El viernes había llegado y con eso la visita a la casa de ancianos de Seúl.
Decir que Emilio estaba emocionado de estar junto a muchas personas mayores que olían a ese peculiar aroma de abuelitos combinados con cientos de medicamentos, a los cuales había que cuidar como niños, era mentir. Porque no, Emilio no estaba emocionado, pero tampoco estaba disgustado. Ese día sólo quería dormir para descansar de la semana agotadora que había pasado.
Se encontraba sentado junto a Alejo en los asientos del autobús que los llevaba junto a sus compañeros de mismo grado hacia aquel lugar. Sus audífonos estaban en sus oídos y la música caminaba por los cables hasta llegar a ellos. Miraba por la ventana aburrido, viendo a los coches pasar. Su autobús se detuvo y otro también lo hizo a su lado, donde transportaba a chicos de su misma escuela de grados inferiores.
Casualmente Joaquín estaba en la ventana de frente a él.
El ahora pelir-rosado no hacía nada, sólo tenía apoyada su cabeza en la ventana, con los ojos cerrados y audífonos puestos, profundamente dormido. El ruido de su autobús era mucho más fuerte en el que él iba, los compañeros de Joaquín cantaban, reían e incluso bailaban eufóricos. Quizás Joaquín debía estar demasiado cansado para dormir con toda esa algazara.
Lo miró fijo, viendo su pecho subir y bajar tranquilamente, con sus cabellos rosados sacudirse ligeramente y sus gruesos labios entreabiertos. Se veía tan calmado, tan pacífico, que incluso le pareció tierno. Pero entonces el autobús se movió, privándolo de la vista, para luego el suyo seguir su camino.
- Que lindo se ve ChimChim durmiendo, ¿verdad?
Emilio dirigió su mirada a Alejandro, quien le sonreía con ambas cejas alzadas. Quitó sus audífonos, fingiendo no haberlo escuchado cuando claramente lo hizo.
- ¿Eh?
- Que ya llegamos.
El autobús se detuvo, abriendo sus puertas y dejándolos salir. Salieron en orden, formándose cerca de su profesor a cargo. Emilio fue el último en salir, siendo lo primero en notar el letrero en el césped que decía el nombre de aquel lugar. Buscó entre las cabezas una en especial, sin saber porqué realmente.
- Bien jóvenes, pongan atención - el profesor llamó -, tendrán que escoger a un compañero de un grado inferior o superior, no importa quién sea. Esto es para la evaluación que ustedes harán de sus compañeros sea más justo, ¿estamos de acuerdo?
Todos confirmaron en coro.
- Bien, busquen un compañero y entren en orden.
Después de ordenar, todos se revolvieron. Emilio miró a Alejandro llamar a Dylan de forma cariñosa, siendo correspondido por una risa y mejillas teñidas, luego estaba Camilo, quien obviamente estaba con Asher. Todos empezaban a tener parejas, menos él, lo cual no sorprendía, pues no conocía a casi nadie de otros grados. Pero igual ofendía. ¿Por qué no querían acercarse? Lo cierto era que un par de chicos estuvieron a punto de hacerlo, pero al ver la mirada helada que tenía decidieron no hacerlo. Él podía intimidar.
- Emilio hyung - una voz somnolienta lo llamó.
Giró la cabeza, mirando a un peli-rosado tallar su ojo izquierdo y cubrir un bostezo. Joaquín le sonrió adormilado.
- ¿No tienes a nadie?
- Sí, se llama Virginia y está aquí, ¿la ves? - apuntó a la nada con sarcasmo. Joaquín rió somnoliento.
- ¿Quisieras estar conmigo? Lo cierto es que apenas me levanté y ya todos tenían pareja, ¿qué dices?
Emilio lo miró bostezar nuevamente, tallando sus ojos y dándose palmaditas en ambas mejillas para despertar completamente. Pensó que en ese estado tan sólo causaría problemas.
- No tengo opción.
Pero aún así aceptó.
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✩Sweetie✩
Fanfiction«Mírenlo siendo tan lindo y adorable... debe ser un truco, quizás trama algo. Ese niño no es normal, es demasiado amable para ser real, debe ocultar algo realmente oscuro. iEs perverso! ¡El mal personificado! Si buscas en el diccionario la palabra "...