonrisa no era para nada alegre.

Rossi había sido el último en ir a visitarla, y tampoco había obtenido mejor resultado que el resto. Por eso, aquella mañana se había sorprendido al recibir un mensaje de ella, pidiéndole que fuera al hospital. Saludó a los dos agentes apostados junto a su puerta, y entró en la habitación. Se sorprendió al verla de pie, y vestida con ropa de calle. Estaba recogiendo sus cosas en el pequeño bolso de viaje que J.J. le había traído el día anterior con algunos enseres personales.

Por un momento, no supo qué decirle.

- Lo siento...- Se disculpó Emily, mientras cerraba la cremallera del bolso- No quería preocuparte... Sólo necesito pedirte un favor...

Cualquier atisbo de fragilidad de los últimos días, parecía haber desaparecido como por arte de magia.

- Oye, ¿Estás bien?- Le preguntó acercándose a ella.- ¿Te han dado el alta?- Añadió intrigado.

Emily dejó el bolso sobre la cama y se volvió hacia Rossi. Se mordisqueó el labio con nerviosismo en aquel gesto que ninguno de los agentes había visto desde que todo había ocurrido.

- Algo así...- Respondió eludiendo la pregunta. Rossi no necesitaba saber que había pedido el alta voluntaria-Me preguntaba si podía quedarme un tiempo en tu casa....Hotch no me permitirá regresar a mi apartamento sola... Así que he pensado que tal vez podría aceptar que me quedara contigo.

Terminó su monólogo con su mejor sonrisa fingida, esperando que el italiano no hiciera preguntas respecto al motivo por el que estaba él allí en lugar de Morgan.

Rossi la estudió con perplejidad. No estaba muy seguro de si lo estaba tratando de engañar a él o a sí misma, al utilizar a Hotch de excusa para no regresar a su apartamento. Casi podía ver los muros que estaba levantando a su alrededor. Era una experta en la materia. ¿Cómo habían esperado que en algún momento ella se rompiera y se desahogara con ellos?. En lugar de eso, había recogido todas las piezas, las había apartado a un lado, y ahora se comportaba como si nada de lo sucedido la afectara.

Por supuesto, nada de eso salió de su boca. Rossi se acercó a la cama, cogió el bolso, y le hizo una seña con la cabeza en dirección a la puerta.

- Vamos...

Una vez en la casa, dejó a Emily instalándose en la habitación de invitados y aprovechó para llamar a Hotch y contarle lo ocurrido. Sabía que los demás, incluido Morgan, estarían en la Unidad. No habían avanzado demasiado en el caso. Estaba claro que necesitarían la colaboración de Emily, y por lo que había visto en el hospital, no estaba muy seguro de que estuviera dispuesta a hacerlo.

Hasta el momento, se había negado incluso a cooperar en la identificación del retrato robot que tenían. Sospechaban que debía haber tenido algún encuentro con el sudes en algún momento. Tal vez por eso, él se había ocultado tras un pasamontañas. García lo había introducido en la base de datos estatal, pero aún no habían obtenido ninguna coincidencia.

- ¿Te apetece que invitemos al resto a cenar esta noche?- Le propuso Rossi mientras le ofrecía una infusión.

Estaban sentados en el porche trasero, viendo el atardecer. Emily había permanecido allí casi todo el día, leyendo uno de los libros de la generosa biblioteca de Rossi.

Lo miró sin ocultar su disgusto, o más certeramente, su terror. Hasta ahora, como mucho había tenido que enfrentar a dos miembros del equipo al mismo tiempo. Aunque se negara a admitirlo, no se sentía capaz de ir más allá de eso. Contuvo la respiración y luego dejó escapar un jadeo.

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