CAPITULO 24

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No era como si estuvieran haciendo el amor primera vez.

No lo era en absoluto, pero de alguna forma Morgan sabía que debía cuidarla más que nunca, y Emily, simplemente dejó que lo hiciera.

Se desnudaron el uno al otro lentamente, redescubriéndose mutuamente. Emily no tenía cicatrices físicas más que las conservaba de su secuestro por Doyle. Apenas la sombra del trébol tatuado a fuego en su pecho, y la línea blanquecina que atravesaba la piel de su estómago y que un día, casi le había costado la vida.

Las cicatrices del alma, sin embargo, seguían ahí. Morgan podía verlas en la tristeza que reflejaban aún sus ojos, en la forma en que a veces temblaba al tocarla y en la inseguridad que demostraba ante su propio cuerpo.

Había una parte de ella que se había perdido hacía seis meses, y Morgan no estaba seguro de si algún día podría recuperarla por completo.

Aun así, Emily se negó a detener lo que habían comenzado, sin importar cuántas veces Derek le preguntara si realmente estaba preparada para aquello. Era valiente, de eso no cabía duda, y sólo por eso, él la amaba más.

La primera luz del alba los despertó, acariciando sus cuerpos desnudos con la misma calidez con la que habían hecho el amor.

- Buenos días- Murmuró Emily todavía somnolienta. Hacía meses que no dormía tan profundamente. Sonrió al darse cuenta de que el motivo estaba justo delante de ella mirándola con amor.

Derek dejó un beso de mariposa en su nariz.

- Buenos días...- Sus ojos la capturaron de nuevo- ¿Has dormido bien?

Estaban recostados frente a frente, con las sábanas enredadas en sus cuerpos.

Emily asintió con timidez.

- Sí.... – Sus ojos indagaron en la claridad que entraba por el ventanal- ¿Qué hora es?

- Casi las diez... ¿Tienes hambre?

De nuevo Emily asintió, un poco avergonzada de reconocer que la actividad nocturna le había abierto el apetito.

- ¿Qué te parece si te quedas en la cama y te traigo el desayuno?

No era la primera vez que Morgan le servía el desayuno en la cama. Al contrario, aquel pequeño gesto había sido algo habitual durante el tiempo en que habían estado juntos.

Emily podía asegurar incluso que aparecería con unas tostadas con mermelada, zumo de naranja y si tenía la oportunidad, con una flor.

- Me parece que estás ganando puntos esta mañana- Bromeó.

Derek le hizo un guiño y se levantó, de modo que en unos segundos Emily tuvo una visión panorámica de su anatomía.

Se mordió el labio inferior conteniendo su impulso inicial de arrastrarlo de nuevo hacia ella. No se había dado cuenta de cuánto echaba de menos el sexo con Morgan hasta que él se lo había recordado caricia a caricia y beso a beso, borrando cualquier rastro de aquella noche fatídica que los había separado.

Morgan se puso la ropa interior y unos jeans y con un último beso, salió de la habitación.

Emily sonrió para sí misma y se envolvió en la sábana, disfrutando de aquellas primeras horas en las que nada importaba fuera de aquellas paredes.

Unos minutos después, Morgan regresaba y colocaba sobre su regazo una bandeja con el desayuno que acertadamente ella había anticipado. Incluso la flor. Una rosa blanca que Morgan había cortado de la rosaleda del jardín.

- Gracias- Dijo. Se apartó a un lado para hacerle sitio- Untó una tostada con mermelada y se la ofreció.

Morgan rehusó con un gesto de su mano.

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