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- No te creo - Alejó lo miró con los ojos achicados

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- No te creo - Alejó lo miró con los ojos achicados. 

- Es verdad. 

- Pues Mickey llegó sano y salvo ayer con Dylan, ¿por qué dices que Joaquín lo tenía y lo perdió? 

Emilio se encogió de hombros. - Eso fue lo que dijo. 

Ambos intercambiaron miradas, Emilio estaba actuando demasiado raro la mañana de ese día. Estaba callado, su mirada estaba mucho más perdida, se encogía demasiado de hombros y lo más importante, no hablaba de Joaquín como si se estuviera quejando. 

- Ok, ¿qué pasa? - Camilo lo miró serio. 

- No me pasa nada - lo miró confundido 

- ¿En serio? - Alejo miró detrás de él - ¡Oh, mira! Joaquín Bondoni está alimentando a una ardilla por allá. 

Emilio se giró aburrido, mirando así a Joaquín a unos metros sentado bajo aquel gran árbol, alimentando a una que otra ardilla que camina por ahí, con aquella sonrisa tierna en su rostro. 

- ¿No es perverso? - Camilo lo imitó, mirando su reacción.

Emilio se giró nuevamente, con aquella mirada perdida. 

- Como sea - pasó una mano por su rostro -. Nos vemos luego chicos. 

Y se fue, dejándolos solos. 

- Algo le pasa - dijo Camilo, mirándolo desaparecer por las puertas traseras. 

Alejo asintió estando totalmente de acuerdo.         

Emilio metía y sacaba los libros de su casillero, escuchando el murmullo de los pasillos de fondo

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Emilio metía y sacaba los libros de su casillero, escuchando el murmullo de los pasillos de fondo. Soltó aire, cerrando el casillero y acomodando la mochila sobre su hombro, cerró el casillero y se dio la vuelta, tropezando con alguien que pasaba por ahí. Tirando todos los libros que la persona llevaba. 

- Lo siento... - lo miró bien - Joaquín. 

El castaño alzó la mirada, sonriendo con timidez. 

- Está bien, no importa - agitó la amo quitándole importancia. 

Emilio no dijo nada, lo miró desde arriba recogiendo las libretas. Joaquín empezaba a sentirse nervioso ante su mirada, ¿por qué seguía ahí siquiera? El azabache desvió la vista hacia la retaguardia de Joaquín que se movía por el suelo recogiendo los libros, y sin poder evitarlo las imágenes del sábado pasaron ante sus ojos. 

Joaquín se levantó, tratando de sostener el montón de libretas entre sus brazos. Miró a Emilio a los ojos sin decir nada. Una libreta cayó y Emilio se agachó a recogerla. 

- G-gracias. 

- ¿A dónde vas con todo eso? 

- Nadie quería llevar las libretas a dirección, así que me ofrecí - se encogió de hombros. 

Emilio asintió. Mordió su labio y se dio media vuelta, empezando a caminar hacia su siguiente clase. 

- ¡Ten un buen día! - aceleró el paso cuando escuchó su voz, doblando en el primer pasillo. 

Joaquín miró a Emilio alejarse. Aplanó los labios y suspiró. Sí, quizás haya tenido aquella esperanza de que el chico pálido lo ayudara con las libretas. Y sí, quizás se haya sentido como un idiota al haberlo creído. ¿Por qué lo haría? No tenía porqué. 

Quizás fue tonto ilusionarse por el incidente del sábado.

Quizás fue tonto ilusionarse por el incidente del sábado

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✩Sweetie✩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora