EPILOGO

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Morgan contempló a la pequeña Gracie que dormía profundamente en la cuna.

Acababa de cumplir dos meses y sin embargo parecía que había estado con ellos toda la vida. ¿Era ese sentimiento parte del milagro de convertirse en padre o madre? Sospechaba que sí. No podía comparar la sensación de ser padre con nada que hubiera sentido antes. Era como si desde la primera vez que la había visto, su corazón se hubiera llenado de amor y felicidad. Se lo podrían haber explicado de mil formas distintas, pero hasta que había pasado por aquella experiencia, no lo había comprendido realmente.

Notó la mano de Emily sobre su hombro y luego su cabeza junto a la suya.

- No puedes dejar de mirarla, ¿Verdad?- Susurró Emily para no despertarla.

Aún estaba de baja por maternidad, así que sus decisiones respecto a su futuro laboral se habían retrasado un poco más. Al menos de cara a Strauss. Derek y ella lo había hablado y ninguno de los dos parecía dispuesto a continuar arriesgando sus vidas por aquel trabajo. Los dos querían estar allí para su pequeña, cada día y cada noche, así que habían acordado solicitar ambos el traslado a un destino más tranquilo, aún por determinar. Se lo habían comunicado a Hotch y tanto él como Rossi, estaban tratando de encontrarles algo más adecuado a la vida familiar que ambos deseaban.

- Aún no me parece real. Tengo miedo de que desaparezca si aparto la vista.

Emily dibujó una sonrisa en su rostro.

- Es real. Por fin es real.

Morgan se volvió hacia ella, y rodeándola por la cintura, la atrajo hacia él.

- Tú y yo... Nosotros... lo hemos hecho real... - Le acarició el rostro, y acercó su cabeza dejando que sus labios rozaran su piel- Te amo, Emily Prentiss.

- Te amo, Derek Morgan- Cerró la distancia entre ellos y se fundieron en un beso.

Un suave llanto, interrumpió el momento mágico

- Bueno, me temo que eso también es real...- Bromeó Emily- Tiene hambre.

La tomó en brazos con sumo cuidado y la acurrucó con amor.

El anillo de compromiso que lucía Emily en su mano desde hacía unos días, brilló fugazmente. Para sorpresa de todos, incluido él, que habría esperado algún tipo de reticencia, Emily había aceptado su petición de matrimonio sin dudarlo ni un instante.

Morgan la observó mientras se acomodaba en la mecedora para darle el pecho a la niña. Una sonrisa llena de amor floreció en los labios de Emily cuando comenzó a amamantarla, y en ese momento Derek pensó que mantendría aquella imagen en su retina para siempre, como tantas otras que se habían grabado en su corazón desde que Gracie había nacido.

Sí, era real, y no habría cambiado aquella realidad por ninguna otra.

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FIN

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