CAPITULO 35

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Emily se sumergió en el baño de burbujas que Derek le había preparado. Habían llegado el día anterior a la cabaña, y aún les quedaba otro día por delante. El viernes por la tarde, habían puesto rumbo a la zona del Shenandoah y habían caído extenuados en la cama poco después de cenar. En el caso de Emily, no sólo era el cansancio. Uno de sus primeros síntomas de embarazo había sido precisamente la sensación de sueño, y no tanto las náuseas como habría sido lo normal. Suponía que eso podía cambiar en cualquier momento. Estaba de pocas semanas y la espera aún sería larga.

Al amanecer, Derek le había llevado el desayuno a la cama y se había dedicado a mimarla durante todo el día. No hablaban del tema, pero ambos sabían que el traslado de Bowell estaba previsto para ese día a primera hora. Ya era media tarde, y aún no sabían nada. Morgan había notado el nerviosismo que comenzaba a hacer mella en ella, y había decidido obsequiarla con aquel baño de burbujas que ahora disfrutaba.

Cerró los ojos, dejándose acariciar por la sensación cálida del agua, y el perfume de las rosas que Derek había esparcido por todo el baño.

No se percató de que Morgan estaba allí con ella hasta que notó sus labios sobre los suyos. Abrió los ojos, con una sonrisa, y se encontró con sus ojos serenos y su expresión tranquila.

- ¿Seguro que no quieres unirte?- Lo invitó en tono seductor- Hay sitio para los dos.

Morgan rió suavemente y se sentó en el suelo, junto a la bañera. Emily sacó una mano llena de espuma y éste la tomó, dejando un beso en el dorso.

- No estoy muy seguro de que hiciera el mismo efecto si estoy ahí contigo... La idea era que te relajaras...

Emily amplió su sonrisa con expresión maliciosa y se mordió el labio inferior de forma sugerente.

- El sexo es relajante...

Derek suspiró, dirigiéndole una mirada de advertencia.

- Tal vez podríamos apartar un poco ese tema hasta que pases el primer trimestre... Ya sabes... Mejor no correr riesgos.

Aquella precaución excesiva e innecesaria hizo reír a Emily.

- ¿Crees que hacer el amor es peligroso para el bebé?- Bromeó- Derek Morgan, no creí que fueras tan aprensivo con este tipo de cosas.

Derek carraspeó. Se avecinaba una auténtica conversación absurda. De vez en cuando las tenía con Emily y ya sabía de antemano que no podía ganar. Aun así, trató de explicarse mientras intentaba ignorar la sorna que Emily no se molestaba en ocultar lo más mínimo. Se estaba divirtiendo a su costa, y allí estaba él, permitiéndoselo.

- No soy aprensivo...- Aclaró- Es sólo...

- ¿Qué?- Lo interrumpió Emily con fingido interés.

Morgan resopló

- Emily, no te burles de mí...

Ella se encogió de hombros.

- No me burlo...

Por supuesto, ambos sabían que mentía.

- Sí lo haces...

Negó con la cabeza.

- No, no lo hago... - Se quedó pensativa y se puso una mano en el pecho, adoptando una pose ofendida- ¡Oh vaya!- Exclamó con afectación- ¿Acaso ya no te gusto? ¿Ya no quieres hacer el amor conmigo?- Lo incitó recalcando su última frase.

Morgan sabía exactamente a qué estaba jugando, pero aun albergaba la esperanza de que conservara algo de su fuerza de voluntad.

- No es eso, ya te lo he dicho...- Lo había dicho con expresión seria, creyendo que ella entraría en razón, pero lo único que consiguió fue que ella le dedicara un pequeño puchero- Y no sigas diciendo eso de esa forma...

Lo miró con expresión inocente, conociendo de antemano lo que su pequeño divertimento estaba provocando en él.

- ¿El qué? ¿Hacer el amor?

Derek suspiró de nuevo. Estaba a punto de claudicar, y no había nada que pudiera hacer ya para evitarlo.

- Princesa, estás jugando con fuego- Le advirtió.

Ella se asomó al borde de la bañera, asegurándose de que Derek tuviera una buena visión de su anatomía delantera, hasta ahora sumergida en el agua.

- ¿No se trató siempre de eso?- Le susurró al oído. Se apartó un poco, ahora sentía curiosidad por su respuesta, pero Morgan parecía algo confuso - Entre nosotros, quiero decir...

Morgan la estudió con detalle. Tal vez sería sólo un tema de autosugestión, pero tenía la sensación de que el embarazo la había hecho más hermosa. Se sentía el hombre más afortunado de la tierra. Jamás, en los muchos años de "chico malo" cuando nunca salía más de dos veces con ninguna mujer, había imaginado que acabaría compartiendo su vida y creando una familia con alguien como Emily. La primera vez que la había visto, había sentido atracción por ella, pero al mismo tiempo era de esas mujeres que le resultaban inalcanzables, incluso para él. No había sido hasta que la había comenzado a conocer, que se había dado cuenta de los muchos matices de su personalidad, matices que no habían hecho más que incrementar su atracción por ella. El amor había venido más tarde, por supuesto. En realidad se había colado en sus vidas sin siquiera verlo venir, como un ladrón en mitad de la noche.

Y sin embargo...

- ¿Qué? ¿Jugar con fuego?- La interrogó- ¿Crees que si no hubiera estado prohibido, no habríamos terminado juntos?

Ahora lo sabía. Ahora sabía que ese había sido su destino desde el principio.

- Tal vez... Es una posibilidad... Supongo que resultaba más excitante- Argumentó Emily, solo que ahora no bromeaba. Su planteamiento era real.

Morgan se incorporó y se sentó en el borde la bañera. Luego se inclinó sobre ella, que lo observaba expectante.

- Emily Prentiss...- Sonrió y le rozó la nariz de forma cariñosa- Si no hubiera estado prohibido te habría hecho el amor muchos años antes...

Ella se apartó un poco, dejando un pequeño espacio entre ambos. El agua chapoteó a su alrededor, y algunas gotas salpicaron la camisa de Derek, que ya estaba parcialmente mojada.

- ¿Me habrías hecho el amor?- Lo cuestionó- ¿O habríamos hecho el amor?

Morgan se encogió de hombros.

- ¿Qué diferencia hay?

Ella le dedicó una sonrisa provocativa.

- Entra aquí dentro conmigo, y te lo muestro...

Jaque, mate. Derek asumió que había perdido la batalla y la guerra.

No le importaba demasiado, a decir verdad. Cada parte de su ser deseaba, anhelaba meterse en el agua con ella.

- Maldición....- Murmuró derrotado. Negó con la cabeza en un último intento de conservar su dignidad, a sabiendas de que no era más que retrasar lo inevitable. Allí en el agua se asemejaba a una ninfa capaz de hechizarlo con sólo una mirada- Eres una pequeña manipuladora... Lo sabes, ¿no?

Ahora Emily rio abiertamente.

- Lo sé... Y te encanta...

Y así fue como, poco después, Morgan terminó compartiendo el baño de espuma – Y algo más- con Emily.

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