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Doblaron en una esquina, abriendo la puerta de algun baño público y entrando en ella con las respiraciones aceleradas

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Doblaron en una esquina, abriendo la puerta de algun baño público y entrando en ella con las respiraciones aceleradas.

El lugar era estrecho y oscuro, tan pequeño que apenas entraban ellos dos sin que se tocasen. De hecho, era tan pequeño que Joaquín podía sentir la respiración de Yoongi en su nuca, erizando su piel.

- ¿Crees que se haya ido? - murmuró Emilio.

Joaquín pegó más su oreja en la puerta, tratando de alejarse un poco, pero el espacio era demasiado reducido. Ese tipo de baños publicos eran individuales, con apenas dejándote mover por el lugar. Aunque ciertamente eran limpios, nunca le gustó entrar a uno.

- Eso... Creo - aclaró su garganta, relajándose un poco.

- ¿Por qué estaba Mickey en ese callejón, y sin su correa?

Se giró, tratando de buscarlo, pero no podía ver nada. Estiró el brazo, tanteando la pared hasta encontrar el interruptor y así encender la luz. Se sorprendió al ver lo cerca que estaban, prácticamente estarían unidos si ni fuese por los dos cachorros. Podía percibir mejor el aroma del pelinegro, un dulce perfume varonil combinado con el ligero sudor de haber corrido tantas cuadras. Se obligó a apartar la mirada, pues se empezaba a sentir nervioso.

- L-lo perdí de vista... Unos momentos - murmuró.

- ¿Por qué?

- No lo sé, me distraje.

- Ah.

Se removió nervioso, tratando de acomodarse mejor en aquel espacio intentando al mismo tiempo de no aplastar a los cachorros.

- Deja de hacer eso.

- ¿Qué? - lo miró confundido.

- No te muevas.

- Yo sólo... Trato de acomodarme - rodó los ojos.

- Pues no lo hagas.

Frunció.

- ¿Por qué?

Emilio apartó la mirada, dejando ver su mandíbula tensa. Joaquín frunció más, bajando la mirada unos segundos.

Oh.

- Y-yo...

- Callate.

Tragó saliva, y asintió. Girándose lentamente para volver a pegar la oreja a la puerta, dándole sin querer una buena vista al pálido chico. Sintió sus mejillas calentarse, nunca pensó que eso llegase a suceder algún día.

- ¿Qué haces?

- Me acomodo - murmuró, siguiendo removiéndose por aquel lugar tratando de no aplastar a Mikey. Por lo que se sostuvo con su antebrazo legado a la puerta, acercándose más hasta sentír...

-. Por favor dime que traes una pistola de agua.

- Traigo una pistola de agua - murmuró el otro.

- Bien.

Las mejillas de Joaquín estaban que estallaban por aquel momento tan... Vergonzoso. Sabía que no era una pistola de agua lo que sentía en su trasero, pero prefería creer eso.

- Tal vez debería...

- Quieto - le advirtió -. No. Te. Muevas.

Asintió, pegando su frente a la puerta totalmente avergonzado. Hubo un silencio incómodo, donde sólo podía escuchar los latidos de su acelerado corazón.

Tenía que terminar en esa situación con ese chico, claro que sí. Parecía una conspiración del universo contra él.

Esa vez fue Emilio quien se movió, haciendo que la pistola de agua se restregara por su trasero por unos momentos.

- ¿Q-qué haces? - lo miró sobre su hombro.

- Me pica la espalda - se excusó, mirándolo serio.

- Pues no te muevas tanto - pidió, mirando nuevamente la puerta.

- Tranquilo, ya casi llego.

Y siguió moviéndose un rato más, causando que Joaquín cerrara los ojos con fuerza mientras mordía su labio, tratando de controlarse. Poco a poco sintió su propia pistola de agua en sus pantalones, pero eso era algo que Emilio no debía saber.

- Deja de moverte - pidió entre dientes.

Emilio estaba por hablar, pero el móvil de Joaquín anunciando una llamada desde su bolsillo trasero lo interrumpió.

Joaquín estaba por tomarlo, pero una mano introducirse en el bolsillo y sacar el móvil le ganó, haciendo que sintiese un cosquilleo.

- G-gracias...

Contestó sin ver de quién era.

- ¿Hola...?

- ¡Joaquín, ¿dónde estás?! - la voz preocupada de Dylan se hizo notar - ¡Se supone que estamos buscando a Mickey, no a ti!

- Estoy... - Emilio se sobresaltó al sentir algo detrás suyo, pegándose a Joaquín por auto reflejo, presionando la pistola en su trasero - ... B-bien..

Aquel sonido no fue bueno.

- ... ¿Seguro? Suenas... Raro...

- Sí... - suspiró - ¿Dónde estás? Encontré a Mickey...

- ¡¿En serio?! Estamos en el parque, ¡no tardes!

Colgó.

- Emilio... - apenas se escuchó.

- Sentí algo detrás... Perdón - el chico estaba del mismo modo.

- Está bien... Sólo... - mordió su labio - Quita las manos de mi trasero.

 - mordió su labio - Quita las manos de mi trasero

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✩Sweetie✩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora